El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva mantuvo una reunión de emergencia para abordar el megaoperativo policial en Río de Janeiro, donde más de 60 personas murieron y decenas fueron detenidas
La crisis de seguridad encendió la tensión política entre el Ejecutivo federal y el gobernador Cláudio Castro.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, encabezó este martes una reunión de urgencia en el Palacio del Planalto para evaluar la situación en Río de Janeiro, tras el operativo policial que dejó al menos 64 muertos y 81 detenidos. Según Ámbito, el encuentro reunió a miembros del Gabinete de Seguridad y a autoridades de distintos ministerios para definir los próximos pasos ante el avance de la violencia.
El Gobierno ofreció trasladar a los detenidos a cárceles federales de máxima seguridad, en un intento por responder a las críticas del gobernador Cláudio Castro, quien afirmó que el estado “enfrenta solo” al crimen organizado. Lula regresará esta noche a Brasilia, tras su gira por el sudeste asiático, y convocó a una nueva reunión de gabinete para el miércoles.
Una de las operaciones más grandes en años
La ofensiva, denominada “Contención”, desplegó a 2.500 efectivos del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) en los barrios de Alemão y Penha, en el norte de Río. El operativo apuntó al Comando Vermelho, la organización criminal más poderosa de Brasil.
Durante los enfrentamientos, murieron cuatro agentes y otros seis resultaron heridos. La policía informó la detención de Thiago do Nascimento Mendes (“Belão do Quitungo”), uno de los líderes regionales del grupo, y Nicolas Fernandes Soares, operador financiero de la banda. También se incautaron 75 fusiles y dos pistolas.
El Gobierno federal interviene en la crisis
Tras la reunión en Planalto, el Ejecutivo anunció el envío de una comitiva a Río para coordinar acciones con el gobernador Castro. La delegación estará encabezada por el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, y el ministro de la Casa Civil, Rui Costa, quienes buscarán establecer un plan conjunto de seguridad.
Costa aseguró que el gobierno federal “monitorea de cerca la situación” y autorizó la transferencia de diez presos del sistema estadual al federal. “Vamos a ver qué es necesario para ayudar a la población de Río de Janeiro”, expresó la ministra Gleisi Hoffmann.
No obstante, el gobernador Castro, del Partido Liberal, responsabilizó a Lula por la falta de apoyo militar. Desde el Ejecutivo respondieron que las Fuerzas Armadas solo pueden intervenir si se declara la Garantía de la Ley y del Orden (GLO), algo que aún no fue solicitado formalmente.
El Comando Vermelho, la raíz del conflicto
El Comando Vermelho (CV) surgió en las cárceles de Río de Janeiro durante los años 70 y hoy es una de las organizaciones criminales más poderosas de América Latina. Nacido como un grupo de defensa de presos, evolucionó hacia el narcotráfico y controla gran parte de las favelas cariocas.
Su influencia se extiende a otras regiones del país, con alianzas tácticas con el Primer Comando de la Capital (PCC) y conflictos con grupos como Terceiro Comando Puro (TCP) y Amigos dos Amigos (ADA). En los últimos años, incluso incursionó en el desarrollo de aplicaciones tecnológicas para controlar territorios y rutas delictivas.
Una crisis que desafía a Lula
El operativo en Río expone una de las mayores crisis de seguridad del gobierno de Lula da Silva y renueva el debate sobre la intervención federal en los estados más afectados por el crimen organizado. Con la violencia en aumento, el mandatario busca equilibrar las demandas locales con una estrategia nacional que preserve la estabilidad institucional y social del país.




