En los últimos años, el emprendimiento digital ha ganado un terreno significativo en Latinoamérica, impulsado principalmente por jóvenes que ven en las redes sociales y las plataformas digitales una alternativa viable frente a la escasez de oportunidades laborales tradicionales.
Este fenómeno se intensificó durante la pandemia, cuando muchos encontraron en Internet no solo un espacio de ocio sino también una fuente potencial de ingresos.
La realidad detrás del emprendimiento digital juvenil en Latinoamérica
De acuerdo con A24, En este contexto, TikTok surgió como una plataforma que cambió la manera en que millones de jóvenes perciben el trabajo y la posibilidad de generar ingresos. Las herramientas digitales permitieron a muchos superar barreras geográficas y económicas, aunque no sin desafíos ni controversias asociadas.
Alessandro Guzmán es uno de los jóvenes emprendedores que ejemplifica esta tendencia. Venezolano de origen y actualmente residiendo en Argentina tras su paso por Chile, su experiencia resume muchos de los aspectos positivos y negativos de emprender digitalmente desde cero.
Iniciando en 2020 en circunstancias complicadas tras emigrar de Venezuela, Alessandro vendía productos en las calles y metros de Chile para apoyar económicamente a su familia. Fue en este entorno difícil donde comenzó a crear contenido para TikTok con el propósito inicial de atraer clientes. Su habilidad para generar contenido viral lo llevó a descubrir nuevas oportunidades laborales online, iniciándose como freelancer digital y posteriormente creando una academia digital conocida como WaySuccess.
WaySuccess es solo uno de tantos proyectos que surgieron durante la pandemia aprovechando el auge del emprendimiento digital, enfocado en enseñar a otros a crear marcas personales y a capitalizar sus habilidades en redes sociales. Este tipo de iniciativas se han multiplicado exponencialmente en América Latina, impulsadas por la promesa de independencia financiera y un estilo de vida más flexible.
Sin embargo, este rápido crecimiento no ha estado exento de críticas. Alessandro, al igual que muchos otros emprendedores digitales, ha enfrentado cuestionamientos sobre la transparencia y calidad de sus cursos. Aunque él mismo aclara que nunca ha promovido cursos financieros, las dudas alrededor de la efectividad y autenticidad de estos programas educativos reflejan un debate más amplio sobre la calidad y regulación de la educación digital en la región.
Además, el discurso recurrente entre los jóvenes emprendedores de desestimar la educación tradicional en favor del emprendimiento autónomo abre otra conversación importante sobre la sostenibilidad y viabilidad a largo plazo de estas alternativas digitales. Alessandro, por ejemplo, sostiene que «el sistema tradicional no asegura el éxito» y plantea el emprendimiento como una opción más realista en la actualidad, aunque también reconoce que emprender no garantiza automáticamente resultados positivos.
Otro tema sensible que enfrentan estos jóvenes emprendedores es la exposición mediática, tanto positiva como negativa. Alessandro experimentó controversias debido a la interpretación pública de decisiones personales, como la relacionada con su pareja y su educación universitaria. Este fenómeno es común en personalidades digitales cuya vida profesional y privada se entrelaza inevitablemente en sus narrativas públicas.
Finalmente, los retos internos dentro de estas plataformas educativas digitales, como manejar la calidad del servicio frente al aumento exponencial de clientes, también reflejan desafíos comunes en el mundo del emprendimiento digital juvenil. WaySuccess tuvo que implementar cambios internos para ofrecer un servicio más personalizado ante las críticas recibidas, algo que otros proyectos similares han tenido que afrontar con regularidad.
El auge del emprendimiento digital juvenil también revela profundas transformaciones sociales en América Latina. Muchos jóvenes enfrentan la presión de tener éxito rápidamente, promovida por la velocidad y exposición constante en redes sociales. Esta presión puede generar tanto motivación como estrés, llevándolos a trabajar en condiciones a veces más exigentes que las laborales tradicionales.
Al mismo tiempo, se observa una creciente brecha entre aquellos jóvenes que logran consolidar negocios exitosos y aquellos que no consiguen resultados tangibles, lo que refleja una desigualdad en términos de acceso a educación digital efectiva y redes de apoyo necesarias para el crecimiento sostenible de sus iniciativas.
En definitiva, el caso de Alessandro Guzmán sirve para ilustrar aspectos cruciales del emprendimiento digital juvenil latinoamericano. Más allá del éxito o fracaso de iniciativas particulares, lo verdaderamente relevante es cómo estos jóvenes están transformando la forma de entender el trabajo y la educación en un continente acostumbrado a la precariedad laboral y a limitadas opciones educativas. La discusión sobre los beneficios y riesgos del emprendimiento digital seguirá siendo esencial para comprender las nuevas dinámicas sociales y económicas en Latinoamérica.