Batalla de Lanata por salud
La batalla de Jorge Lanata por su salud llevaba varias décadas, pero en los últimos 199 días, desde aquel 14 de junio en que fue internado por última vez en el Hospital Italiano de Buenos Aires, atravesó meses de un deterioro que resultó sostenido, aunque con breves períodos de recuperación, que culminaron en el desenlace mortal esta tarde.
Su ingreso al Hospital Italiano, en el barrio porteño de Almagro 199 días atrás, había sido para la realización de estudios clínicos programados. Durante una tomografía pulmonar, sufrió una descompensación y un leve infarto, que requirió su internación en terapia intensiva. Desde entonces se temió por su vida.
Pero el último año, hasta entonces, no había estado exento de otras etapas de internación, ya que apenas dos meses antes, en abril, había sido hospitalizado en la Fundación Favaloro debido a una insuficiencia respiratoria
Ya en el Italiano, Lanata se enfrentó a diversas complicaciones, que incluyeron infecciones, intervenciones quirúrgicas y una trombosis venosa profunda en un miembro superior. Desde junio fue sometido a cinco cirugías, cuatro de las cuales ocurrieron en un lapso de apenas siete días. Siempre necesitó de asistencia respiratoria mecánica nocturna, mientras respiraba espontáneamente durante el día.
Su evolución fue fluctuante, con períodos de estabilidad y recaídas que requirieron cuidados intensivos y tratamientos especializados. Su garra y amor por la vida hicieron pensar a sus médicos y su familia que estaba preparado para el inicio de la rehabilitación en una clínica especializada de la ciudad de Buenos Aires, adonde llegó a ser trasladado para luego retornar al centro de salud del barrio de Almagro.
Así, en medio de este complejo cuadro, fue ingresado en septiembre a la clínica de neurorehabilitación Santa Catalina, pero las complicaciones recurrentes llevaron a nuevas internaciones en terapia intensiva del Italiano.
La primera derivación a Santa Catalina ocurrió el 9 de septiembre, tras casi tres meses en cuidados intensivos. Sin embargo, el 18 de ese mismo mes, una neumonía obligó su reingreso al Italiano, donde fue estabilizado gracias a medidas diagnósticas y tratamientos antibióticos, según detallaron los doctores Susana Bauque y Sergio Giannasi en un parte médico.
El 24 de septiembre, Lanata regresó por pocos días a Santa Catalina en un proceso con el que se buscó de manera infructuosa recuperar su funcionalidad motora y fortalecer su salud general. Las internaciones en ese centro se desarrollaron en medio de constantes altibajos.
Días antes de uno de sus traslados, el periodista experimentó dolor abdominal y una tomografía reveló la presencia de líquido en la cavidad peritoneal, lo que requirió una punción y drenaje. Finalmente, el 26 de noviembre, un estado febril impidió llevar a cabo un nuevo traslado a la clínica Santa Catalina.
Según lo informado, a mediados de ese mes, el conductor de Periodismo para todos había sido intervenido nuevamente para que se le colocara un botón gástrico que facilitaría ese traslado. Hasta entonces, la peor etapa de su internación había ocurrido en octubre, cuando fue sometido a cuatro cirugías debido a complicaciones derivadas de una isquemia intestinal, una afección que bloquea el flujo sanguíneo al sistema digestivo.
Recientemente, había desarrollado también una trombosis venosa profunda en uno de sus brazos, que fue tratada con anticoagulantes.
El último parte médico, emitido por el Hospital Italiano, señaló que Lanata seguía internado en la Unidad de Terapia Intensiva, en estado de vigilia, afebril, con ventilación mecánica nocturna y respiración espontánea durante el día. Los médicos Giannasi y Bauque, informaron que estaba hemodinámicamente estable y no requería drogas vasoactivas. Además, los especialistas lograron someterlo a rehabilitación motora y fonoaudiológica, que por momentos mostró una buena respuesta.
Los últimos meses en la salud de Lanata fueron de una batalla sin tregua por recuperar la salud, con momentos de aparente mejora o estabilidad, seguidos de complicaciones, la última de las cuales tuvo el desenlace conocido.
El hombre que esquivó la muerte varias veces
Antes de la larga internación en el Hospital Italiano, el 1 de abril Lanata había estado internado en la Clínica Favaloro. Al día siguiente, en exclusiva para Teleshow fue su esposa, Elba Marcovecchio, quien afirmó: “Me dice que está haciendo los papeles para el alta, que está bien, que ya vuelve a la casa, y si por él fuera, mañana ya volvería a trabajar… es más, no sé cómo no hace radio hoy a la noche”, dando cuenta del amor que sentía el periodista por su profesión.
En octubre del año pasado, había sido ingresado en la misma Fundación Favaloro, en aquella ocasión por neumonía. Entonces fue él mismo quien informó vía telefónica en su programa de radio: “Tengo neumonía, me están pasando por vía antibióticos y me tengo que quedar acá hasta que mejore la situación y me pueda ir a casa”.
En Lanata, la biografía sobre el director de Página/12 y Crítica, que escribió Luis Majul y se publicó en 2012, su médico, Julio Bruetman, jefe de Clínica Médica del Hospital Británico, explicó allí que Jorge padecía insuficiencia renal y apneas severas.
Incluso, Bruetman contó que en 2010 logró salvarlo dos veces de la muerte. La primera fue durante un viaje a México, cuando el periodista se deshidrató y debió iniciar diálisis de urgencia debido a una disfunción renal irreversible. Y la segunda en Bariloche, cuando sufrió pericarditis aguda y luego fue operado en el Hospital Británico.
Además de los problemas con el tabaquismo, Lanata padeció diabetes tipo 2, vinculada con su condición de obesidad. “Fumaba más de dos atados de cigarrillos por día, lo que aumentaba el riesgo de contraer una enfermedad cardiovascular” explica Bruetman en el libro y relata que en 1999 llegó a pesar 150 kilos y estuvo a punto de entrar en un coma diabético.
“Me voy a tener que trasplantar el riñón y también páncreas”, confesó el periodista en una entrevista años atrás. Y agregó con crudeza: “Las alternativas son anotarme en el INCUCAI o traerlo de Bolivia en forma ilegal. Pero no me voy a ir a Santa Cruz de la Sierra a pagar guita por un riñón de manera trucha. Voy hacer la cola en el INCUCAI”, contó el periodista.
En 2014 tenía varias enfermedades que comprometían su salud. Como consecuencia de la adicción al consumo de tabaco y la obesidad desarrolló enfermedad de las arterias coronarias y una diabetes que fue la que finalmente le generó complicaciones en sus riñones y desencadenó una insuficiencia renal.
Cuatro años antes, los médicos le habían explicado que el problema de sus riñones era irreversible. Por lo cual, necesitaba hacerse diálisis, que consiste en eliminar los productos de desecho y líquidos de la sangre, ya que los riñones enfermos no funcionan bien. Para más adelante, le dijeron, existía la posibilidad de someterse a un trasplante de riñón. Finalmente, esa operación se hizo en 2015 y fue un hito en América Latina porque nunca se había realizado una operación similar por intercambio de pares entre donantes y receptores.
Se trató de un trasplante cruzado entre 4 personas, y requirió de una autorización judicial. Nora madre sana de un joven que estaba enfermo aceptó donar uno de sus riñones a Lanata. A la vez, la entonces esposa del periodista, Sarah Stewart Brown, dio su consentimiento para que le extrajeran uno de sus riñones y se lo trasplantaran al hijo de la mujer, de nombre Ignacio.
Si bien antes de ese trasplante se habían hecho intervenciones en que una persona daba su riñón estando viva, en este caso se hizo con el intercambio entre pares donante-receptor. Es decir, el intercambio de los órganos entre dos parejas. Esa práctica médica había empezado en 1986 en los Estados Unidos. Luego también se sumaron hospitales de España, Canadá, Reino Unido, Australia y Turquía. Se indica cuando un paciente necesita trasplante de riñón y tiene un familiar o pareja que puede donar el órgano, pero no son compatibles. Entonces, se busca otra pareja que también necesita un órgano y no son compatibles entre sí.
Por el tipo de trasplante, se requiere la autorización judicial para garantizar que se realice sólo por una motivación altruista. Lanata y Stewart Brown junto con Nora y su hijo Ignacio se conocieron en una audiencia cuando tuvieron que ir a pedir la autorización. El juez Francisco de Asís Soto, titular del Juzgado Nacional en lo Civil y Comercial Federal N° 6, decidió autorizar el 12 de febrero de 2015 la intervención bajo responsabilidad del Hospital Universitario de la Fundación Favaloro en Ciudad de Buenos Aires.
Antes de hacerse el trasplante, Lanata había explicado a sus televidentes su problema de los riñones y contó que se sometía a diálisis. “Es un garrón estar en diálisis”, expresó. “Quiero trasplantarme. No quiero vivir los próximos años de mi vida en diálisis”, agregó. El trasplante se hizo y Lanata se volvió a encontrar con Nora durante la internación. Ella le dijo: “Gracias por salvar la vida de mi hijo. Habría que mostrar los actos de amor para que haya muchos más”.
Cuatro días después del trasplante, Lanata salió al aire en Radio Mitre y se emocionó. No pudo contener las lágrimas: “Estoy feliz escuchándolos. Quiero salir al aire porque no puedo creer lo que pasa”, dijo.
La ex esposa de Lanata contó en 2021 cómo fue que tomó la decisión de darle un riñón a Infobae. “Cuando comenzó diálisis nos hablaron del trasplante y me ofrecí. Al principio él se negó, pero le dije que no iba a hacer nada como una locura sino con información. Entonces, me reuní con el jefe de Nefrología de la Fundación Favaloro y le hice miles de preguntas. Me explicaron paso por paso, si iba a tener secuelas, cómo era la recuperación… me saqué todas las dudas y pude evaluar conociendo el proceso”.
En 2017, el INCUCAI reglamentó el Programa de Donación Cruzada en la Argentina. Al año siguiente, se hizo un segundo trasplante renal cruzado en el país. También se hizo en la Fundación Favaloro. Uno de los pacientes tenía a su esposa donante con la que presentaba incompatibilidad de grupo sanguíneo. El otro paciente tenía a su hermana donante pero era incompatible con él.