Este 24 de noviembre se conmemora el Día Nacional del Vino Argentino, fecha que recuerda el decreto presidencial de 2010 que declaró a esta bebida como patrimonio nacional y símbolo de la identidad cultural del país.
La celebración reconoce más de cinco siglos de tradición vitivinícola que comenzó con la colonización española y se consolidó con las oleadas inmigratorias, transformándose en una actividad económica fundamental para 16 provincias argentinas. Según establece la Ley Nacional N° 26.870, esta distinción busca valorar las características culturales, económicas y sociales de la producción vitivinícola.
Los orígenes históricos de la vitivinicultura
El arraigo del vino en Argentina se remonta al siglo XVI, cuando los colonos españoles introdujeron las primeras vides -principalmente Moscatel y Uva País- poco después de la fundación de ciudades como Santiago del Estero y Mendoza. Inicialmente vinculado a ceremonias religiosas católicas, el cultivo se expandió durante los siglos XVII y XVIII por Cuyo, Tucumán y el área rioplatense, consolidándose como actividad económica y costumbre social establecida.
La consolidación y el rol del Malbec
La vitivinicultura experimentó un salto cualitativo con las grandes olas inmigratorias de fines del siglo XIX, especialmente desde España e Italia, que aportaron técnicas ancestrales y nuevas variedades de uvas. La cepa Malbec, importada desde Francia, encontró en los terruños argentinos condiciones excepcionales para su desarrollo, transformándose en el estandarte de la vitivinicultura nacional con más de 43.000 hectáreas cultivadas y representando al país en los mercados internacionales.
Las celebraciones en todo el país
La conmemoración se traduce en diversas actividades a nivel federal, incluyendo festivales, degustaciones especiales, ferias enológicas y visitas guiadas a bodegas. Eventos como «La Noche de las Vinotecas», organizada por la Cámara Argentina de Vinotecas y Afines, reúne a más de 600 establecimientos en 23 provincias, desde Salta hasta Tierra del Fuego, buscando acercar el vino al público general y revalorizar tanto los grandes exponentes como los vinos de consumo masivo.
Esta celebración anual refuerza el lugar del vino como elemento central de la identidad cultural argentina, reconocido no solo por su trayectoria histórica sino también por su importancia en el entramado económico nacional, dinamizando las economías regionales y representando una tradición que continúa evolucionando y ganando reconocimiento internacional. Información extraída del medio Perfil.




