Lo aseveró a Radio 3 Anabel Guerra, una de las damnificadas por el devastador incendio al norte de Puerto Madryn y referente del grupo que conforman otros 21 propietarios de campos que sufrieron enormes pérdidas, en algunos casos totales. Dijo que el incendio se propagó por negligencia, criticó que “hay muchos caciques” y consideró que es necesario una macro estructura en el combate de incendios de campos. “El abandono de campos no es desidia, a muchos no nos quedó otra que bajar la guardia porque no ha habido políticas para el sector”, expuso. Dimensionó que “si no levantamos rápidamente los alambres habrá que mensurar de nuevo”.
“Nosotros tenemos hace muchos años la Asociación de Propietarios de Predios de Península Valdés, más de 20 años que existe PROPENVAL con personería Jurídica, todo absolutamente en orden y tenemos un grupo de WhatsApp por el que nos acompañamos siempre por distintas cuestiones”, recordó Guerra en el inicial extensa charla con De Cara a la Actualidad.
“Obviamente ese grupo fue una herramienta fundamental para comunicarnos y darnos una mano, por el corte de ruta algunos quedamos del lado de Madryn y otros del lado de El Desempeño, con lo cual nos fue útil estar comunicados y demostró la enorme solidaridad de los vecinos en medio de la gran desidia de los que tenían que intervenir para frenar el fuego”, analizó.
“En ese momento empezamos a pensar que íbamos a tener que unirnos con el resto de los propietarios que están más allá del Área Protegida de Península de Valdés, como siempre digo el fuego no tiene jurisdicción, de hecho empezó en la Ruta 3 y terminó en la Isla de los Pájaros», dimensionó.
Recordó que la semana pasada compartió una recorrida por los campos arrasados con el ministro de la Producción, Leandro Cávaco, y el director de Flora y Fauna, Fernando Bersano.
«La evaluación había surgido antes de parte de nuestra, porque hay una gran diversidad de realidades; había campos en actividad productiva con ovejas, otros con ganado bovino y otros vacíos», precisó la damnificada.
Muchos campos están abandonados porque no ha habido políticas ganaderas desde hace muchísimos años, en mi caso tuve que bajar la guardia hace tiempo porque al estar en un Área Protegida son muchas limitaciones las que uno tiene y más allá de la sequía y las cenizas, el puma me empezó a hacer estragos y al ir vaciándose los campos de otros vecinos, fue más difícil sostenerlo, poder controlarlo y nunca hubo ningún tipo de acompañamiento de parte del Estado para resarcir todo aquel daño que generan las especies que están protegidas, nos pasaba con el guanaco», explicó.
«Los primeros protectores del espacio natural hemos sido los propietarios de campo y se había mantenido porque por años estuvo cuidado. Pero cuando empezó esa gran protección a la fauna silvestre, el guanaco por ejemplo, sobre nosotros caía económicamente el sostener si rompían un alambre, una bebida o si el molino tenía que trabajar el triple o el cuádruple para sostener las bebidas con agua por la cantidad que el guanaco toma», fundamentó.
«Nadie, en ningún momento, nos resarció de esos costos, los tuvimos que solventar un montón de gastos sin ningún tipo de ayuda. Y a partir de ahí empieza la gran escalada hacia abajo cuando ingresa el puma, que hace estragos, más si es una madre con cachorros. No mata para comer, una madre con cachorro puede matar 30, 40 animales en una noche, se terminan muriendo porque los desgarran», lamentó.
«Eso ha llevado a que muchos campos estén vacíos con la consecuencia de que por un lado haya mucha pastura que termina siendo un gran combustible, y por el otro lado hay ganaderos que tienen afectada una gran diversidad», sostuvo Guerra.
«Los campos que están sin hacienda no es por negligencia o abandono propio de los propietarios, sino porque de verdad hemos tenido que bajar la guardia, por los enormes costos, por las presiones impositivas y por la falta de políticas para el sector desde hace muchos años», insistió.
Agarren el mapa de la Provincia y se darán cuenta que es altísima la cantidad de campos abandonados», ejemplificó.