La escalada retórica y militar entre Estados Unidos y Venezuela alcanzó un nuevo pico esta semana con el despliegue de tres buques de guerra estadounidenses en aguas del Caribe, a lo que el gobierno chavista respondió con advertencias firmes y el respaldo de China.
La movilización, justificada por Washington como parte de la lucha antidrogas, es interpretada por Caracas como una violación a su soberanía y una amenaza a la paz regional.
La advertencia de Venezuela y el despliegue militar de EE.UU.
El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, alertó: “No se atrevan a tocar a Venezuela. No pisen suelo venezolano violando nuestra soberanía”. La advertencia respondió al anuncio del envío de los buques USS San Antonio, USS Iowa Jima y USS Fort Lauderdale con 4.500 efectivos, incluidos 2.200 infantes de marina. Según fuentes consultadas por medios internacionales, las naves podrían llegar a las costas venezolanas este domingo.
Narcotráfico y acusaciones cruzadas
El director de la DEA, Terry Cole, calificó a Venezuela como un “Estado narcoterrorista” y acusó al régimen de Maduro de colaborar con las FARC y el ELN para traficar “cantidades récord de cocaína” hacia EE.UU. Estas declaraciones se enmarcan en la política de la administración Trump de designar a organizaciones como el Tren de Aragua y carteles mexicanos como terroristas globales. Venezuela niega las acusaciones y denuncia una “nefasta persecución”.
El rol de China y la comunidad internacional
China se sumó a las críticas contra el despliegue militar estadounidense. La vocera del Ministerio de Exteriores chino, Mao Ning, afirmó: “Nos oponemos al uso o amenaza de la fuerza en relaciones internacionales”. Además, gobiernos como los de Colombia, México y Brasil expresaron preocupación, mientras la ONU instó a “bajar la tensión y resolver diferencias por medios pacíficos”. Maduro, por su parte, anunció la movilización de 4,5 millones de personas para milicias populares.
La crisis entre EE.UU. y Venezuela evidencia una pulseada geopolítica que trasciende la lucha antidrogas. Con China apoyando a Caracas y la comunidad internacional llamando a la calma, el escenario recuerda viejas tensiones de la Guerra Fría. La paz regional depende de que ambos países eviten provocaciones y prioricen el diálogo, aunque por ahora las aguas del Caribe siguen agitadas. Información extraída del medio La Nacion.