El Gobierno pone a prueba el humor social en la campaña mientras crecen las dudas por alianzas políticas.
La estrategia del oficialismo de incorporar humor en los mensajes de campaña despierta críticas y cuestionamientos sobre su capacidad para construir acuerdos políticos estables.
Contexto político y complicaciones en campaña
El Gobierno intenta recuperar iniciativa política tras el fuerte respaldo internacional recibido, pero en el plano doméstico enfrenta un panorama mucho más hostil hacia Javier Milei que el que vivió Donald Trump. El Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) de la Universidad Di Tella cayó en septiembre a su nivel más bajo bajo su gestión: pasó de –8,2 % a un -1,94 % en la escala de 0 a 5.
La dinámica electoral intensificó tensiones. Ayer, en Ushuaia, la visita de Milei tuvo que modificar su programación original al cancelarse una caminata por el centro debido a manifestaciones convocadas por el gobierno local y el sindicalismo. La comitiva debió volver anticipadamente a Buenos Aires.
El respaldo externo que parecía fortalecer al oficialismo —como el post de Scott Bessent o declaraciones de apoyo de Donald Trump— comienza a perder impacto frente a las contingencias locales y la dificultad para articular alianzas políticas.
Fallas en gobernabilidad y construcción de acuerdos
Según lo publicado en Infobae, en el Gobierno reconocen que la campaña se orienta por “espasmos” más que por una estrategia política clara. Según infocianles del oficialismo, el sistema de toma de decisiones muestra signos de crisis, y la construcción de gobernabilidad aparece fragmentada. “Es un tema complejo, no es escribir una reforma en un papel. No se ve un diseño claro de lo que quieren hacer en lo político”, admitió uno de los dirigentes que participó del consejo de campaña.
Un gesto político que sorprendió fue la retomada de una comunicación directa entre Milei y Mauricio Macri: El jefe de Estado le envió un mensaje por WhatsApp para agradecer palabras públicas de respaldo y quedó en encontrarse con el expresidente.
La dirigencia del PRO mostraba anteayer cautela: aunque hay voluntad de colaborar, el vínculo con el Gobierno se ha tornlado frágil, y algunos ya advierten que una crisis más grave podría beneficiar al peronismo, que recuperó impulso por el triunfo reciente en la Provincia de Buenos Aires. (infobae)
Movimientos periféricos y señales a gobernadores
Mientras la campaña oficial enfrenta obstáculos, los gobernadores de Provincias Unidas se reunieron en Córdoba y avanzan en una agenda alternativa. Próximamente convocarían otra reunión en Chubut, con Gustavo Valdés, Martín Llaryora, Carlos Sadir y Maximiliano Pullaro, para proyectar acuerdos fuera del centro de la escena nacional.
Dentro de esa estrategia, también se planifica un acto en Puerto Madryn, junto al empresario de Aluar, para reflejar una agenda industrial. La idea: mostrar que el Gobierno no controla completamente el relato político nacional.
Por otro lado, hoy en el Senado está prevista la sesión para tratar vetos de emergencia pediátrica y financiamiento universitario, dos temas con alta carga política para el Ejecutivo.
La decisión del Gobierno de incorporar el humor en sus mensajes de campaña se convierte en un experimento político de alto riesgo, mientras que la dificultad para construir alianzas políticas se evidencia en actos cancelados, caída de confianza y movimientos paralelos desde las provincias. El tiempo restante para las elecciones 2025 será el escenario decisivo de esta estrategia.
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