En el centro y este de la provincia de Río Negro, un grupo de productores agrícolas logró lo que parecía un milagro en el desierto norpatagónico: producir soja con rendimientos que superan incluso los de la tradicional pampa húmeda.
Gracias a años de investigación, un clima favorable y el agua del río Negro, esta región se convirtió en un competidor destacado en el mercado de exportación.
Los empresarios agrícolas involucrados son oriundos del centro del país y forman parte de Valles Irrigados del Norte Patagónico (Vinpa), un proyecto desarrollado por la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria del Valle Inferior (INTA Valle Inferior).
Este innovador esfuerzo transformó más de 3000 hectáreas de tierras cerca de General Conesa, Pomona y Guardia Mitre en campos de alta productividad.
Lograron 5000 kilos de rinde promedio de soja por hectárea
Las seis explotaciones agrícolas agrupadas en el proyecto incluyen cinco establecidas a lo largo de las márgenes del río Negro y una cerca de Río Colorado.
Mientras que el campo cercano al río se especializa en la producción de maíz, los otros cinco se destacan en la cosecha de soja y trigo para la exportación, alcanzando rendimientos históricos.
En la campaña 2022/2023, los productores agrupados en Vinpa lograron alcanzar rendimientos promedio de soja superiores a 5000 kilos por hectárea, con picos de hasta 6400 kilos en muestreos manuales. En trigo, se registró una marca de 10.000 kilos por hectárea.
El primer factor clave en el éxito de estas plantaciones es la siembra directa. Mariano D’Onofrio, coordinador del área de producción vegetal del INTA Valle Inferior, explicó que “los primeros años no fueron así; los rendimientos estuvieron mucho más abajo debido a que salieron de un suelo sin desarrollo”.
Sin embargo, el trabajo en siembra directa a lo largo de los años ha mejorado la infiltración y permitido rendimientos más rentables.
Otro elemento crucial es el riego, que se realiza por aspersión o por manto, dado que las precipitaciones en la región son insuficientes para la actividad agrícola.
Alfonso Cerrotta, gerente técnico de desarrollo de Vinpa, destacó la calidad del agua del río Negro, que “es muy superior, prácticamente sin sales”, en comparación con el agua del río Colorado, y su amplia disponibilidad es esencial para el desarrollo agrícola en suelos áridos.
A pesar de un episodio de granizo en diciembre que afectó la más reciente campaña, las expectativas siguen siendo altas, señalaron.
Los efectos acumulativos del trabajo continuo durante más de una década llevó a una mejora constante en los rendimientos, y se espera que esta tendencia continúe en el futuro, explicaron.
El tercer factor decisivo en el éxito de la soja son las condiciones climáticas
Cerrotta, destacó que “los altos niveles de radiación en verano son el plus que tenemos; hay pocos días nublados y las temperaturas son ideales para todo tipo de cultivos de verano”.
Esta ventaja climática contribuye significativamente a los altos rendimientos de soja en la zona, remarcaron.
El trigo también se beneficia de las excelentes condiciones climáticas, con buenos niveles de radiación y temperaturas frescas.
En la actualidad, los lotes de trigo están siendo sembrados y la cosecha está prevista para diciembre y enero próximos, consolidando aún más la capacidad productiva de la región.