¿Es posible cultivar la felicidad mediante acciones cotidianas? Según investigadores de la Universidad de Harvard, la respuesta es un sí rotundo. Un estudio realizado en 2020 por Arthur Brooks, científico social de esta prestigiosa universidad, consultó a 18 especialistas en psicología positiva y bienestar para identificar las prácticas más efectivas que las personas pueden incorporar en su vida diaria.
Estas recomendaciones se basan en evidencia científica sólida y demuestran que la felicidad puede construirse mediante hábitos intencionales.
Los 10 hábitos respaldados por la ciencia
La investigación identificó diez prácticas fundamentales que contribuyen significativamente al bienestar emocional. Estas incluyen: mantener cuerpo y mente activos; practicar la amabilidad en lo cotidiano; invertir dinero en experiencias con seres queridos; prestar atención al estado de salud; unirse a clubes o grupos con intereses comunes; hacer ejercicio de manera regular; practicar una fe o espiritualidad; pasar tiempo en contacto con la naturaleza; fortalecer vínculos con colegas fuera del trabajo; y devolver a la comunidad mediante actos de generosidad.
Cómo transformar estas prácticas en hábitos duraderos
El profesor Brooks enfatiza que la clave no está en elegir una sola práctica, sino en integrar varias de ellas en una estrategia personal consistente. Sugiere tres pasos fundamentales: primero, comprender qué significa realmente la felicidad desde una perspectiva científica; segundo, transformar estos consejos en rutinas diarias mediante la repetición consciente; y tercero, compartir lo aprendido con otros para crear un efecto multiplicador de bienestar.
Por qué estos hábitos funcionan
La efectividad de estas prácticas radica en su capacidad para activar mecanismos psicológicos y neuroquímicos asociados con la satisfacción vital. Actos de amabilidad, por ejemplo, estimulan la liberación de oxitocina y endorfinas, mientras que el contacto con la naturaleza reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés). El ejercicio regular, por su parte, no solo mejora la salud física sino que también aumenta la producción de serotonina, un neurotransmisor clave para el equilibrio emocional.
La felicidad no es solo un estado de ánimo pasajero, sino el resultado de decisiones conscientes y hábitos deliberados. Las investigaciones de Harvard demuestran que pequeñas acciones diarias—desde ser amable hasta conectar con la naturaleza—pueden transformar significativamente nuestra calidad de vida. Lo más alentador es que estos beneficios son acumulativos: cuanto más consistentes seamos con estas prácticas, mayores serán sus impactos positivos en nuestro bienestar general. Información extraída del medio Ámbito.