El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), lanzado con bombos y platillos para atraer capital extranjero, terminó convertido en un esquema de beneficios fiscales para proyectos ya iniciados, sin lograr la llegada de nuevas inversiones significativas.
Un informe de la Fundación Encuentro advirtió que el RIGI no cumplió con el objetivo de impulsar la economía con capital fresco. Mientras el Gobierno había anticipado inversiones por u$s50.000 millones, los proyectos aprobados apenas alcanzaron u$s8.572,8 millones, es decir, un 17,1% de lo proyectado.
La brecha es aún más alarmante si se consideran únicamente las iniciativas surgidas tras la implementación del régimen: apenas u$s255 millones, lo que representa solo el 0,5% de lo prometido inicialmente. De los siete proyectos aprobados, seis ya estaban en marcha o habían sido anunciados previamente, confirmando que el RIGI funciona más como un alivio fiscal que como un motor de nuevas inversiones.
Sectores favorecidos y otros relegados
Según el estudio, de los ocho sectores estratégicos que el Gobierno había identificado, solo cuatro recibieron proyectos bajo el RIGI: petróleo y gas, energía, minería y siderurgia. En cambio, áreas clave como turismo, forestoindustria, tecnología e infraestructura quedaron completamente afuera del esquema.
Esto refuerza la percepción de que el régimen concentra beneficios en sectores tradicionales, sin apostar por la diversificación productiva que necesita la economía argentina.
La salida de capitales golpea el discurso oficial
Los datos macroeconómicos también contradicen el relato gubernamental. La Inversión Extranjera Directa (IED) en 2025 fue negativa, con un saldo de u$s-1.679 millones, lo que muestra que no solo no ingresaron fondos en la magnitud esperada, sino que además hubo fuga de capitales.
Según informó C5N, la situación pone en duda la capacidad del RIGI de generar un verdadero “boom inversor”, como había prometido el Gobierno en su presentación inicial.
Empresas beneficiadas y advertencia final
El informe subraya el caso de YPF, que participa en tres de los siete proyectos aprobados, dos de ellos ligados directamente a Vaca Muerta, una zona ya desarrollada y consolidada. Esto refuerza la visión de que el régimen está diseñado para beneficiar emprendimientos que ya tenían un camino recorrido.
“La Argentina no carece de proyectos productivos, sino de políticas públicas que prioricen el valor agregado, el empleo y los encadenamientos productivos”, advirtió el documento de la Fundación Encuentro, dejando en claro que el desafío va más allá de ofrecer exenciones fiscales.
El RIGI, presentado como la gran apuesta del Gobierno para atraer inversiones por u$s50.000 millones, terminó generando apenas un 0,5% de lo prometido y consolidando beneficios para proyectos preexistentes. Con los sectores estratégicos aún relegados y la fuga de capitales en aumento, el futuro del régimen queda en entredicho.