El pasado viernes, el Correo Argentino despidió de manera repentina al único empleado de la Sucursal de Corcovado, lo que resultó en el cierre definitivo de la oficina. Con casi 30 años de servicio en la institución, Javier Alejandro Villoldo se encontraba realizando su jornada laboral como de costumbre cuando recibió una llamada telefónica que cambiaría su vida.
La Sucursal Esquel del Correo Argentino contactó a Villoldo para comunicarle que había llegado un telegrama de despido, sin ofrecer una justificación clara. El trabajador expresó su indignación al ser tratado de esa manera, comparándolo con el despido de un perro. A pesar de que Corcovado es una localidad con baja densidad poblacional, Villoldo argumentó que esto no debería ser un motivo suficiente para justificar el cierre de la sucursal, especialmente considerando su importancia para la comunidad local.
Desde la oficina de Corcovado, Villoldo brindaba servicios de giros, envíos y retiros de encomiendas, entre otros trámites, lo que evidencia la necesidad y utilidad de la sucursal para los residentes de la zona. Ahora, los habitantes que requieran los servicios del Correo Argentino deberán trasladarse a Trevelin o Esquel, lo que representa un inconveniente y una pérdida para la localidad.
El despido repentino ha dejado a Javier Villoldo con una mezcla de sentimientos, incluyendo la bronca y la tristeza por quedarse sin trabajo. Crió a sus hijos gracias a su empleo en el Correo y ahora se preocupa por cómo financiará los estudios de su hija, quien cursa un Profesorado en Esquel. Siente que su carrera se ha truncado y le dolería tener que decirle a su hija que no puede continuar con su educación.
Además del impacto emocional, Villoldo se quejó del trato recibido por parte de la empresa al recibir una indemnización mínima. Considera que se le ha dado una suma irrisoria, esperándola con el acto de arrojar un hueso a un perro. Agradece los mensajes y llamadas de solidaridad que ha recibido y hace hincapié en que los trabajadores no tienen la culpa de esta situación, siempre han estado dispuestos a colaborar y es momento de que se detengan estos despidos injustificados.
El despido del único empleado del Correo Argentino en Corcovado y el consecuente cierre de la oficina ha generado preocupación y malestar en la comunidad. Los residentes se verán afectados por la falta de servicios postales locales y deberán realizar desplazamientos a otras localidades para acceder a ellos. Esta decisión abrupta ha dejado a Javier Villoldo sin empleo y ha interrumpido su trayectoria laboral de tres décadas en el Correo Argentino, dejando en evidencia la necesidad de un mayor respeto hacia los trabajadores y la importancia de mantener servicios esenciales para las comunidades más alejadas.