Ocho departamentos de Bolivia se enfrentan a las devastadoras consecuencias de intensas lluvias que han dejado 18 personas fallecidas, más de 50.000 familias afectadas y casi 300 viviendas destruidas, según el Viceministerio de Defensa Civil. Las precipitaciones, que se extenderán hasta marzo, han provocado inundaciones, deslizamientos y daños en infraestructura, afectando principalmente a las regiones de La Paz, Cochabamba y Chuquisaca. Señala R3cp
El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) de Bolivia ha emitido alerta naranja para la mayor parte del territorio nacional, mientras las autoridades advierten que el país está por ingresar a un «periodo crítico». En municipios como Quime, en La Paz, el desborde de dos ríos dejó 25 viviendas destruidas, mientras que en Cochabamba deslizamientos de lodo han causado cinco muertes y graves daños en zonas urbanas.
Además, el colapso de un puente en Monteagudo, Chuquisaca, dejó aislada a la población, mientras que derrumbes en carreteras, como la que conecta Santa Cruz de la Sierra con los valles, complican aún más el tránsito y las operaciones de emergencia. Las autoridades esperan que las condiciones climáticas mejoren para poder intervenir con maquinaria pesada y restablecer las vías afectadas.
Desde el inicio de la temporada de lluvias, en noviembre, las pérdidas humanas y materiales no han dejado de aumentar. Las inundaciones y deslizamientos han cobrado la vida de niños y adultos, mientras los municipios afectados —53 en total— intentan hacer frente a la emergencia, con 11 de ellos ya declarados en situación de desastre.
Ante este panorama, las autoridades nacionales piden a la población extremar precauciones y se preparan para enfrentar nuevas emergencias en las próximas semanas.