Era un hombre que había pasado más de la mitad de su vida en la cárcel, conocido en el ambiente delictivo de Rawson. Tenía 41 años y vino a morir en el barrio Oeste de Trelew, al comienzo de la mañana de este viernes. Fue un conocido suyo el que le dio un tiro en la cabeza, a quemarropa y a traición, aparentemente, en medio de “un ajuste de cuentas”, según cree la policía.
El hecho de sangre ocurrió alrededor de las cinco entre las calles Costa Rica y Marconi Norte y José María “Fatiga” Barrientos (41) murió prácticamente en el acto al recibir un balazo que le ingresó por la base de la nuca y salió a la altura de la sien izquierda. Le dispararon desde muy corta distancia y con una pistola 9 milímetros.
Un hijo del “Fatiga” llegó inmediatamente al lugar y en medio de una feroz crisis nerviosa gritaba el nombre de la persona que había ultimado a su padre. Algunos vecinos le contaron a la policía que además de la detonación oyeron gritos y “un auto salir arando” (haciendo sonar sus neumáticos y a toda velocidad). Aunque estaba por verse si lo del vehiculo tenía vinculación con el caso.
Inseguridad “al rojo vivo”
De acuerdo a lo que trascendió, “Fatiga” Barrientos no andaba solo y entre las primeras actuaciones que realizó la policía ni bien llegó la escena del crimen se llevó a una jovencita y a una mujer mayor para la comisaría, a los fines de interrogarlas sobre lo que podrían conocer del hecho. Al hijo del fallecido que se encontraba en el lugar cuando arribaron las autoridades también lo trasladaron para tomarle declaración.
Este hecho de sangre se da en el marco de un Trelew muy inseguro entre robos, asaltos, balaceras, y vehículos que son quemados. Una verdadera escalada delictiva para la que el ministro de Seguridad Héctor Castro ya le encontró algunas excusas, la de que faltan policías por ejemplo: un pretexto muy usado por políticos como Castro que lo único que buscan es enriquecerse, hacerse millonarios.