Más de 448 mil chubutenses podrán optar entre 9 listas para definir cuáles serán los candidatos que se enfrentarán en las elecciones generales de noviembre para la renovación de las bancas en Senadores y Diputados. Pero en realidad, hoy comienza a jugarse otra batalla: la de quiénes quedarán posicionados para pelear por la provincia dentro de dos años.
Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que estamos ante una de las elecciones menos convocantes de la historia: hay un contexto sanitario inédito producto de una pandemia mundial, que obligó a postergar la fecha de votación para que se pudiera avanzar con el plan de vacunación; y para colmo, hubo una campaña electoral muy pobre que no logró entusiasmar a la gente. Con semejante previa, existe la sensación de que hoy, en la celebración de las PASO, podría vivirse un alto nivel de ausentismo y las encuestas coinciden en resaltar el elevado porcentaje de indecisos que van a definir su voto a último momento.
Si esta predicción de apatía general se llegara a cumplir, mucho habrán tenido que ver las pobres propuestas de campaña de cada uno de los espacios políticos, algo que ya hemos analizado desde esta columna. Es cierto que las elecciones de medio término suelen entusiasmar menos a los votantes que aquellas en las que se definen cargos ejecutivos en la nación, la provincia y los municipios. Pero si a esto se le suma una previa marcada por las consignas vacías, los slogans marketineros y la chicana permanente sobre las culpas del pasado, se entiende que a la gente no le interese una pelea que le resulta ajena y que siente que no le modifica la vida.