Desde los efectos del vino blanco hasta la relación entre el precio y la calidad, exploramos y desmentimos los mitos más frecuentes sobre el vino.
El mundo del vino está lleno de mitos que, a menudo, se transmiten de generación en generación. Estos mitos abarcan desde las formas de consumo hasta las tendencias del mercado. Estos son algunos de los más comunes y aclaramos por qué son simplemente mitos.
«Los vinos blancos dan dolor de cabeza»
Esta creencia se originó en una época en la que se añadían grandes cantidades de anhídrido sulfuroso al vino para evitar su oxidación y fermentación en la botella. Hoy en día, esta sustancia se usa de manera controlada en todos los tipos de vino, ya que las uvas llegan en mejores condiciones a las bodegas. Aunque algunas personas pueden ser alérgicas a los sulfitos, lo que realmente causa el malestar es el consumo excesivo de alcohol en un corto período de tiempo.
«Los vinos de supermercados son más baratos porque son malos»
En los supermercados se pueden encontrar vinos producidos en grandes volúmenes, pero también existen gamas de productos de alta calidad de las mismas bodegas. La presencia de estos vinos en los supermercados se debe a acuerdos comerciales, no a la calidad del vino. En un país vitivinícola, no hay vinos buenos o malos, solo diferentes estilos.
«Si la botella es más pesada y tiene la picada más profunda, el vino es mejor»
Las características de la botella no garantizan la calidad del vino. Aunque los mejores vinos de una bodega suelen venderse en botellas más pesadas y con una base profunda para dar una sensación de calidad, esto es más una estrategia de marketing. Lo que realmente importa es el contenido del vino, no el envase.
«Los vinos se consumen a temperatura ambiente»
La temperatura ambiente varía según el lugar, y esta afirmación proviene de una época en la que las botellas se guardaban en sótanos frescos. La mejor manera de disfrutar el vino es seguir las temperaturas sugeridas: espumantes entre 6 y 10 °C, blancos jóvenes entre 7 y 10 °C, rosados entre 10 y 14 °C, tintos jóvenes entre 13 y 16 °C, y tintos de guarda entre 15 y 18 °C.
«El más caro es el mejor»
El precio de un vino refleja su proceso de elaboración, volumen, marca e historia, entre otros factores. Sin embargo, el precio no siempre es indicativo de calidad. La percepción de calidad está influenciada por el paladar individual de cada persona. Un vino caro no necesariamente será más apreciado por todos.