El fin de semana, como ya es de costumbre, hubo una importante seguidilla de delitos en Trelew. El más destacado de todos fue la violenta irrupción de seis delincuentes encapuchados cerca de las 22 horas en la vivienda de un comerciante de 75 años ubicada en el barrio “Los Paraísos”.
Armados hasta los dientes, ingresaron al domicilio del anciano y luego de sumirlo en terror a él y a su pareja, se llevaron $10.000 en efectivo, joyas y el vehículo del matrimonio: una Jeep Renegade blanca.
Aparentemente le habrían hecho inteligencia a las víctimas, lo cual no sorprende sabiendo que Trelew es una localidad con grandes vacíos de custodia policial y ni hablar de la falta de patrulleros, una promesa del ministro de Seguridad Miguel Castro que nunca termina por cumplirse.
El éxito de las videocámaras de vigilancia sigue brillando por su ausencia; Castro vive celebrando la instalación de cámaras en toda la provincia (se supone), las cuales están siendo continuamente relevadas por los centros de monitoreo. Pero la realidad es que hasta ahora no han aportado ningún granito de arena en la dilucidación de los hechos. Es más, recordemos que en marzo de este año dos mujeres robaron reposeras de la “Armería Avenida”, un local comercial que se encuentra literalmente a dos cuadras de Centro de Monitoreo de Trelew, y todavía las están buscando a ellas y a las reposeras.
Lo peor de todo, es que se han suscitado hurtos y robos en lugares cuyas inmediaciones se encuentran custodiadas por videocámaras del Ministerio de Seguridad, pero las víctimas han recuperado las cosas por su propia cuenta, comprándoselas a los delincuentes a través de las redes sociales.
Igualmente, para Miguel Castro, la seguridad de la provincia no sería un ítem importante en su agenda de trabajo. El funcionario se desvelaría pensando en acomodarse en algún que otro carguito luego de que se vaya su papá Mariano Arcioni, que ya falta poco. Es que nos encontramos justamente en el “gran año político”, es por eso que se estaría encargando de utilizar sus influencias políticas para buscar acomodar vagos en el estado a cambio de favores.
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