La infidelidad financiera es un concepto que empezó a ganar fuerza en el último tiempo y pone en jaque la estabilidad emocional y económica de muchas parejas.
Infidelidad financiera es un término que comenzó a tomar fuerza en los últimos tiempos para describir una forma de «deshonestidad» dentro de la pareja que va más allá de lo emocional o físico: tiene que ver con el manejo oculto del dinero.
Conoce la infidelidad financiera
De acuerdo con a24. Se refiere, según especialistas, a situaciones en las que uno de los miembros esconde gastos, deudas, cuentas bancarias o movimientos al otro, generando una fractura profunda en la confianza y afectando no solo el vínculo emocional, sino también la estabilidad económica de la relación.
No se trata de que uno pueda tener gustos propios o gastos personales que no siempre se compartan, sino de ocultar información que pueda afectar directamente a la pareja, como una deuda significativa, un crédito o un gasto inesperado que impacte en el patrimonio común o en la salud financiera del hogar.
Estudios recientes, como el realizado por Bankrate en 2024, revelaron que cerca del 42% de las personas admiten haber ocultado información financiera a sus parejas. Entre las conductas más comunes se señalaron gastar más de lo acordado, esconder deudas o mantener cuentas secretas.
Más allá del daño emocional, la infidelidad financiera puede tener consecuencias económicas serias que afectan a ambos integrantes de la pareja. Por ejemplo, las deudas ocultas pueden provocar impagos que dañan el historial crediticio común, lo que dificulta acceder a préstamos o créditos en el futuro. También pueden surgir embargos o dificultades legales que impactan directamente en el patrimonio familiar. Por ello, no es un problema individual, sino que impacta en la economía familiar y en el proyecto de vida conjunto.
Sobre este punto, la investigadora Hristina Nikolova, de la Northeastern University, destacó que este tipo de engaño puede ser incluso más perjudicial que la infidelidad romántica, porque socava la confianza y dificulta la comunicación abierta, dos elementos fundamentales para que una relación funcione y se mantenga sana.
De hecho, un estudio longitudinal publicado en 2024 en Springer confirmó que las parejas con dificultades para comunicarse son más propensas a ocultar información financiera, lo que a su vez empeora la situación y agrava el deterioro del vínculo.
Una encuesta reciente también arrojó que el 41% de las personas admiten gastar dinero en secreto, y de ese grupo, más del 57% reconocen que esa conducta contribuyó a la ruptura de su relación. Esta conducta es especialmente frecuente en Millennials y Generación Z, quienes, por motivos culturales y económicos, tienden a manejar sus finanzas con mayor independencia, aunque esto no exime la necesidad de mantener transparencia y diálogo en una convivencia compartida.
En definitiva, la infidelidad financiera se ha convertido en un desafío moderno y silencioso que puede destruir la confianza y la estabilidad de muchas parejas. La clave para evitar que esto suceda está en fomentar una comunicación abierta sobre dinero, la transparencia en el manejo financiero y la planificación conjunta.
Tips avalados por la ciencia para mejorar la comunicación en la pareja
1. Tener conversaciones regulares sobre dinero: estudios de la Universidad de Kansas muestran que las parejas que agendan charlas financieras periódicas tienen menor riesgo de conflictos económicos.
2. Hablar desde lo emocional, no solo lo práctico: según el Journal of Family Psychology, expresar cómo nos sentimos con respecto al dinero (miedo, inseguridad, presión) mejora la empatía y reduce la tensión.
3. Usar el método del “nosotros”: decir “cómo manejamos esto juntos” en vez de “tus gastos” o “mi sueldo” genera mayor sensación de equipo, según hallazgos de la Universidad de Denver.
4. Practicar la escucha activa: esto implica no interrumpir, validar lo que el otro dice y evitar respuestas defensivas. Está demostrado que este estilo de comunicación reduce la evasión y los secretos financieros.
5. Establecer reglas claras y flexibles: acuerdos sobre montos de gasto libre, ahorros o deudas compartidas previenen malentendidos. Lo ideal es que se revisen y ajusten periódicamente.