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El secretario de Bosques del Chubut, Rodrigo Roveta, y el director nacional de Bosques, Martín Mónaco, convocaron días atrás a una reunión con intendentes de la Comarca Andina y funcionarios nacionales, donde se articularon acciones en torno a los incendios y la urbanización en zonas de interfase.

El encuentro se llevó adelante en la localidad de El Hoyo, contando con la presencia del intendente anfitrión, Pol Huisman, y sus pares de Lago Puelo, Augusto Sánchez, de Cholila, Silvio Boudergham, de Epuyén, Antonio Reato, y de El Maitén, Oscar Currilén.

Participó el director nacional de Bosques, Martín Mónaco, dependiente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, el subsecretario de Regulación y Control Ambiental, Daniel Micheloud, el intendente del Parque “Los Alerces”, Hernán Colomb, y el director del CIEFAP, José Lencinas, entre otras autoridades.

En instalaciones de la oficina de Turismo local, se realizó una revisión de las medidas adoptadas luego de los siniestros ígneos registrados durante los primeros días de marzo pasado, los cuales afectaron gran cantidad de viviendas localizadas en ambiente de bosques.

En ese marco se llamó a fortalecer el trabajo articulado entre los diferentes niveles del Estado, sumando en ese proceso a instituciones de la sociedad civil para de esta forma dar respuestas concretas a la población.

Al mismo tiempo, los funcionarios destacaron la importancia de seguir evaluando estrategias a corto, mediano y largo plazo para minimizar el riesgo de los incendios en zonas de interfase y lograr una convivencia armoniosa entre la comunidad y el bosque.

“En base a lo que hablamos con los intendentes, la intención es armar rápidamente una agenda de trabajo que aborde la problemática de manera integral, y que la temática sea afrontada como política de Estado, más allá de los tiempos de una gestión de gobierno”, enfatizó Roveta.

El funcionario chubutense apuntó a “una visión de trabajo capaz de atender situaciones más urgentes pero que además mire al futuro, finalmente buscando que nuestras comunidades sean menos vulnerables a estas catástrofes”.

Como análisis común, se compartió en la reunión el hecho de que la situación es compleja y que su abordaje requiere de un desafío importante, entendiendo que es necesario redoblar los esfuerzos en materia de planificación, prevención, tareas de manejo e instalación de infraestructura para protección.

Se planteó que la solución exige el involucramiento de toda la sociedad afectada, la toma de conciencia y la acción correspondiente, como así también la participación coordinada de organismos estatales de todos los niveles, organizaciones intermedias y otros sectores.

Trevelin

Por otro lado, el secretario de Bosques de la Provincia participó de un encuentro en la localidad de Trevelin donde también se evaluó la problemática de los incendios de interfase y se analizaron acciones para minimizar los riesgos.

Estuvieron presentes el intendente municipal, Héctor Ingram, funcionarios del Ejecutivo local, el director de Bosques de Nación, Martín Mónaco, y autoridades de distintas instituciones alcanzadas por la temática.

A pesar de la amplia normativa en materia de Derecho Ambiental que existe en Argentina, las áreas protegidas y los territorios naturales afrontan un panorama se serias dificultades para su conservación. Los incendios en la Comarca Andina de Chubut volvieron a activar las alertas sobre proyectos mineros que procuran avanzar en la Patagonia. El Extremo Sur dialogó con Agustín Filippi, abogado y profesor de Derecho Ambiental en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, quien destaca la tensión creciente entre un Estado que «hace la vista gorda» y la voluntad colectiva de ciudadanos con una participación en la defensa del ambiente.

Filippi remarcó la necesidad de trabajar con el concepto de «discriminación ambiental» hacia las poblaciones más vulneradas, quienes «soportan desproporcionadamente los impactos ambientales». Sostuvo que el avance contra la naturaleza no es un caso aislado: «Tenemos una política totalmente extractivista respecto del territorio y del uso de recursos naturales; donde el Estado no se hace presente en el control, proliferando daños ambientales, sociales, y con poco beneficio para la comunidad».

Filippi confronta la concepción de la megaminería como un proyecto sustentable y orientado a generar empleo en las localidades, y opina que «La capacidad de empleo no es la que mencionan, y las ganancias de las empresas son prácticamente totales, el 97% de los minerales extraídos es ganancia para ellos, solamente el 3% perciben las provincias en concepto de regalías».

En el marco del debate en torno a los incendios en la Comarca Andina se habló mucho sobre los intereses económicos detrás de los bosques. ¿Qué pasa con las áreas protegidas afectadas por el incendio? ¿Algún proyecto minero o inmobiliario podría utilizarlas?

Existen dos Leyes en ese sentido, una de presupuesto mínimo a nivel nacional, que rige para todo el territorio. Establece el control de las actividades de quema. Existe otra sobre la prevención y combate de incendios forestales, y exige al Estado que cuando un bosque nativo o bien una región natural es afectada, se debe recuperar un área de conservación con la misma categoría que tenía originalmente. Tiene que mantener y restaurar las categorías de restauración de ecosistemas que existían. Es una pauta general. Claramente no se puede hacer un cambio de uso de suelo. El año pasado el Frente de Todos presentó algunas reformas entre las que establecen accesoriamente un plazo mediante el cual en un término de 60 años no se puede modificar el uso de suelo para áreas de bosque. No pueden disponerse para actividades humanas u otros usos como proyectos inmobiliarios o mineros.

Sin embargo, las normativas pueden ser modificadas.

En cuanto a los incendios, a nivel nacional existe esta obligación de carácter general. No podría utilizarse un área quemada para destinarla a otros usos, tiene que ser recuperada para la conservación. Aunque a veces no se cumpla por parte de las autoridades, ya sea por acción u omisión.

¿Cuál es el marco de regulación y control para la actividad minera?

Las entidades e instituciones como Ministerio de Ambiente, Secretarías de Ambiente de cada jurisdicción tienen la potestad y obligación de controlar todos los proyectos mineros, exigir sobre todo la evaluación de impacto ambiental como un procedimiento preventivo y obligatorio para todas las actividades.

¿Percibís una correcta aplicación de estos controles?

El tema es cómo día a día se controlan las actividades, si se presentan proyectos o no, qué empresas están explotando al margen de las licencias ambientales y sociales. Ahí es donde entra la mayor conflictividad cuando los Estados hacen la vista gorda, por eso cada vez hay una mayor búsqueda de información y participación de la ciudadanía en cuestiones ambientales.

Según tu experiencia, ¿estos casos son excepciones o son la regla?

Tenemos una política totalmente extractivista respecto del territorio y del uso de recursos naturales. Y donde el Estado no se hace presente en el control, produciéndose daños ambientales, sociales, de distintas actividades, y con poco beneficio para la comunidad. Creo que es una problemática en general extendida en todo el país, habría que analizar casos puntuales.

¿Podríamos decir que es un modelo profundamente fundado en los intereses capitalistas?

Sin dudas, por eso el modelo de producción económico en cuanto a la megaminería o al agronegocio, va de la mano con estos intereses económicos.

¿Cómo se caracteriza el interés colectivo en el Derecho Ambiental? ¿Tiene un peso fuerte?

El derecho ambiental está basado en los derechos colectivos. Ese interés colectivo puede ser ejercido por afectados, organizaciones de base o intermedias, que tengan por fin defender el ambiente. Y luego el defensor del pueblo, la cuestión colectiva está en el núcleo de esas problemáticas. El ambiente es para la colectividad.

En el caso de Chubut, ¿de qué manera analizás el avance de la minería a pesar de las iniciativas populares?

Lamentablemente, la participación del sector público la convoca o convoca a último momento. Son políticas públicas que no tienen licencia social; es clave que en cada proceso se vea una participación más amplia de todos los sectores, especialmente los que pueden ser afectados.

¿Puede generarse una crisis de legitimidad cuando avanzan con un debate sin consultar a la población?

Sí, creo que se ha dado en muchos casos. Esquel es un caso paradigmático con el No a la Mina en 2003, con el plebiscito; en el caso de Córdoba con el tema de la Ley de Minería; con el fracking en Mendoza y en la Rioja también con la cuestión minera. Es donde más trascendencia tomó la cuestión ambiental, los últimos años se han hecho muchos reclamos, movilizaciones. También existen reclamos por las antenas de telefonía y la radiación, contaminación de cuencas, impacto de los agroquímicos; son reclamos que han tomado auge, y pueden hacer entrar en crisis políticas a algunos gobernantes. Es un tema que está siempre marginado de la agenda política.

¿Una crisis como esta impacta concretamente sobre quienes ocupan posiciones de poder político?

Se ve a nivel internacional, el hecho de que Donald Trump en Estados Unidos no suscriba al acuerdo de París del cambio climático, hace que impacte su imagen. Sin embargo, hay muchos electores que acompañan esos proyectos, no valoran la cuestión ambiental, o racial, social, entonces lamentablemente se mantienen en el poder. Hay varias denuncias a nivel internacional, y sin embargo es difícil correrlos del poder solo por una crisis de legitimidad, pero el ambientalismo ayuda a que esto se problematice y se visibilice el conflicto.

Comentabas que percibís una mayor conciencia ambiental en los últimos años.

Claramente, con el correr de los años hay una mayor participación social, una conciencia de que somos parte de este sistema, como entorno. En algunas acciones se va mejorando, queda mucho todavía por hacer.

¿De qué manera se relacionan los conflictos ambientales con la cuestión social? Suele suceder que los daños ambientales impactan en mayor medida a las poblaciones vulnerables.

Eso se puede englobar en el concepto que usamos, que es el de la «discriminación ambiental». Es un concepto interesante, ahí se evidencia la interseccionalidad de derechos. Porque siempre termina habiendo una asimetría y sobrecarga en los sectores más pobres y excluidos, como sucede con los pueblos afroamericanos o los pueblos originarios. Soportan desproporcionadamente los impactos ambientales. Los conflictos por la propiedad de las tierras, por ejemplo, siguen en debate, en el marco del ambientalismo y el derecho de las minorías.

En este sentido, ¿qué sucede con los recursos a nivel mundial?

Los recursos son escasos, hay una sobreexplotación. Deberíamos introducir un paradigma de menor explotación de los recursos y búsqueda alternativa de menor consumo, entender toda esta filosofía. Hay propuestas muy interesantes desde los pueblos indígenas, con su cosmovisión. Son alternativas que ayudarán a una mayor protección de la humanidad y en beneficios de los sectores más vulnerados. Acá hay una responsabilidad de los países europeos y del llamado «primer» mundo, como Estados Unidos, por el modelo de desarrollo económico y «progreso» que imponen a los países del Sur Global.

¿En qué medida las acciones individuales impactan en el ambiente? Existe un discurso que tiende a señalar la responsabilidad individual y no la responsabilidad de las grandes empresas.

Creo que ahí es donde está el mayor engaño de las políticas por parte del Estado: nos hacen creer a los individuos que tenemos que cambiar nuestro sistema de consumo para cambiar las políticas o la distribución de los bienes y recursos; pero justamente el gran cambio viene de parte del Estado, de las políticas más amplias. Esto sirve para atacar los problemas de raíz, como son la contaminación de industrias, la minería. Sin dudas la acción individual tiene importancia, cumple un rol que es la concientización, donde cada uno debe hacerse responsable desde su lugar, pero me parece que las políticas pueden definir cambios más grandes, impulsar cambios colectivos.

De acuerdo a tu visión, ¿cuáles son los problemas ambientales más urgentes en la Argentina?

Los urgentes son muchos, pero lo más acuciante sería la crisis alimentaria. Me parece que estamos viviendo un contexto en el que la pobreza es cada vez mayor, es una realidad que viene arrastrándose. Hay una mayor producción de bienes y servicios a nivel mundial que no se ve reflejada en que la humanidad esté bien alimentada, con acceso a recursos y servicios básicos. Ahí también hay una responsabilidad política y de las empresas. Eso tiene directa vinculación con lo que son las problemáticas ambientales y sociales, estos grandes proyectos extractivistas, de infraestructura, benefician a un puñado de grupos económicos a nivel mundial y no existe una redistribución de la riqueza como plantean desde las políticas. Si este modelo se sigue profundizando la brecha será cada vez mayor y la crisis va a seguir siendo grande.

¿Cuál es tu análisis respecto a la idea de los defensores de la megaminería de que esta actividad podría aumentar el empleo y el presupuesto en las localidades donde se instala?

Sabemos que la minería tiene proyectos golondrinas, pueden estar 15, 30 años, pero luego dejan el territorio abandonado. El tiempo que la minería tiene para instalarse en un territorio conlleva una demanda importante de trabajadores de empleos indirectos respecto a la construcción de infraestructura. En la parte operativa se reduce mucho el empleo, ya que se emplea mucha gente extranjera, o ingenieros, capacitados profesionales. La capacidad de empleo no es la que mencionan. Por otra parte, las ganancias de la empresa son prácticamente totales. De acuerdo a la Ley de inversión minera argentina, el 97% es ganancia y el 3% regalía. Los beneficios son muy escasos, más allá de que haya un mínimo reconocimiento por la explotación de los recursos, es más un espejo de colores que venden que un real reparto de beneficios para las comunidades locales.

¿Qué lugar ocupa la industria argentina en este negocio?

La extracción de algunos metales requiere una inversión muy grande. En general, las empresas argentinas no tienen la capacidad de hacerlo, o no pueden asumir el riesgo de hacerlo ellos mismos. Podríamos tener empresas estatales, invertir en los proyectos. Pero son todos proyectos transnacionales de empresas extranjeras, australianas y canadienses principalmente. Hay grandes réditos y minerales que se llevan las empresas, algunos están sin declarar, otros son omitidos. Esa es la realidad de las provincias mineras, se puede ver algún tipo de mejoría en ciertos sectores porque entra un caudal de dinero al Estado, pero no es una parte sustancialmente importante; sigue beneficiando a intereses políticos y económicos.

¿Es posible pensar en una minería sustentable o siempre es contaminante?

La minería tradicional es escasa. Es raro encontrar oro u otros metales como se encontraba antiguamente. Sin embargo, hasta el día de la fecha, la megaminería realiza la explotación con sustancias tóxicas. Hay investigaciones que hablan de otro tipo de tecnología que se puede usar para la extracción, pero todavía no está apta para su utilización y los costos son elevados. Entonces las opciones serían no avanzar sobre esos territorios, y buscar alternativas de producción u otras economías regionales que apunten al empleo y el trabajo, mejorando la calidad de vida de las comunidades.

¿Cómo ves la aplicación de la Ley Yolanda, destinada a capacitar a las y los empleados públicos en materia ambiental?

Toda normativa o ley que regule a favor del ambiente es positiva, en un punto esto sigue avanzando, se sigue concientizando. Las leyes también educan. El tema es que tiene que haber realmente una preocupación y una ocupación del sector político que aplique la normativa. El Poder Ejecutivo, así como tiene a cargo la toma de decisión en materia económica y productiva, debe promover también políticas públicas para la protección del ambiente y de las personas. Cuidar las poblaciones expuestas a riesgo, controlar la contaminación, proteger los recursos naturales, y redistribuir sus beneficios.

Los intendentes de la Comarca Andina chubutense acordaron impulsar la creación de un Consorcio de Municipios para la elaboración y gestión de políticas públicas comunes que beneficien a los vecinos y vecinas de las cinco localidades cordilleranas.

De este principio de acuerdo participaron los intendentes de El Hoyo, Pol Huisman; de Lago Puelo, Augusto Sánchez; de El Maitén, Oscar Currilén; de Epuyén, Antonio Reato; y de Cholila, Silvio Boudargham.

Mediante el Consorcio Comarcal, los municipios podrán diseñar un plan estratégico de desarrollo territorial que dé respuestas a las necesidades históricas que padece la zona, con prioridad en la solución al problema de los servicios públicos en todas las localidades.

El proyecto surgió para gestionar políticas conjuntas en torno a problemas compartidos como los recursos hídricos y las necesidades derivadas de los incendios, pero también ayudará al impulso del turismo, el sistema productivo y obras de infraestructura, entre otros temas.

De la reunión, que tuvo lugar el martes pasado, también participaron el ministro de Agricultura, Ganadería, Industria y Comercio de Chubut, Leandro Cavaco, y el Administrador General de Recursos Hídricos del Instituto Provincial del Agua (IPA), Nicolás Cittadini.

Los servicios públicos, una prioridad

Horas más tarde, los cinco intendentes se reunieron con el ministro de Infraestructura de Chubut, Gustavo Aguilera; el subsecretario de Planificación, Eugenio Kramer; el Director General de Servicios Públicos (DGSP), Marcelo Mammoliti; el jefe de la DGSP de la región, Mauro Palma y el sindicato Luz y Fuerza.

En el encuentro realizaron un diagnóstico de la situación, acordaron modos de trabajo y pautaron un cronograma para la restitución de los servicios.

Ese es el número que se desprende de las encuestas y el relevamiento realizado por el ministerio de desarrollo social, familia, mujer y juventud, en coordinación con los municipios de la zona cordillerana.

El ministro de desarrollo social, Gustavo Hermida, aclaró que siguen apareciendo casos de familias afectadas por los incendios forestales en la zona cordillerana, por lo que se está trabajando para lograr dar una respuesta rápida a las más de 1200 personas que necesitan la ayuda del Estado para comenzar de nuevo.

Explicó que las familias afectadas en un primer momento fueron alojadas en espacios comunes como gimnasios, pero con el correr de las horas, muchos fueron optando por quedarse en casa de familiares o amigos.

Y desde los municipios y el ministerio de turismo de nación se está trabajando en llegar a un acuerdo de alquiler con los propietarios de complejos turísticos para poder albergar a las familias que así lo necesiten, hasta tanto se logre la reconstrucción de sus viviendas.

Dijo que la problemática habitacional es un tema muy complejo, que va a llevar su tiempo, atendiendo que hay que reconstruir entre 300 o 400 viviendas.

Además, se suma el tema de la regularización nominal de las tierras. “Cada caso se analizará uno por uno”, indicó.

Fuente: Radio Chubut

La Asociación Civil Conciencia Colectiva envió a la Comarca Andina un camión con acoplado repleto de materiales para la construcción y se pudo lograr gracias a la colaboración de los vecinos que ayudaron a costear el combustible.

Desde la Asociación, indicaron que junto a instituciones amigas pusieron en marcha el camión con acoplado que llevará donaciones para las familias que fueron afectadas por los incendios en la Comarca Andina.

“A las cinco de la mañana salió el camión con acoplado con 20 pallets y 20.000 ladrillos que gestionó la Asociación Civil y con buenos deseos para la Comarca Andina”, indicaron desde Conciencia Colectiva.

Este miércoles a las 5 de la mañana, partió desde Puerto Madryn un camión con una importante cantidad de materiales de construcción, destinado a los afectados por los incendios en las distintas localidades del interior provincial.

El vehículo fue gestionado por la Asociación Civil Conciencia Colectiva, que asiste a comedores y merenderos de la ciudad del Golfo.

Desde la entidad precisaron que esta madrugada «salió el camión con acoplado repleto de voluntades y buenos deseos para la Comarca Andina», agregando que el mismo lleva consigo «veinte pallets, es decir, un total de 20.000 ladrillos de nuevas esperanzas para volver a empezar».

Fueron afectadas casi 13 mil hectáreas y actualmente se investiga las causas de los dos focos, uno en Paraje Las Golondrinas y el otro en Cerro Radal, que dieron origen al incendio.

En el transcurso de las últimas horas, el Servicio Provincial de Manejo del Fuego, dependiente de la Secretaría de Bosques del Chubut, dio por extinguido el incendio Las Golondrinas que empezó el 9 de marzo. Actualmente se investiga la causa de los dos focos, uno en Paraje Las Golondrinas y el otro en Cerro Radal, que dieron origen al incendio.

En sus primeros días de actividad el siniestro ígneo, caracterizado como tormenta de fuego por su velocidad y su intensidad, propagó sobre casi 13 mil hectáreas. Condiciones como el viento que por momentos alcanzó los 90 km/h y el bajo contenido de humedad en la vegetación producto de un verano seco y de temperaturas extremas, propiciaron el avance rápido.

El daño ocasionado en sectores poblados localizados dentro del bosque derivó en la conformación inmediata de un Centro de Operación de Emergencia en los municipios afectados del que participaron numerosos organismos provinciales y nacionales para hacerle frente a la catástrofe.

A partir de ese momento el SPMF quedó a cargo del operativo de control del incendio, en coordinación con la Dirección General de Defensa Civil, en el que se priorizó la defensa de las áreas de interfase de Las Golondrinas y El Hoyo.

Al mismo tiempo fue necesario hacerle frente a otros dos incendios grandes de interfase: uno que avanzaba desde una reactivación en el incendio Cuesta del Ternero, en Río Negro, en dirección a El Maitén, y otro en Cholila.

Operativo

Durante todo el operativo el Servicio Nacional de Manejo del Fuego coordinó y gestionó la llegada de medios aéreos y de recursos humanos de sus brigadas y de otras organizaciones de manejo del fuego del país.

Las primeras semanas hubo más de 200 combatientes en la lìnea, pertenecientes a las brigadas del SPMF, a las brigadas Patagonia, Centro y NOA del SNMF, a los parques nacionales Lanín, Nahuel Huapi, Lago Puelo, Los Alerces, Los Glaciares, El Rey, Calilehua, Los Cardones, Traslasierra, Quebrada del Condorito, y Pizarro, al Servicio Provincial de Manejo del Fuego de Neuquén, al Plan Provincial de Manejo del Fuego de Mendoza, al Servicio Provincial de Lucha contra Incendios Forestales de Río Negro, Servicio Provincial de Manejo del Fuego de Mendoza, San Luis, Jujuy y Catamarca, a Bomberos de la Policía Federal, y a las asociaciones de bomberos voluntarios de Lago Puelo, El Hoyo, Río Senguer, Esquel, Trevelin y Puerto Madryn.

Tuvieron el apoyo de 3 hidroaviones y 3 helicópteros con helibalde ya que había zonas a las que era muy difícil acceder por tierra, así como de autobombas, camionetas equipadas, maquinaria vial para abrir cortafuegos y caminos y helicóptero de transporte.

Participaron del operativo organizaciones de distintos órdenes: el mencionado Servicio Nacional de Manejo del Fuego, el Servicio Meteorológico Nacional, la Dirección Nacional de Vialidad, Gendarmería Nacional, el Ejército Argentino, la Policía Federal, la Dirección de Defensa Civil del Chubut, la Policía del Chubut, la Agencia Provincial de Seguridad Vial, la Administración de Vialidad Provincial, la Secretaría de Pesca del Chubut, los hospitales de El Hoyo, Lago Puelo y El Bolsón, los municipios dl Maitén, El Hoyo, Lago Puelo, y Epuyén y la Escuela N° 81, y el CAF dependiente del Ministerio de Familia en El Maitén.

Actualmente, la División de Investigación de Siniestros de la Superintendencia Federal de Bomberos de la Policía Federal investiga la causa de los dos focos, uno en Paraje Las Golondrinas y el otro en Cerro Radal, que dieron origen al incendio. Fueron convocados para ello por el Ministerio Público Fiscal de Chubut.

La médica de Las Golondrinas, María Eugenia Fagnan, se refirió a la situación del tendido eléctrico en varios de los sectores afectados por los incendios.

En diálogo con AzM Radio, sostuvo que «desde que ocurrió el incendio, en la mayoría de las zonas no se hizo absolutamente nada más que recorrer un poco, ver los daños» y advirtió que «ya pasó más de un mes y todavía no hay nada en concreto».

Muchos postes del tendido eléctrico aún siguen tirados: «Un señor de la usina me explicaba que siguen de paro porque no cobran, y es entendible», apuntó Fagnan

«Estamos sin luz y va a ser por meses así, y muchos vecinos están sin agua; los que la tienen, no se puede usar para el consumo, incluso tampoco es apta para bañarse», expuso la profesional de la medicina, a la vez que denunció que «vemos el agua correr en la calle y es apta, pero no vemos a nadie poniendo mangueras, por ejemplo; mi vecino tuvo que comprar 600 metros de manguera para poder tener suministro porque nadie de la Municipalidad ni del Gobierno ha hecho nada».

Fagnan perdió su vivienda «y dos perros» durante la catástrofe ígnea, expresó, recordando que «la última vez que tuve contacto con el Intendente (por Augusto Sánchez) fue hace una semana, y uno entiende que resolver la situación lleva sus tiempos pero necesitamos soluciones lo antes posible».

«Hay un crédito de $2.800.000 a tasa cero disponible, pero por ejemplo, yo todavía no puedo ir a sacarlo, tengo que esperar a que ellos terminen de definir ‘no sé qué’», manifestó la abogada, agregando que «uno tiene la reunión con el Intendente y lo tranquiliza poruqe es un señor que habla bien y es comprensivo, pero al momento de solucionar las cosas, no está a su alcance o se olvida; y uno se va de la reunión pensando que va a llegar la ayuda y sigue esperando, se me hace que van a pasar meses hasta que, al menos yo, pueda resolver mi situación».

Una interesante iniciativa para ayudar a los vecinos afectados por los incendios en la Comarca Andina lanzó la CAI Solidaria. El objetivo es reunir la mayor cantidad posible de alimentos no perecederos y materiales de construcción para llevar a las familias afectadas por los siniestros.

La finalidad es ayudar a las familias de esa zona a reconstruir sus viviendas y lugares de trabajo. Las pérdidas en algunos casos fueron totales, con lo que están necesitando toda la ayuda posible para volver a levantar sus hogares.

Cuando se vive un incendio lo primero que te dan es ropa, y está bien, pero llega un momento que hay mucho de eso y se necesitan otras cosas para poder retomar su vida, su trabajo. Por eso la idea de reunir materiales y entre todos vamos a poder hacer una gran cruzada solidaria”.

¿Con qué se puede ayudar?

Al ser consultado con qué se puede ayudar, agregó: “estamos pidiendo como primordial materiales de construcción como clavos, alambre, cemento, ladrillos, chapas, maderas, tornillos, tarugos, tenazas, serruchos, guantes y botines de trabajo.

A ello se le suman colchones, camas, muebles, cocinas y termotanques. Les pedimos a las empresas petroleras caños tubing, ya que todo esto será utilizado para que aquellas familias afectadas por los incendios puedan reconstruir sus hogares”.

En este marco, manifestó que “el invierno se avecina y ellos deben levantar sus casas lo antes posible. Cabe destacar que todo lo reunido será entregado en mano, como lo hacemos habitualmente con la CAI Solidaria”.

“El viaje solidario está previsto concretarse a mediados o fines de abril. Cualquier duda o consulta comunicarse al teléfono 297-4354267”, finalizó Guerreiro.

 

El panorama es desolador por la angustiante realidad imperante después del paso de la tormenta de fuego, ocurrida el 9 de marzo, hace exactamente un mes. La desesperación personal y colectiva en la Comarca Andina es inconmensurable. Miles de cordilleranos siguen sin casa, sin luz, sin agua y -lo peor de todo- es que en el horizonte cercano se avecina otro crudo invierno patagónico al que nadie sabe cómo enfrentar habiendo perdido todo. No solamente el panorama actual es crítico: lo peor es la ausencia de futuro para una región que ya estaba olvidada y sufre la incertidumbre total en materia económica y social. Si el Estado -tanto el Nacional como el Provincial- no se toman en serio el problema e invierten todo lo que se necesita urgentemente en los próximos 45 días la bellísima Comarca Andina se transformará por muchos años en una zona de desastre y desolación difícilmente recuperable. Así como un ciprés tarda varias décadas en crecer, las generaciones actuales no volverán a ver lo que conocieron como un prodigio de la naturaleza.

Las penurias en la Comarca Andina Patagónica no se resolvieron obviamente con la inmensa solidaridad inmediata del pueblo o con los anuncios, muchos de ellos formales, que hicieron los gobernantes. El fuego destruyó mucho de lo material pero también parece haber derretido el futuro de una de las zonas más maravillosas que tiene Chubut y el país.

Hoy reina la desorganización en una especie de sálvese quien pueda y como pueda. Miles de personas y familias afectadas se las ingenian por su cuenta para encontrar algunas soluciones de transición hacia diferentes direcciones que les imponen los múltiples problemas a resolver.

Los más perjudicados se quedaron sin casa y perdieron todo, literalmente. No tienen un techo ni tampoco las cosas imprescindibles para sobrevivir. La solidaridad, como sucede siempre frente a las catástrofes, llegó casi de manera inmediata y hasta sobrepasó la cobertura de las necesidades urgentes. Hasta sobró ropa enviada desde distintos puntos del país y ahora se piensa en usarla entre medio de los miles de paredes que quedan por levantar. Lo que falta es otra cosa: una inversión medida en millones.

Los problemas de la Comarca van mucho más allá de lo que un pueblo solidario puede donar o lo que los voluntarios pueden ir a hacer con sus manos a la hora de limpiar el desastre o ayudar a levantar parte de lo devastado.

Reconstruir tras los incendios no es una tarea que pueda depender de la solidaridad, sino del Estado en sus diferentes niveles, porque desde lo personal ya es muy difícil vivir sin una catástrofe en un panorama de crisis agravado por el Coronavirus.

Solamente hay que imaginar lo trágico que puede ser intentar levantarse con la miseria, la inflación, los sueldos atrasados, sin trabajo o con ingresos que cada vez rinden menos a la hora de tan solo subsistir.

Lo que hace falta de manera imperiosa son viviendas e infraestructura para recomponer y mejorar los raquíticos servicios públicos que había desde antes del incendio y que ahora están desaparecidos.

Las casas de emergencia pueden ayudar para encontrar un techo para dormir, pero se viene el invierno y vaya a saber si alguien puede subsistir en un container enfrentando crudo frío, las lluvias y las nevadas de un invierno que está por llegar y se extenderá por varios meses. Ni qué hablar de lo que implica intentar pasar no uno, sino varios inviernos en una casilla de chapa.

Son más de 500 las casas afectadas, 392 de maneta total y 102 parcial, aunque cálculos no oficiales llevan el número hasta las 1000 viviendas. Por eso, no alcanza para encarar las soluciones de fondo con las viviendas modulares. Con ellas se logrará tener un techo, pero jamás una vivienda digna. Para tener un panorama justo basta preguntarle a los comodorenses que también perdieron todo y cuatro años después siguen alquilando por su propia cuenta e inclusive intentan subsistir en un trailer.

Concretar las obras de infraestructura del tendido eléctrico, plantar postes y cables que lleven la luz e internet parece una misión casi imposible cuando el Estado se muestra paquidérmico en sus movimientos. Además, hace falta imperiosamente el aprovisionamiento de redes de agua potable y cloacas para que la higiene sea una tarea cumplida en el devenir de lo cotidiano en tiempos de pandemia.

Fuente: El Extremo del Sur