Como cada día 4, la movilización recorrió las calles de Esquel. «En democracia nuestros representantes deben cumplir con los compromisos adquiridos durante las campañas» señalaron.
Como cada día 4 la Asamblea del NO a la Mina organizó su tradicional movilización para sostener la negativa a la radicación de emprendimientos megamineros en la zona.
En ese marco, la concentración partió desde la Plaza General San Martín y recorrió las calles céntricas de la ciudad.
En ese marco se dio lectura al documento de los vecinos que comenzó con una defensa de la democracia, luego de lo sucedido con el intento de magnicidio de la Vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner.
«Hoy vecinxs, la mayor parte de quienes habitamos el territorio argentino estamos pensando que, con limitaciones y contradicciones, la democracia sigue siendo la mejor elección como sistema de gobierno. El atentado a la vicepresidente de la nación nos preocupa y nos alarma porque no queremos vivir en un país donde reine la barbarie. Somos, ante todo, defensores de una democracia donde el respeto a los derechos de lxs ciudadanxs debe ser una prioridad.
Entendemos la indignación de quienes observan atónitos que los pensamientos disímiles se traten de frenar con balas, como las que recibimos en diciembre de 2021 durante el Chubutazo por parte del gobierno de Arcioni, con la connivencia del actual gobierno nacional y del actual superministro Sergio Massa. Uno tras otro, los gobiernos de turno han insistido con llevar adelante en nuestro territorio emprendimientos extractivistas que no cuentan con licencia social para beneficiar a un poder económico concentrado, para pagar una deuda externa espuria de la cual el pueblo no se ha beneficiado. Y la moneda corriente para instalar los proyectos extractivistas ha sido el ajuste, la represión, el espionaje ilegal y la creciente criminalización de la protesta.
En la democracia que defendemos, se debe respetar el derecho al acceso al agua potable, los derechos constitucionales establecidos en el artículo 41 de nuestra Constitución Nacional, el derecho a la libertad de expresión y a la protesta, los mecanismos de democracia semidirecta, se debe respetar la voluntad de los pueblos que exigen vivir en un ambiente sano, la consulta previa, libre e informada a los pueblos originarios, entre otros. Porque si hay algo que distingue a la democracia de otros sistemas políticos es su indispensable apego al Estado de Derecho y al principio de la legalidad.
La democracia requiere de poderes independientes, de un Poder Legislativo que represente al pueblo y no se condicione por los requerimientos del Poder Ejecutivo como cuando aprobaron la zonificación minera. Y jamás puede ocurrir que tengamos un Poder Judicial que naturalice la represión de la fuerza policial como forma de coerción al pueblo, y avance encarnizadamente en la penalización de defensores y defensoras del ambiente en contra, por ejemplo, del acuerdo de Escazú.
En democracia nuestros representantes deben cumplir con los compromisos adquiridos durante las campañas electorales; en democracia no se criminaliza, encarcela, amenaza y tortura a los defensores del agua; en democracia no se gobierna para favorecer a los grandes poderes económicos perjudicando al pueblo. Es inaceptable que la democracia se encuentre al servicio de quienes concentran el poder económico, y no al interés y la paz de los pueblos, representando una amenaza sobre la construcción permanente de legitimidad.
Exijimos que los actos de los poderes del Estado respeten el objeto de nuestra constitución: la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para TODOS los que habitamos este suelo.
Nosotrxs queremos defender la democracia y sus valores principales: la igualdad, la libertad, el pluralismo y la tolerancia a la diversidad. Para preservarla es imprescindible identificar todo aquello que atenta contra ella, como es la violencia y como son claramente los extractivismos en todas sus formas. Por ello, el pueblo catamarqueño afectado por los proyectos mineros Bajo la Alumbrera y MARA define a las reglas de juego en sus territorios como “dictadura minera”.
La paz social, la soberanía y la democracia estarán en riesgo mientras se siga ajustando, contaminando y persiguiendo al pueblo, para pagar la deuda ilegal al FMI.
Por todo lo expresado, hoy marchamos diciendo:
¡DEFENDER EL AMBIENTE TAMBIÉN ES DEFENDER LA DEMOCRACIA! ¡NO ES NO!
¡NO PASARÁN, NO PASARÁN, NO PASARÁN!