La multinacional alimentaria Mondelez, dueña de marcas emblemáticas como Oreo, Terrabusi y Milka, paralizó la producción en su gigantesca planta de Pacheco y suspendió por 21 días a sus más de 2.300 empleados.
Según información publicada originalmente por Infobae, la medida, acordada con el sindicato, responde a un drástico descenso en la demanda y a la acumulación de sobrestock, en un duro reflejo de la contracción del consumo masivo en Argentina.
Un acuerdo con el sindicato para un parate de tres semanas
La empresa comunicó formalmente al personal que las actividades se reanudarán el 4 de enero de 2026. En un comunicado enviado al citado medio, Mondelez explicó que la suspensión es parte de un «acuerdo alcanzado con el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) y la Comisión Interna» e incluye «tareas de mantenimiento planificado y se otorgarán licencias». Aunque la compañía la enmarca dentro de una «planificación y adecuación operativa» habitual, fuentes gremiales señalan que no ocurría algo similar desde la crisis de 2001.
La caída del consumo, el motor de la decisión
Detrás del acuerdo formal, las causas son económicas. Fuentes del sector y delegados de la planta apuntan directamente a la fuerte caída del consumo y al sobrestock acumulado. Jorge Penayo, delegado en la fábrica, declaró a una radio local que la producción cayó 13.000 toneladas este año, a pesar de los esfuerzos por lanzar nuevos productos. «Ahora es otra situación, es por el consumo. Las marcas que produce la empresa son las que consume la clase media», afirmó Penayo, contrastando la situación con la crisis de 2001.
La planta de Pacheco, una de las más grandes del país y estratégicamente ubicada en el Acceso Norte, produce además otras marcas populares como Pepitos, Cerealitas, Halls y Beldent. El parate ocurre en un contexto nacional de ventas a la baja para los alimentos procesados y menor rotación en góndolas.
Mientras la compañía sostiene que busca la «sustentabilidad de la actividad a largo plazo», la incertidumbre crece entre los trabajadores. Aunque por ahora no hay despidos ni recortes salariales, el extenso parate de tres semanas en una fábrica de esta magnitud marca un hito preocupante y pone en evidencia la profundidad de la crisis que atraviesa el consumo interno.




