El veto presidencial al reparto automático de ATN reabre la histórica disputa por los fondos nacionales y deja a Chubut en desventaja.
La decisión del presidente Javier Milei de vetar la ley que establecía un reparto automático de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) volvió a poner a Chubut en el centro de una histórica pelea por los fondos nacionales. El rechazo presidencial frenó un esquema que hubiera otorgado previsibilidad a provincias relegadas en la distribución discrecional, como es el caso de Chubut.
Según publicó ADNSUR, este veto mantiene el manejo político de los ATN bajo control de la Casa Rosada, algo que Milei había prometido eliminar durante su campaña.
Qué proponía la ley vetada
El proyecto aprobado por el Congreso preveía que el 58,8% de los ATN se repartiera automáticamente entre las provincias según sus coeficientes de coparticipación, y que el 41,2% quedara en manos de la Nación.
En ese esquema, Chubut hubiera recibido $5.111 millones durante el segundo semestre de 2025, una cifra apenas menor a los $5.438 millones obtenidos en los últimos tres semestres bajo el sistema discrecional.
La diferencia económica no era significativa, pero el valor de la norma residía en la previsibilidad. Con la ley en pie, Chubut aseguraba un piso mínimo de recursos, algo que no sucedió en años previos: en 2022 y 2023 la provincia no recibió ni un peso en concepto de ATN.
Los números que marcan la desigualdad
Datos publicados por El Cronista muestran que, en lo que va de 2025, el Gobierno nacional otorgó 18 ayudas financieras por $84.000 millones, pero mantiene otros $194.232 millones en reserva sin distribuir.
La distribución de esos fondos refleja un sesgo político. Misiones fue la gran favorecida, con el 15% del total ($16.000 millones). También recibieron montos elevados Entre Ríos ($6.800 millones), Tucumán y Salta.
En cambio, provincias como Buenos Aires, La Rioja y la Ciudad de Buenos Aires no recibieron un solo peso. Esta selectividad en el reparto reafirma el uso de los ATN como herramienta de negociación política, pese a que Milei había prometido poner fin a ese mecanismo.
El año pasado, además, el Gobierno retuvo gran parte de estos recursos para cumplir con la meta de reducción del déficit fiscal, sin atender necesidades urgentes de las provincias.
Lo que pierde Chubut con el veto
Con un coeficiente de coparticipación del 1,52%, Chubut es una de las provincias más perjudicadas. Aunque la suma no representa un volumen significativo dentro de sus ingresos —en junio recibió $82.107 millones por coparticipación federal y $34.000 millones en regalías petroleras—, el ATN garantizaba una señal política de menor discrecionalidad y más equidad.
En 2024, la provincia logró percibir $4.500 millones en ATN bajo la gestión libertaria, pero ese flujo fue excepcional y no estableció un precedente de continuidad. La falta de previsibilidad es el factor que más preocupa a las autoridades locales.
La pelea política que se viene
El veto de Milei mantiene para la Casa Rosada la capacidad de premiar aliados y castigar opositores, pero a la vez lo enfrenta a un costo político importante. Gobernadores de diferentes signos habían respaldado el proyecto justamente porque garantizaba reglas claras y estabilidad en los envíos.
Este conflicto se cruza con otra disputa clave: la distribución del impuesto a los combustibles, que los gobernadores reclaman para financiar obras viales.
Ambas batallas fortalecen al bloque del llamado “grito federal”, integrado por mandatarios como Ignacio Torres, de Chubut, que buscan diferenciarse del oficialismo libertario y del peronismo, en la construcción de una alternativa de centro con miras a 2027.
El veto presidencial deja en claro que la pelea por los ATN seguirá siendo un terreno de tensión entre Nación y provincias, con Chubut nuevamente en el centro de la disputa por los fondos nacionales.