La adquisición de Warner Bros. por parte de Netflix por USD 82.7 mil millones encendió alarmas en toda la industria del entretenimiento
Productores, guionistas, sindicatos y figuras políticas advierten que la operación podría derivar en un escenario de concentración sin precedentes.
Según Noticias Argentinas, el acuerdo, anunciado el 5 de diciembre, ya enfrenta una fuerte resistencia que podría impedir su aprobación final.
Sindicatos en pie de guerra y pedidos de bloqueo
Apenas se conoció la noticia, los gremios estadounidenses reaccionaron con dureza. El Directors Guild of America (DGA) solicitó una reunión urgente con ejecutivos de Netflix para expresar su preocupación por el impacto que la fusión podría tener en miles de trabajadores del entretenimiento.
El Writers Guild of America (WGA), en cambio, fue más categórico: exigió directamente bloquear la operación, calificándola como una violación grave de las leyes antimonopolio.
“El mayor servicio de streaming del mundo está absorbiendo a uno de sus principales competidores”, alertó la organización, señalando que la fusión implicaría pérdida de empleos, salarios más bajos, peores condiciones laborales y menos diversidad de contenidos para el público.
La política también presiona: Warren la calificó de “pesadilla antimonopolio”
La polémica escaló rápidamente al terreno político. La senadora demócrata Elizabeth Warren criticó abiertamente la operación, asegurando que la unión de Netflix y Warner Bros. crearía “un gigante mediático con control sobre casi la mitad del mercado del streaming”.
Warren advirtió que, de concretarse, el acuerdo podría elevar precios para los consumidores, limitar la oferta de contenidos y poner en riesgo puestos de trabajo en toda la cadena audiovisual. Para la senadora, la compra representa “una amenaza directa para la competencia y para los estadounidenses”.
Paramount denuncia irregularidades en el proceso
Otro foco de conflicto se encendió cuando Paramount, que también era candidato para adquirir Warner Bros., aseguró haber sido desfavorecido. La compañía afirmó que su oferta económica era superior a la de Netflix y denunció “conflictos de gestión” e “intereses personales” que habrían influido en la decisión final.
La postura de Paramount agrega un nuevo elemento de presión en el camino de aprobación regulatoria, sumándose a un escenario ya complejo y cargado de tensiones dentro del sector.
Mientras Netflix celebra un movimiento que podría redefinir el mapa global del entretenimiento, la industria, el ámbito político y competidores directos avanzan con estrategias para frenar la compra. La resolución final dependerá ahora de los reguladores y de la capacidad de las partes de demostrar que no se vulneran las leyes de competencia.




