«En un año no ha cambiado mi dolor. Al revés de lo que la gente piensa, mientras más pasa el tiempo más se siente su ausencia, pero me toca estar de pie para seguir luchando», cuenta Claudia Costa Basso (62), viuda de Tino John, el hombre que fue fusilado por efectivos del Grupo de Operaciones Especiales de la Policía de Chubut el 27 de mayo de 2021. A raíz de las irregularidades en el operativo y la aplicación de la doctrina de mano dura del ex ministro Federico Massoni, se generó un fuerte clima de indignación en la comunidad provincial, nacional e internacional. A un año de la muerte de Jhon, todavía no se ha dictado la apertura formal de la investigación, mientras continúan apareciendo pruebas de que la escena fue modificada para favorecer a las Fuerzas de Seguridad.
Las hipótesis planteadas fueron rechazadas por el fiscal Carlos Díaz Mayer (el mismo que dictó la orden de intervención del GEOP aquel 27 de mayo), quien cerró el caso y estableció el «legítimo uso de la fuerza» en el marco de un «acto de defensa». El entonces ministro de Seguridad Federico Massoni compartió la visión que beneficiaba a sus fuerzas y se refirió a Tino John como un sujeto «altamente peligroso» que fue «neutralizado» sin romper ningún protocolo vigente.
La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de la región Noroeste de Chubut ya advertía un recrudecimiento de la violencia institucional meses antes del asesinato de John. La fuerte presencia policial en las calles debido a la pandemia intensificó la violencia policial y las detenciones arbitrarias.
Actualmente, la familia de John lucha por abrir la investigación y separar a los responsables de sus cargos. Desde hace un año, no dejan de luchar para ser escuchados; denunciaron múltiples irregularidades y muchas puertas institucionales cerradas.
«Lejos de desgastarme, cada vez soy más dura. No voy a permitir, mientras viva, que lleven la investigación de forma mediocre, que traten de tapar lo intapable», ratificó Claudia en diálogo con El Extremo Sur. Criticó la intención de las Fuerzas de investigarse a sí mismas y denunció el «blindaje mediático» que promovió el silencio absoluto en medios nacionales.
Este viernes varias localidades chubutenses se movilizarán para exigir Justicia, mientras la comunidad internacional mira de cerca y acompaña.
Una investigación hermética y muchas irregularidades
El relato oficial habla de un acto de defensa legítimo contra un hombre «peligroso» e «impredecible». Según versan los efectivos, no había posibilidad de contener a John sin matarlo. El propio Massoni, sin haber estado en la escena, garantizó que los efectivos cumplieron con el protocolo de uso de armas de fuego que él mismo promulgó en 2020.
El operativo estuvo a cargo de Oscar Martinez, Comisario de El Hoyo. Claudia relató unos días después de lo sucedido que al llegar a la propiedad notó algo que se movía a los alrededores, y que finalmente vio a dos miembros del GEOP cuando ingresó a la vivienda. Intentó alertar a su pareja y trató de impedir que ingresaran los efectivos sin que mediaran palabras de parte de los policías; una conducta esperable frente a una situación de este calibre. No obstante, Massoni calificó la actitud de Claudia como «hostil» y la señaló por obstaculizar el operativo.
El escudero relató que «tiró al boleo» tras arrojar una granada de estruendo. El disparo -efectuado con una pistola 9 mm reglamentaria con mira láser- dio en la frente de Tino.
El informe oficial sostiene que Tino John efectuó tres disparos desde el umbral de arriba de la vivienda, y que fue ultimado por un disparo en la cabeza efectuado por uno de los efectivos del GEOP. No obstante, la pericia realizada por Enrique Prueger (perito de parte de Claudia), desmiente esta versión. Sus pericias indican que el rifle de John no estaba en la escena del crimen,
Los efectivos reiteraron qué Tino respondió con disparos ante un intento de mediación, y fue herido de muerte precisamente cuando se asomaba a disparar. Lo cierto es que no se agotaron todas las instancias. Prueger, por su parte, precisó que en los 200 metros que recorre Claudia desde la tranquera hasta la casa, no fue interceptada para iniciar una posible negociación. Fue reducida y maniatada.
También sostuvo que el cuerpo de Tino fue movido en dos ocasiones para simular el enfrentamiento. Destaca que el arma de Tino no estaba en la escena del crimen, sino que se encontraba en la planta baja, por lo que el perito puede aseverar que al menos dos de los disparos que se adjudican a Tino no fueron realizados desde arriba, sino que fueron parte de la reconstrucción de la escena que hizo el GEOP, ya con la presencia de la fiscal en la casa.
Los responsables insisten con la hipótesis del enfrentamiento armado, pese las declaraciones de vecinos que afirmaron que el hombre padecía de trastorno bipolar y sufría de estrés pero que nunca había sido violento con sus pares.
Otro punto clave es el secuestro de las cámaras Go-Pro que llevaban los efectivos. Se habló de cámaras apagadas y vídeos perdidos. Prueger demostró que ninguna de las cámaras filmó nada, por lo que no hay pruebas audiovisuales para que la verdad salga a la luz.
Balance de un año de lucha
En diálogo con El Extremo Sur, Claudia habló de un año difícil, cargado de dolor y de cansancio. «A un año, todo sigue igual», sostuvo. «Me destrozaron la vida en 5 minutos. Ha sido una lucha constante y desgastante. Pero siento que Tino me da la fuerza, cada vez soy más dura». Advirtió que no quiere lecturas políticas de su testimonio: «Yo soy apolítica. Simplemente creo en las instituciones. Me tomé el trabajo de escribirle a todos los diputados y senadores, y sólo me respondieron dos: [Edith] Terenzi y [Nacho] Torres». Y agrega: «Ellos lograron presentar el pedido de investigación y apertura de la causa, recién el 7 de abril».
«También tengo acompañamiento de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación con la Dirección Contra la Violencia Institucional y de la APDH Noroeste. Están conmigo desde el inicio, pidiendo cosas que hasta la fecha no se cumplen: que se aparten a todos los implicados de su funciones, que aparten a jueces y fiscales intervinientes de la causa y que se ponga a cargo de la investigación a una fuerza distinta de la policía de Chubut. El mismo fiscal, los mismos jueces, la misma auxiliar de fiscalía y la Policía se están investigando a sí mismos. Por eso estamos a un año y todavía no abren la causa», detalla.
El 8 de mayo, Día contra la Violencia Institucional, Claudia fue invitada a la Cámara de Diputados, donde junto a otros familiares de víctimas «pudimos exponer nuestros casos. Les conté lo de Tino, y les dije que acá el poder judicial, policial y político están en la misma telaraña. Les dije ‘crucé el muro de Berlín y les vengo a pedir ayuda’. Si Nación no ayuda, buscaré a la comunidad internacional, que ya está al tanto. Me dijeron que primero debo agotar todas las instancias de mi país: yo creo que ya las estoy agotando», expresó.
Remarca que no hay respuestas sobre la falta de avances: «El 27 de abril fuimos con Nelson Ávalos (APDH Noroeste Chubut) y Daniel Gómez Lozano (APDH Nacional) a la Fiscalía, para hablar con Díaz Mayer. Lo anunciamos el día anterior, y resulta que justo ese día se tomó licencia. Quisimos hablar con la auxiliar que estuvo todo el año con el caso y fue la que llegó ese 27 trágico a casa. Se había ido a Esquel. La misma secretaria nos dijo que la Dra. Monge se lleva el expediente en la cartera. La respuesta fue ‘tenemos que ver'», relata Claudia. «Me ningunean, yo creo que me subestiman».
«Con Tino éramos felices, estábamos empezando a organizar una hostería chiquita para jubilarnos y poder viajar», recuerda. «Y de golpe acá, luchando todo el año, con este dolor enorme. Yo tenía otra vida. ¿Y encima tengo que rogar justicia? Eso no lo voy a aceptar jamás», sentencia.
«Tino no vuelve más, mi vida se destrozó para siempre. Pero Tino quedará en la conciencia de los responsables, si es que la tiene. No voy a permitir que tapen esto como tantas otras cosas han tapado. Es el mismo modus operandi en todo el país. Es triste, pero hasta eso nos une: el desgaste de la lucha en medio del dolor», expresa Claudia. «A ver si la gente despierta. ¿O están esperando que le toque? Con Tino veíamos esos casos y nos conmovía. Pero nunca pensás que te va a tocar».
Blindaje de los medios
Para Claudia, resulta «sospechoso» el «blindaje» de los medios nacionales: «Parece que alguien protege a la provincia. Se quemó el Cerro Piltriquitrón y a los dos minutos estaban todos los medios nacionales. Estuvieron filmando y cubriendo el tema de los incendios a metros de la casa y nadie habló de Tino».
Dos meses después del asesinato de Tino, fue convocada por C5N para hablar del caso: «Pensé ‘ahora va a salir en todos lados’. Y no, total silencio». Claudia impulsó dos campañas, y una de ellas estaba dirigida al presidente Alberto Fernández, de quien no obtuvo respuesta. Es por eso que le sorprendió cuando se mostró consternado en redes sociales por el asesinato de Lucas, otra víctima de violencia policial. «Yo le contesté «‘¿somos ciudadanos de segunda?’. ¿Qué diferencia hay entre Lucas y Tino? Nos cansamos de llamar a los canales. Yo creo que alguien dijo que había que proteger a Chubut para que esto no salga a la luz», denuncia.
«Hay fotos del exterior con la misma imagen de Tino traducida a varios idiomas», remarca Claudia. «si creen que afuera no se enteraron, están equivocados».
Testigo clave
Claudia se refirió a la prueba central de las Go-Pro: «Parece que fueron desprolijos, pero no, son grandes actores. Las cámaras de pronto no funcionaban, estaban apagadas o las filmaciones fueron borradas. Yo todavía me despierto a la mañana con la escena de la escalera, viendo a los efectivos entrar con linternas y cámaras en los cascos», recuerda. «Prueger dijo que está probado que a Tino lo mataron a sangre fría con un disparo en la cabeza mientras a mí me tenían atada, y después movieron toda la escena. Yo lo recuerdo porque me movieron de la escalera, veía que subían y bajaban, los de azul (Policía local) y los de verde (GEOP). A los 20 minutos vino alguien vestido todo de negro y arrojó sobre la mesa la orden de allanamiento. ‘¿Ustedes me están tomando el pelo?’, pregunté, y me dijo: ‘¿Me da la clave de wifi?’. Un sarcasmo que no olvidaré».
Claudia sabe que es factible que hayan modificado la escena porque «tuvieron todo el tiempo del mundo». Y subraya: «Yo no alcancé a subir la escalera, justo me agarraron. Si me hubieran matado, quién sabe lo que dirían sobre lo que pasó en la casa».
Pese a los obstáculos, Claudia espera que este caso pueda despertar mayor conciencia social: «Ojalá la gente se de cuenta, al principio me dolió mucho la indiferencia de la gente. Pero si les toca, si quieren me llaman y les paso números de teléfono. No es por Tino y por mi. Mi vida igual ya está hecha pedazos. Pero si esto no para, mañana van a ser más», reconoce. «La convocatoria para marchas llegó a Trelew y Esquel. Pero la provincia es grande. ¿El resto no escuchó?», cuestiona.
Recuerda a Tino como «un hombre íntegro, con el alma hermosa, trabajador como pocos, muy solidario. Ayudaba, pagaba de más si podía a los que trabajaban. Trabajó desde muy chiquito y sufrió mucho, por eso ayudaba siempre a la gente a conseguir un trabajo. Le dio empleo a más de 300 familias en el Bolsón y alrededores. Fue productor de frutas, camionero, albañil», recuerda Claudia.
Relató que antes de su muerte estaban planeando construir una pequeña hostería para jubilarse y «disfrutar de la vida». Pide que «lo recuerden como era, porque los que lo conocieron saben que era así, no son sólo las palabras del amor de su vida. Éramos un motor mutuo, así que ahora estoy a medio motor. Aunque Tino no vuelva, quiero que la verdad salga a la luz», concluye.