Hay al menos cuatro sectores que se mueven por el tipo de cambio paralelo. “Si se devalúa el tipo de cambio oficial, el 30% del IPC sufriría un traspaso de la devaluación a precios”, indicó un informe privado. También enumeró las consecuencias de ponerle fin al cepo.
Entre las distintas ideas que aparecen entre los candidatos -especialmente de la oposición- una que toma fuerza tiene que ver con desarmar el cepo. Pero para emprender esa iniciativa, primero hay que saber cuáles serán sus consecuencias. Por eso, un informe privado calculó cuál sería el impacto en precios.
Según un estudio de la consultora PxQ, el 30% del Índice de Precios al Consumidor (IPC) hoy sigue al dólar oficial. Dentro de ese tercio de los precios se encuentra el rubro alimentos y bebidas, el que más impacta en los hogares de bajos ingresos, porque tienen que destinar una porción mayor de sus fondos para pagar esos productos necesarios e impostergables.
Por otro lado, estimó PxQ, hay un 19% del IPC que está más relacionado con el tipo de cambio paralelo -con lo cual, no debería tener mayor consecuencia ante una eventual devaluación- y un 51% que incluye un grupo de servicios, es decir, no son bienes transables -que se comercian internacionalmente- y no deberían depender del valor del dólar para establecer su precio.
“A trazo grueso, los precios de los alimentos están al tipo de cambio oficial, mientras que los de la vestimenta y calzado, electrónica y automóviles, al paralelo”, señala el documento, que analizó 18 productos para entender qué sucedería ante un escenario de liberación del cepo y devaluación.
“Si el 100% de los precios estuviesen al dólar oficial, eliminar el control de cambios y unificar el mercado cambiario tendría un impacto grande en la inflación. En el otro extremo, si el 100% de los precios estuviesen al tipo de cambio paralelo, la unificación cambiaria no tendría impacto alguno sobre la inflación”, detalla el informe. Y añade: “No hay que olvidar que en 2015 se afirmaba que los precios ya estaban al tipo de cambio paralelo y luego de la unificación se comprobó que la realidad distaba mucho de ser así, al duplicarse la tasa de inflación”.
Sobre los alimentos, el informe apunta que más allá de que el valor es elevado históricamente si se mide al dólar oficial, los precios están en línea con el de los alimentos en otros países de la región y, ante un salto en el tipo de cambio oficial, se verían directamente afectados.
“Si se devalúa el tipo de cambio oficial, el 30% del IPC sufriría un traspaso de la devaluación a precios, mientras que un 19% podría no verse afectado. Pensando solo en los efectos de primera vuelta de una unificación cambiaria, que implica una devaluación del tipo de cambio oficial de 100%, lo de arriba implica una aceleración de la inflación de 20 puntos porcentuales”, completa el informe.