El Gobierno nacional enfrenta una deuda por el uso de dos aviones de YPF que la exvicepresidenta Cristina Kirchner utilizó en reiteradas ocasiones para viajar desde Buenos Aires a El Calafate y Río Gallegos. La información fue confirmada a LA NACION por fuentes de Casa Rosada. Todavía no hay precisiones sobre cómo se abonará la cifra por el alquiler de las dos aeronaves, en tanto que el área que deberá resolver la situación es la secretaría general de presidencia, a cargo de Karina Milei y que, según el actual gobierno, le correspondía hacerlo al anterior.
El dato se conoce cuando el mandatario y su hermana están, junto a una reducida comitiva, volviendo de su paso por el Foro Económico de Davos, en avión de línea, en medio de una política de austeridad que buscan comunicar. Si bien el gobierno no precisó el monto de la deuda, fuentes del sector aeronáutico la estimaron en unos $200 millones.
En diciembre pasado, este diario publicó que Cristina Kirchner hizo, entre 2019 y 2023, 194 vuelos a Santa Cruz, sin ninguna actividad oficial que los justificara. En general eran vuelos realizados de jueves a domingos para descansar en sus casas de Río Gallegos o de El Calafate, a 3000 kilómetros de la Casa Rosada y del Congreso. Para ello, la vicepresidenta voló en las mencionadas aeronaves de YPF, así como en distintas unidades de la flota presidencial, y hasta de taxis aéreos alquilados en dólares y pagados por la Secretaría General de la Presidencia. Lo hizo incluso durante la pandemia.
LA NACION accedió a los datos de todo el período de gobierno del Frente de Todos, a partir de dos pedidos de acceso a la información pública solicitados a la Secretaría General de la Presidencia de la Nación -a cargo de la logística y traslados del primer mandatario- y a la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), organismo encargado de -entre otras tareas- relevar los registros de vuelos de los aeropuertos.
Además, se utilizaron herramientas de monitoreo aéreo (como “Flighradar24″) para seguir los movimientos de las aeronaves pertenecientes a la Agrupación Aérea Presidencial, como así también de toda nave que fuera hacia o desde Río Gallegos y/o El Calafate, para luego identificar, a través de distintos medios y fuentes, aquellas en las que viajaba la vicepresidenta.