La desaparición de Loan Danilo Peña, el niño correntino de cinco años que falta de su hogar desde el pasado 13 de junio, mantiene en vilo a los habitantes de su provincia y de la Argentina, que siguen las novedades de un caso que se actualiza minuto a minuto, a medida que avanza la investigación.
El devenir de las pesquisas signó que la causa pasara a la Justicia federal, debido a las sospechas de que detrás de la desaparición del menor, ocurrida en una zona rural luego de un almuerzo familiar, podría haber un caso de trata de personas. En paralelo, el testimonio de una de sus tías, que dijo que el menor fue atropellado de manera accidental por un matrimonio que había acudido a esa comida, también abrió esa línea, cuestionada por la familia de Loan y su equipo de abogados, encabezado por Fernando Burlando.
Distintos allanamientos ordenados recientemente también produjeron evidencias con posibles manchas de sangre, que deben ser peritadas para determinar su origen. Además, el análisis de antenas telefónicas en la zona presentó indicios de movimientos sospechosos de uno de los involucrados en los minutos posteriores a la desaparición del niño. De todas formas, la imposición del secreto de sumario en la causa hace que no puedan conocerse los últimos avances de una investigación en la que se esgrimen distintas hipótesis, pero ninguna información concreta sobre el paradero de Loan.
Un breve resumen del caso Loan
La desaparición de Loan Peña fue reportada el jueves 13 de junio en 9 de Julio, el pueblo de Corrientes en que este niño vivía con su padre, su madre y sus hermanos. Como se mencionó, el último reporte que se tuvo de él fue en un almuerzo familiar en casa de su abuela paterna, Catalina, en la zona rural del paraje Algarrobal, sitio que visitaba por primera vez acompañado de su padre, José.
Según la primera versión, Loan se perdió al regresar a la humilde residencia de su abuela desde un monte cercano al que había ido a buscar naranjas después de la comida. Como reconstruyó la Justicia, el niño salió en compañía de sus primos, su tía Laudelina, su marido Antonio Bernardino Benítez y una pareja amiga de ambos, Mónica del Carmen Millapi y Daniel “Fierrito” Ramírez.
Pero el avance de la causa llevó la atención sobre el resto de los comensales de Catalina: la directora de Producción del municipio de 9 de Julio (más tarde cesanteada), Victoria Caillava, y su marido, el marino retirado Carlos Pérez. Ambos eran desconocidos para José y su hijo, pero Caillava había conocido a Catalina por su trabajo y tenía con ella un buen trato, por lo que, según su relato, la anciana la sumó al convite de ese jueves, feriado en el pueblo por ser el Día de San Antonio, a comer fideos con estofado de pollo.