En el Parque Nacional Lago Puelo, ubicado al noroeste de la provincia de Chubut, se puede ver hoy un cartelito con información sobre un cultivo experimental. El mismo señala el nombre de una planta con una breve descripción: “Uñi, Murta o Murtilla (cuyo nombre científico es Ugni molinae y pertenece a la familia de las Myrtaceae)”.
El cartelito aclara: “Es un arbusto nativo con frutos sabrosos, que en nuestro país sólo vive cerca de las costas del Lago Puelo. En la Universidad Nacional de Río Negro llevamos adelante un proyecto para valorizar a esta especie y promover su cultivo. En estos canteros, establecidos en mayo de 2018, realizamos un ensayo de adaptabilidad de Uñi a un ambiente artificial”.
Dicho ensayo es parte del proyecto de investigación sobre esa planta nativa que dirige el doctor en Botánica y licenciado en Biología, Javier Puntieri. Como se avisa, lleva seis años desarrollándolo en la Universidad de Río Negro, con sede en Bariloche, ciudad donde reside, y sus ensayos se pueden ver en el vivero de la misma universidad.
Explica el biólogo que “Uñi” es como nombraba el pueblo mapuche a ese cultivo, y que el trabajo de domesticación de especies, en general, lleva muchos años.
En una revista chilena Tierra Adentro de julio-agosto de 2004, la bióloga Ivette Seguel y el ingeniero agrónomo Luis Torralbo ya informaban que es una planta arbustiva de entre 30 centímetros y 1,70 de altura, llegando excepcionalmente hasta los 3 metros. También que crece en forma natural en suelos marginales y de baja fertilidad. Según las zonas y climas, la maduración de los frutos se extiende desde febrero hasta mayo, y en cuanto a sus hojas, la Universidad de Chile ha descripto un interesante potencial de uso farmacológico como antiinflamatorio y cicatrizante.
Aquella revista, además, detallaba que en Chile es común que se preparen con ella jarabes, mermeladas, postres, licores y el Murtao, un trago con aguardiente, y que ya en esa época se la estaba incorporando en nuevos preparados alimentarios salados y agridulces.
“En Chile ya se están proponiendo aumentar el consumo doméstico y agroindustrial, en vistas a exportarla a contraestación con el Hemisferio Norte, además de posicionarla junto a sus derivados como productos distintivos del Sur de Chile. Pretenden convencer a los productores de berries que la Murtilla es un complemento y no una competencia del Arándano o la Frambuesa”.
Javier vive en Bariloche desde los 19 años y una de sus tantas actividades es dar clases en El Bolsón. En esta localidad reside Camilo Mazzini, también biólogo y además propietario de la cadena de heladerías y chocolaterías patagónicas Jauja. Ambos se conocieron cuando Javier fue profesor de botánica de Camilo, cuando éste cursaba en la Universidad del Comahue. Luego Javier fue director de su tesina y hace unos años se vincularon por la investigación de la Murta.
Consultado Camilo por Bichos de Campo acerca de su colaboración con las investigaciones de Javier, sostiene: “Desde hace más de 40 años que en nuestros desarrollos de helados, chocolate y pastelería nos dedicamos a utilizar frutas autóctonas de la Patagonia como Calafate, Maqui o Murta. En esto, somos pioneros aquí”.
Y amplía: “Venimos apoyando a estudiantes de la carrera de Agroecología y a proyectos de investigación llevados a cabo por la Universidad de Río Negro en la zona de la Comarca Andina, en El Bolsón y alrededores, con el objeto de buscar desarrollos aplicados a partir de plantas nativas”.
“En el caso de la Murta –continúa Camilo- colaboramos en proyectos que intentan hallar lugares óptimos para su cultivo a fin de alcanzar mayores volúmenes de producción. La Murta es un fruto que resiste muy bien al stockeo en frío positivo; mantiene turgencia y buen aspecto durante varias semanas, su aspecto es fresco, no arrugado”, precisó.
“La Murta o Murtilla puede ser utilizada para helado o yogur o en pastelería. Nosotros la hemos utilizado en esas distintas aplicaciones con gran éxito. Ahora es importante el desafío de lograr volumen de producción para poder mantener helados y pastelería a lo largo de todo el año, de manera sostenida. En Argentina, su distribución se encuentra de manera muy escasa, en el Parque Nacional Lago Puelo, cerca de Chile, en zona de Selva Valdiviana. En Chile es un fruto muy habitual, en la zona de Valdivia hacia el sur. Por eso se están haciendo ensayos en nuestro país, encabezados por el biólogo Puntieri, en los que colaboramos, para lograr su cultivo controlado”, finaliza.
Agrega el mencionado Javier: “En Argentina, la Murta vive sólo en el contorno del Lago Puelo, el cual tiene un microclima, en muy baja altitud”. Por eso, ellos pensaron probar su cultivo en una zona similar, en Sierra de la Ventana, al suroeste de la provincia de Buenos Aires. Gracias a Mazzini, además, les surgió la oportunidad de desarrollar un cultivo experimental en la Pampa Húmeda, más precisamente en el paraje El Tejar, en el campo La Resolana, cercano a Los Toldos, de la médica Solana Orlando. Camilo le instaló riego por goteo, y comenta que “por ahora está creciendo bien, si bien habrá que ver cómo se comporta durante este verano, porque necesitará una gran tasa de riego”.
Prosigue el botánico y biólogo Puntieri: “La Murta comienza a producir frutos a los 2 o 3 años, y a los 5 está en su plenitud. Este verano, pensamos probarlo en las márgenes del Río Negro, en la zona del Alto Valle. Pensamos que esta planta puede dar un resultado muy productivo. Estamos viendo de mejorarlo para lograr que se aproveche como recurso económico. Le estamos buscando el lugar ideal y definitivo, donde la planta halle la plenitud de su madurez”.
-¿Y qué sucedió en Chile, donde ya hablaban de ella hace 20 años?
-En Chile vienen investigando la Murta desde hace muchos años y la tienen registrada. Consultamos a un productor, Oscar Bravo, que la cultiva en Agrícola Camicahue, en Futrono, sobre el Lago Ranco, cerca de Valdivia, y la exporta a Estados Unidos. Nos llamó la atención lo generoso que fue al pasarnos todo el conocimiento que él poseía acerca del cultivo.
Finaliza Javier Puntieri: “La Murta vive en Chile y en Argentina, es originaria de esa zona patagónica y sólo crece ahí. Los pobladores la cultivan, consumen y comercializan. Una vez se la introdujo en Tasmania y, en ese momento, los chilenos se pusieron a producirla más profesionalmente. Ya han garantizado algunas variedades diferentes, para lo cual deberá investigarse en nuestro país, y sobre todo, lo hará el INTA. Ya hice un contacto con el INTA Balcarce y recién estamos ensayando. Luego empezaríamos a hacer selección de ejemplares para ir extendiendo cultivos”.
“Todavía es un riesgo, pero vale la pena, porque parece más rica que el arándano; su gusto es como una frutilla y muy aromática”, sostiene.