El paralelismo es increíble. Justo el 20 de diciembre, pero 20 años después del «argentinazo», la movilización popular se llevó puesta a la zonificación minera en Chubut. Las múltiples represiones, la presión política y los montajes mediáticos para demonizar a los miles que protestan tozudamente pudieron evitar que los chubutenses salieran a las calles en una revuelta social indetenible. Lo siguen haciendo para exigir la derogación definitiva y rechazando la trampa dilatoria del plebiscito. La apertura minera fue derrotada, la clase dirigente se fragmentó, reculó y se acomodó a lo inexorable. Mientras tanto, un desconcertado y errático Arcioni intenta desesperadamente evitar tener que salir de la derruida Casa de Gobierno como lo hizo De la Rúa en un helicóptero.
Satisfacción, alegría, desconfianza y exigencia son los principales estados de ánimo que predominan hoy en una provincia de Chubut donde un 20 de diciembre -pero de 2021- la movilización popular derrumbó el intento de apertura minera pretendido con la Ley de Zonificación que fuera aprobada entre gallos y medianoche.
Las similitudes con el 19 y 20 de diciembre de 2001 son inocultables. Las manifestaciones multitudinarias y cotidianas, las barricadas y las fogatas contra la represión, las detenciones arbitrarias, el incendio de edificios públicos y las campañas mediáticas para construir falazmente un enemigo violento y antidemocrático son un calco de lo sucedido hace 20 años; ahora en la convulsionada Chubut Rebelde.
Ya sin margen de maniobra y tras quedarse en la más absoluta soledad política, con un enorme vacío de poder y tras una categórica derrota electoral en las urnas que se manifestó físicamente en las calles, el gobernador Mariano Arcioni anunció de manera poco ortodoxa -a través de su cuenta de Twitter- que daba marcha atrás con la zonificación.
En una pirueta que lo dejó desnudo y expuesto, el primer mandatario provincial buscó desmovilizar a los miles de chubutenses que se vienen manifestando en las calles desde la noche del pasado 15 de diciembre.
Los primeros cinco días que conmovieron a Chubut lo fueron arrinconando, quebraron el andamiaje político que consiguió con esos largamente trabajados votos a favor de los 14 diputados -más el aporte táctico de los ausentes y los que rechazaron el proyecto-
La clase política dirigente de los partidos tradicionales lo bancó en el arranque del proceso, incluyendo obviamente al propio presidente Alberto Fernández.
Por eso en la oscura noche del 15 de diciembre nadie hablaba de tirar abajo la zonificación. Los días fueron pasando, las movilizaciones creciendo geométricamente y el «acuerdo» político que estaba atado por el hilo del interés más especulativo se fue resquebrajando.