Una dinámica poco conocida puede desgastar la relación y afectar la salud emocional de ambos miembros.
En psicología, la parentificación ocurre cuando uno de los integrantes de la pareja asume un rol de “padre o madre” para con el otro. Esto implica hacerse cargo no solo de tareas cotidianas, sino también de decisiones, emociones y problemas que corresponden a un adulto.
Según Ámbito , esta situación desbalancea la relación: mientras uno organiza, aconseja y controla, el otro permanece en un rol pasivo o dependiente, generando tensión y dificultando la intimidad real.
Señales de que estás criando a tu pareja
Criar a la pareja no es acompañar; es asumir responsabilidades que no te corresponden. Algunas señales incluyen:
- Sentir que debes supervisar o explicar cómo enfrentar situaciones básicas.
- Comunicación similar a la de un padre con un hijo (“si no lo hago yo, no lo hace nadie”).
- Tus propias necesidades quedan en segundo plano mientras atiendes las de tu pareja.
Estas señales muestran que el vínculo dejó de ser horizontal y que la relación funciona más como una dinámica padre-hijo que como un proyecto compartido entre adultos.
Consecuencias de esta dinámica
La parentificación genera agotamiento emocional, ansiedad y frustración. La relación se vuelve desigual, se pierde intimidad y pueden surgir resentimiento y distancia emocional.
A largo plazo, refuerza patrones dañinos como baja autoestima, dificultades para poner límites y la repetición de relaciones similares. Quien asume el rol parental suele descuidar sus propios deseos y proyectos personales.
Cómo revertir la parentificación
El primer paso es reconocer la situación y expresarla en la relación. La terapia individual o de pareja es fundamental para identificar patrones y construir nuevas formas de comunicación.
Establecer límites claros permite redistribuir responsabilidades y que cada miembro asuma su rol adulto. Aunque el cambio requiere tiempo, el esfuerzo conjunto ayuda a recuperar el equilibrio y la conexión en la pareja.
Detectar y corregir la parentificación es clave para mantener relaciones saludables, equitativas y emocionalmente satisfactorias.