Para el sector inmobiliario, particularmente, aspectos como la Ley de alquileres, la introducción de los créditos UVA y la reglamentación del blanqueo de capitales, sentaron las bases para un año que cerrará con un incremento del 40% en el volumen de operaciones en comparación con 2023. «El 2024 fue un período de transformación y recuperación. Entre las medidas de mayor impacto, el blanqueo de capitales se posicionó como un motor clave en el corto plazo, reactivando la inversión en proyectos. Esta Ley incentivó operaciones con montos promedio cercanos a los u$s 140.000 y picos donde el 40% de las transacciones mensuales se realizaron bajo este esquema», consideró Rodrigo Saldaña, Gerente Comercial de Oslo Propiedades. A la vez, sostuvo que «los créditos comenzaron a dar frutos tras años de ausencia: el 15% de las operaciones actuales ya se realizan con este financiamiento“.
Si bien todavía falta una reglamentación robusta y la implementación de las hipotecas divisibles y los créditos para proyectos en pozo, “el sector ha mostrado un dinamismo que no se veía desde 2018», indicó. En este contexto, el año dejó beneficios para todos los actores del sector, ya que los desarrolladores pudieron acceder a un mercado revitalizado, con mayor estabilidad cambiaria y un flujo constante de operaciones, y los inversores encontraron nuevas oportunidades de diversificar su portafolio gracias a las facilidades del blanqueo.