No es un zumbido ensordecedor, porque no se oye; ni un resplandor de los que ciegan, porque no se ve. Pero los efectos son similares: Rusia aprieta un botón y, de pronto, el piloto de un avión -o de un dron- no sabe muy bien dónde está el aparato. Lejos del suelo, el GPS es más que una herramienta: es la prótesis que permite saber dónde te encuentras cuando el lejano suelo apenas te dice nada.
Los sistemas de guerra electrónica rusos se emplean a diario en Ucrania para inhibir las comunicaciones de los drones enemigos e incluso desviar la trayectoria de misiles. Moscú ha estado desarrollando tecnología de interferencia de navegación desde la década de 1980, inicialmente como contrapeso a las armas guiadas por GPS.
Rusia recupera la emboscada en el cielo que lanzó la URSS
De acuerdo con ElMundo. ¿Por qué ahora hablamos más de interferencias en GPS? Porque cada vez hay más, y por una buena razón. Con la guerra de Ucrania ha irrumpido un nuevo tipo de vehículo aéreo que antes era residual: los drones. Moscú ha sido siempre menos innovadora y más reactiva a la tecnología occidental. La URSS se sentía asediada por un bloque capitalista superior tecnológicamente y se centró en buscar grietas a los nuevos ingenios occidentales. Cuando en el cielo apareció este nuevo protagonista -para misiones de vigilancia o de eventual ataque-, las antenas rusas aumentaron su actividad, su eficacia y su agresividad.
Las interferencias y la suplantación de datos parecen ser cada vez más comunes, especialmente en zonas de conflicto de Europa del Este (también van al alza en Oriente Próximo). La perturbación de la señal del GPS saltó a los titulares cuando se vio envuelta la principal figura de la Unión Europea: el pasado 31 de agosto, a las 15:00 horas locales, la tripulación del avión que llevaba a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tuvo que recurrir a mapas de papel para realizar un aterrizaje seguro en el aeropuerto de Plovdiv (Bulgaria). La señal GPS fue completamente bloqueada en la zona, un caso que las autoridades búlgaras atribuyen a una interferencia deliberada por parte de Rusia, informa Reuters.
Este incidente, que causó sorpresa en Bulgaria, es la guinda a otros que son habituales en países que limitan con Rusia, como los nórdicos o los bálticos. Moscú lleva años intentando influir en sus vecinos mediante ataques cibernéticos e híbridos. Ahora interfiere cada vez más con las señales de comunicación por satélite y los sistemas de navegación de los Estados miembros europeos.
Rusia está protegiendo sus zonas fronterizas del vuelo de drones de otros países. Varios drones a lo largo de la costa de Lituania y en el norte de Polonia han perdido el control o se han estrellado debido al bloqueo de las señales GPS. Una base rusa clandestina en la región de Kaliningrado es una de las principales responsables de interferencias en los sistemas de navegación por satélite en la región del Báltico.
CÓMO SE INTERFIERE EL GPS
El Sistema de Posicionamiento Global (GPS) y otros sistemas de navegación por satélite utilizan señales de los satélites para calcular la posición. Estos sistemas GNSS (Global Navigation Satellite System) funcionan enviando señales desde satélites a receptores en tierra, que calculan la posición mediante el tiempo que tardan las señales en llegar (trilateración). La precisión varía (de 1 a 10 metros en condiciones normales) y puede mejorarse con correcciones.
Para determinar la ubicación, un GPS necesita una línea de visión directa con al menos cuatro satélites. Este sistema de Estados Unidos despegó a finales de los años 70. La URSS contestó en 1982 con GLONASS, que avanzó lentamente debido a limitaciones presupuestarias y prioridades militares soviéticas, quedando rezagado frente al GPS. Moscú entendió que, aunque no podía crear un sistema mejor, podía interferir en el de los demás. La guerra de Ucrania ha devuelto a los rusos a ese enfoque furtivo.
Hay dos formas de interrumpir la navegación por satélite. La primera es la interferencia: emitir ruido de radio de alta intensidad en la misma banda de frecuencia que utilizan los satélites de navegación. Esto parece ser lo que ocurrió en Bulgaria. Parece un aviso ruso. La presidenta de la Comisión Europea había afirmado dos días antes que el presidente ruso, Vladimir Putin, es un «depredador», alertando del peligro que corre Finlandia.
El susto de Von der Leyen no es el primer caso. El ministro del Interior de Polonia, Tomasz Siemoniak, ya acusó en junio a Rusia de estar detrás de las fuertes alteraciones en la señal de GPS que afectaron a varias zonas del país y que obligaron a desviar un vuelo de Ryanair entre Alicante y Bydgoszcz, al norte de Polonia.
La segunda forma de interferir con la navegación por satélite se llama suplantación de identidad (spoofing) y consiste en enviar señales de radio que simulan provenir de los satélites de navegación. Como proporciona una ubicación falsa, los resultados son potencialmente catastróficos, porque puede desviar del rumbo al piloto automático y al capitán. Rusia está optando cada vez más por la suplantación de identidad en lugar de la interferencia por ruido, un cambio que complica los esfuerzos de detección y mitigación.
Los expertos coinciden en que la mejor respuesta a las interferencias es contar con opciones de navegación de respaldo: sintonizar más de un conjunto de satélites, de manera que, incluso si uno sufre interferencias, otros puedan estar disponibles. La UE utiliza un sistema paralelo llamado Galileo, mientras que Rusia tiene el mencionado GLONASS y China usa sus propios satélites BeiDou. Los aviones comerciales cuentan con sistemas alternativos.
La mayor parte de los aeropuertos medianos y grandes de Europa tienen sistemas alternativos para los aterrizajes sin usar posicionamiento global por satélite. Finnair suspendió el año pasado los vuelos a Tartu, en el este de Estonia, durante un mes debido a estas perturbaciones del GPS en la zona. El aeropuerto de Tartu, que da servicio a la segunda ciudad más importante del país, no estaba preparado para superar estas interferencias. Ahora ha actualizado sus servicios. Así es como las interferencias rusas están dentro de una estrategia de imposición de costes en sus países vecinos.
DUELO DE GPS EN LOS BÁLTICOS
Estonia, Lituania, Letonia, Suecia y Alemania han calificado oficialmente las interrupciones del sistema de navegación como una forma de guerra híbrida «para perturbar nuestras vidas y romper acuerdos internacionales», como explicó el ministro de Asuntos Exteriores de Estonia, Margus Tsakhna.
Se han reportado perturbaciones en el GPS y el GNSS en toda la región del mar Báltico, especialmente desde junio de 2023. Rusia intenta interceptar los drones de vigilancia de la guardia fronteriza estonia que vuelan en la frontera: está tratando de proteger sus emplazamientos militares y de infraestructura vital de posibles ataques con drones ucranianos lanzados desde allí. La interferencia de la navegación por satélite por parte de Moscú ha causado daños por valor de más de medio millón de euros en los últimos tres meses.
Estonia ha experimentado interferencias GPS desde junio de 2023. Rusia ha instalado cuatro inhibidores entre Narva y San Petersburgo; por eso las interferencias pueden notarse cuando los drones vuelan cerca de la frontera oriental, pero no tanto en el centro ni el oeste de Estonia.
El ministro del Interior de Estonia, Igor Taro, confirmó durante una conferencia de prensa en julio que las fuerzas rusas han transportado equipo adicional de interferencia de señal GPS a la zona alrededor de Kingisepp, una ciudad situada aproximadamente a 20 kilómetros de la frontera con Estonia.
Por su parte, científicos polacos han rastreado la interferencia disruptiva del Sistema Global de Navegación por Satélite de Rusia sobre el mar Báltico hasta las instalaciones costeras en el enclave de Kaliningrado y la región de San Petersburgo. Allí hay dos polos de interferencia: el complejo de antenas Okunevo, en la costa central de Kaliningrado, y un área adyacente a la base de la Flota del Báltico en Baltiysk. Por eso, Estonia y Finlandia han advertido a los buques de un aumento significativo de las interferencias en el sistema de navegación. El Golfo de Finlandia es una ruta marítima muy transitada y también cuenta con decenas de transbordadores de pasajeros que cruzan cada día entre Estonia, Finlandia y Suecia.
Esta interrupción del GPS forma parte de un espectro más amplio de actividades de sabotaje rusas, que incluyen ciberataques, campañas de desinformación y ataques a las infraestructuras. Información de inteligencia reciente indica que Rusia ha intensificado sus esfuerzos para desestabilizar a los países vecinos, empleando una combinación de hackers patrocinados por el Estado que atacan redes energéticas críticas y otros operativos encubiertos que ejecutan ataques de precisión contra las redes de comunicación. Por ejemplo, una serie de misteriosos cortes de electricidad en Polonia el mes pasado se ha vinculado a unidades cibernéticas rusas, mientras que los cortes de cables submarinos en el mar Báltico -presuntamente obra de buques cooperando con Rusia- han puesto en guardia a la UE. Estas operaciones están diseñadas para sembrar el caos, erosionar la confianza en los gobiernos locales y poner a prueba la resiliencia de las defensas de la OTAN.
SOLUCIONES EUROPEAS
La comunidad internacional, y en especial la OTAN, está respondiendo con una mayor vigilancia, desplegando tecnologías de contrainterferencia y reforzando las ciberdefensas. La sofisticación técnica de estas tácticas rusas sigue desafiando los marcos de seguridad existentes. Los expertos coinciden en que se necesitan innovaciones urgentes en los sistemas de navegación por satélite y la coordinación transfronteriza. Los países bálticos ya se han puesto manos a la obra: están desplegando sistemas de respaldo terrestres como las balizas R-Mode Baltic, financiadas por la UE, y el sistema eLoran del Reino Unido.
No hay alternativa real a la navegación por satélite. Sin este tipo de tecnología queda sólo la opción de los sensores inerciales (como giroscopios y barómetros), que funcionan bien durante periodos cortos, pero pierden precisión rápidamente y deben recalibrarse mediante la comprobación con sistemas satelitales.
Europa no es la única zona con este tipo de emboscadas. Según The Independent, los barcos en el mar Rojo informan de frecuentes interferencias, probablemente por parte de los rebeldes hutíes en Yemen. Dentro de Rusia es habitual que la navegación por satélite deje de funcionar, en este caso para desorientar a drones que hayan logrado penetrar hasta las capitales. Por eso, de vez en cuando, cientos de taxistas, generalmente provenientes de países lejanos, se pierden en Moscú cuando su navegador deja de ayudarles. Y mientras, los aviones no pueden aterrizar ni despegar.
Rusia trata de recrear tinieblas en su espacio aéreo. Y está dispuesta a decretar cierres de aeropuertos para no dejar pasar a los enemigos.
Dudas sobre la interferencia a Von der Leyen
Ursula von der Leyen no es la primera política europea en tener problemas con el GPS. En 2024, el secretario de Defensa británico, Grant Shapps, ya experimentó interferencias de la señal GPS al regresar de Polonia tras los ejercicios de la OTAN.
Pero en el relato sobre el incidente de Von der Leyen en Bulgaria hay zonas oscuras. El gobierno búlgaro declaró que, debido a la falla del GPS, se ofreció a la tripulación una opción alternativa de aterrizaje utilizando ayudas de navegación terrestres: el Sistema de Aterrizaje Instrumental (ILS) mediante radiobalizas en la pista. Las autoridades búlgaras no mencionaron el aterrizaje del avión «utilizando mapas impresos», como se publicó inicialmente.
La autoridad de control del tráfico aéreo de Bulgaria tampoco ha dicho nada sobre los mapas impresos. Pero sí señaló que ha observado un aumento de casos de interferencias y falsificación de señales GPS desde que Rusia inició una invasión a gran escala de Ucrania.
Flightradar, un servicio de seguimiento de aviones basado en fuentes abiertas, también refutó la afirmación de la fuente del ‘Financial Times’, autor de la exclusiva, de que el avión sobrevoló el aeropuerto durante una hora. Según el servicio, el vuelo de la presidenta de la Comisión Europea duró solo nueve minutos más de lo previsto. Según Flightradar, el transpondedor de von der Leyen reportó buena calidad de señal GPS desde el despegue hasta el aterrizaje. GPSJAM no registró ninguna interferencia con la señal GPS sobre Plovdiv el 31 de agosto.
El comandante del Airbus A320, Mijaíl Parkansky, expresó su desconfianza al intervenir en el programa de YouTube del periodista Alexander Plyushchev respecto a que tripulación del avión de von der Leyen usase mapas de papel. «Probablemente se referían a los mapas [que los pilotos tienen] en sus tabletas. Antes eran de papel, ahora se han convertido a formato electrónico», explicó Parkansky.
El blog de aviación holandés ‘Feit of fake’ obtuvo las comunicaciones entre los pilotos del avión de negocios de von der Leyen y los controladores aéreos y descubrió que efectivamente tuvieron problemas con el GPS antes de aterrizar, pero utilizaron el sistema de aterrizaje instrumental.