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Se trata de un producto 100% nacional que permite determinar si una persona tiene anticuerpos. El Presidente de la Nación felicitó a los profesionales: “Son un verdadero orgullo”, destacó.

En el marco de las acciones que el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), el CONICET y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, llevan a cabo a través de la “Unidad Coronavirus COVID-19”, científicos de la Fundación Instituto Leloir (FIL) y del CONICET lideraron, en un tiempo récord de 45 días, el desarrollo de “COVIDAR IgG”, un test serológico que a partir del análisis de muestras de sangre o de suero permite determinar si una persona tiene anticuerpos contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.

El mismo arroja resultados en un par de horas y, entre otros fines, puede servir para evaluar la evolución de la pandemia de COVID-19 en poblaciones.

«Que Argentina pueda realizar sus propios test es una muestra de soberanía sanitaria, de soberanía científico tecnológica y un ejemplo de la capacidad que tienen los científicos de nuestro país, que, en 45 días, pudieron desarrollar un producto 100% nacional. Esta situación pone de relieve que con buenas políticas es posible hacer foco, articular y estructurar el sistema de ciencia en torno a la resolución o a la atención de problemas que puede tener nuestro país», afirmó el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarezza.

Asimismo, la presidenta del CONICET, Ana Franchi, destacó que: “El desarrollo de este kit diagnóstico es un orgullo para todos los investigadores y todas las investigadoras de la Argentina, y para el CONICET en particular. En muy poco tiempo y con un gran esfuerzo, Gamarnik y su equipo desarrollaron “COVIDAR IgG”, lo que demuestra una vez más la capacidad y la excelencia de la comunidad científica argentina“.

Por su parte, la jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la FIL e investigadora del CONICET, y una de las líderes del proyecto, Andrea Gamarnik, aseguró que “hasta ahora se realizaron cerca de 5000 determinaciones en distintos centros de salud con excelentes resultados. Están dadas las condiciones para ofrecer de inmediato una producción de 10.000 determinaciones por semana que podría escalarse a medio millón en el término de un mes“.

El nuevo test, que ya fue registrado en ANMAT, organismo regulatorio de medicamentos, alimentos y tecnología médica a nivel nacional, se aplicó a muestras de suero de pacientes internados confirmados o con sospecha de COVID-19 provenientes de siete hospitales y centros de salud de la Ciudad de Buenos Aires.

El test “COVIDAR IgG”, que se pone a disposición de las autoridades nacionales, incluyendo el Ministerio de Salud, detecta en sangre y suero anticuerpos que el sistema inmune produce específicamente para el nuevo coronavirus. Si el resultado es positivo significa que la persona testeada estuvo cursando la infección o que lo está haciendo. El mismo se realiza en placas que permiten testear 96 sueros a la vez mediante la técnica que se conoce con el nombre de ELISA, la misma que se utiliza, por ejemplo, para la detección de la infección por VIH y hepatitis B.

Además de brindar acceso rápido, el desarrollo local tendrá un costo significativamente menor a los kits de Estados Unidos o de Europa. «Traer los kits serológicos del exterior a nuestro país también tiene un costo adicional. Nuestro objetivo es producir miles de placas y ponerlas al servicio de las autoridades de Salud sin un fin comercial», indicó Diego Álvarez, quien también participa del proyecto y se desempeña como investigador del CONICET en la Universidad Nacional de San Martín.

Asimismo, los investigadores están desarrollando una base de datos centralizada para el análisis de resultados serológicos de todo el país. La misma tendrá entradas desde los centros de salud que alimentarán una única central que estará a disposición de las autoridades nacionales.

«Lo que se pone de manifiesto en este estado de emergencia es el capital humano que tiene el CONICET, científicos capacitados para resolver problemas. En nuestro laboratorio nunca desarrollamos ensayos serológicos ni trabajamos en coronavirus ni en virus respiratorios. Sin embargo, tenemos una formación que nos permite abordar problemas de virología y resolverlos. Tenemos criterio y experiencia, algo que no se compra de un día para otro, lleva muchos años de formación. Este es el fruto de la inversión del CONICET para generar recursos humanos», destacó Gamarnik.

«Con la conformación de la Unidad Coronavirus COVID-19 estamos poniendo a disposición todas las capacidades de desarrollo de proyectos tecnológicos, recursos humanos, infraestructura y equipamiento que puedan ser requeridas para realizar tareas de diagnóstico e investigación sobre Coronavirus COVID-19», finalizó Salvarezza.

Los creadores de “COVIDAR IgG”: Andrea Gamarnik, Marcelo Yanovsky, Julio Caramelo, Guadalupe Costa Navarro, Horacio Diego Ojeda, Martín Pallarés y María Mora González López Ledesma, del Instituto Leloir y del CONICET, Diego Álvarez, de la Universidad Nacional de San Martín y del CONICET y Jorge Carradori, Director Técnico del Laboratorio Lemos S.R.L.

En un contexto de movilizaciones populares contra los intentos de modificar la Ley 7722 en Mendoza, la Ley 5001 en Chubut y la Ley Nacional de Glaciares, integrantes de la comunidad científica y de la investigación emitieron un comunicado donde sostienen que «no es posible una megaminería sustentable», porque «las experiencias históricas y las evidencias científicas disponibles llevan a la conclusión inequívoca de que la megaminería atenta gravemente contra la salud y el ambiente de las sociedades donde se instala». Asimismo, consideran que «todo conocimiento tiene implicancias políticas y sociales», por lo que abogan por «un conocimiento no mercantilizado, funcional a las necesidades colectivas y no al lucro minero» y llaman a «fortalecer los procesos de deliberación pública, asumiendo que nuestras producciones científicas son un insumo clave para estos». En la declaración, respaldada rigurosamente por artículos, papers y libros científicos, desmontan y tiran abajo, uno por uno, los seis principales argumentos que circulan en los medios para apoyar la actividad megaminera. Por ANRed.

El comunicado – titulado «No es posible una megaminería sustentable» – invita a adherir y sumarse a más científicos y científicas, investigadores e investigadoras, trabajadores y trabajadoras de la salud, y docentes. «Los últimos días de diciembre el pueblo mendocino salió a la calle contra la modificación de la Ley 7722 – hace un racconto el comunicado – Esta prohíbe la utilización de cianuro, mercurio, ácido sulfúrico y otras sustancias tóxicas similares en procesos de explotación minera y, de este modo, protege el agua. Esto implicó un nuevo hito en un largo proceso de conflictividad en torno a la actividad minera y sus implicancias socio-ambientales. El eje del conflicto gira en torno a un tipo de explotación miner aen particular: la megaminería. A diferencia de la minería tradicional, esta se encuentra prohibida o muy restringida en muchos lugares del mundo por sus ya comprobados irreversibles efectos socio-ambientales debidos, entre otros motivos, al uso de químicos tóxicos como el cianuro».

«Lo que detonó este nuevo hito es un renovado intento por ampliar la frontera de la megaminería, procurando forzar su habilitación en provincias donde el rechazo social ya había logrado plasmarse en resguardo jurídico. Es ése el propósito de quienes intentan modificar la Ley n° 7722 en Mendoza, la Ley n° 5001 en Chubut y la Ley Nacional de Glaciares – afirman en la declaración – Y es para frenar la avanzada de la megaminería que el pueblo salió a la calle. A pesar de que se logró frenar la modificación de la ley mendocina, los intentos por modificar la legislación para habilitar la megaminería continúan. En este contexto, circulan en los medios una serie de argumentos discutibles, que favorecen la implementación de nuevos proyectos de megaminería en el país».

En el estado actual de situación, sostienen que «no es posible una ‘megaminería sustentable’. Las experiencias históricas y las evidencias científicas disponibles llevan a la conclusión inequívoca de que la megaminería atenta gravemente contra la salud y el ambiente de las sociedades donde se instala».

En ese sentido, consideran que «todo conocimiento tiene implicancias políticas y sociales«, por lo cual abogan por «un conocimiento no mercantilizado, funcional a las necesidades colectivas y no al lucro minero». En esa línea, recalcan: «pensamos que nuestra tarea no debe ser la de arrogarnos el lugar de ‘la verdad’ y decidir por la sociedad en nombre de ésta. Más bien debemos fortalecer los procesos de deliberación pública, asumiendo que nuestras producciones científicas son un insumo clave para estos«.

Asimismo, los y las firmantes de la declaración aclaran que «la megaminería no es la única actividad que presenta graves consecuencias socio-ambientales. Como éstas, el “fracking” y la agricultura basada en transgénicos y agroquímicos conllevan gravosas consecuencias». Destacan, además, «la importancia de involucrar al conjunto de nuestro pueblo en las decisiones políticas relativas al desarrollo de la megaminería y cualquier otra actividad contaminante».

Finalmente, los y las firmantes del comunicado responden, desde una mirada interdisciplinaria y «en diálogo con el conocimiento de las comunidades expuestas», los argumentos y lugares comunes que circulan en los medios de comunicación apoyando e incentivando la actividad megaminera. Apoyándose rigurosamente en artículos, papers y libros científicos responden, así, a los principales seis argumentos que sostienen quienes apoyan la megaminería:

Que «siempre hubo minería y no trajo problemas graves a la humanidad»

Que «la megaminería ‘bien hecha’ puede no tener efectos dañinos en el medio ambiente y la salud pública».

Que «los impactos en la salud y el ambiente de la megaminería ocurren a muy lago plazo y son reversibles».

Que «no es posible vivir sin megaminería; quienes se oponen deberían renunciar a consumir y utilizar objetos que contengan metales».

Que la «megaminería genera desarrollo, empleo y diversificación de la economía regional»

Y que «quienes critican a la megaminería no plantean alternativas de desarrollo local».

Entre 2015 y 2019, los investigadores descubrieron 31 nuevos minerales de carbono, la mayoría de ellos vívidamente coloridos. La edscottita es uno de los nuevos hallazgos menos llamativos, pero también es el que ha despertado la atención de los geólogos.

La edscottita es una de las fases por las que pasa el hierro cuando se enfría desde una temperatura alta cuando se funde en acero. Pero la edscottita descubierta en un pequeño meteorito y oficialmente nombrada este año es la primera en surgir en la naturaleza.

El meteorito Wedderburn ha estado sentado en los Museos Victoria en Australia desde que fue encontrado cerca en 1951, y los investigadores lo han abierto para buscar su contenido por el mismo tiempo.

“Hemos descubierto entre 500.000 y 600.000 minerales en el laboratorio, pero menos de 6.000 que la naturaleza ha hecho por sí misma”, dijo Stuart Mills, curador senior de geociencias de Museums Victoria, al periódico de Melbourne The Age.

Lleva el nombre de Ed R.D. Scott, cosmoquímico de la Universidad de Hawai en Manoa e investigador pionero de meteoritos. Identificó por primera vez el carburo de hierro único en 1971 mientras estudiaba el meteorito, pero la tecnología no había avanzado lo suficiente como para caracterizar su estructura.

Podría haberse formado en el espacio

Los investigadores Chi Ma de Caltech y Alan Rubin en UCLA examinaron una losa del meteorito y se sorprendieron al encontrar edscottita bajo un microscopio electrónico.

Todavía no está claro cómo se formó. Geoffrey Bonning, un científico planetario de la Universidad Nacional de Australia que no participó en el estudio, dijo a The Age que habría sido expulsado del núcleo de otro planeta.

El planeta hipotético, dijo, se formó cuando los asteroides se agruparon en un gran planeta. El planeta se calentó durante su formación, y el metal caliente goteó en su núcleo.

“Este meteorito tenía una gran cantidad de carbono. Y a medida que se enfriaba lentamente, el hierro y el carbono se unieron y formaron este mineral”, dijo Mills.

Eventualmente, el planeta podría haber sido golpeado por otro cuerpo astronómico y destruido, arrojando los escombros a través del sistema solar.

Bonning postuló que los escombros se convirtieron en el meteorito Wedderburn. La edscottita podría haberse creado cuando todo ese metal se calentó en el antiguo planeta.

Investigadores estadounidenses han desarrollado un parche para la piel de acción rápida que podría administrar medicamentos para combatir el cáncer, según un estudio publicado recientemente.

El estudio mostró que el nuevo parche para la piel podría administrar medicamentos de manera eficiente en un minuto para atacar las células de melanoma, una forma mortal de cáncer de piel.

Utilizando ovoalbúmina de pollo como antígeno modelo, los investigadores vacunaron a ratones con sus parches de microagujas sin dolor y compararon los resultados con inyecciones intramusculares y subcutáneas.

El tratamiento con microagujas produjo nueve veces el nivel de anticuerpos en comparación con las inyecciones intramusculares y 160 veces el nivel de anticuerpos en comparación con las inyecciones subcutáneas, según el estudio.

Los investigadores también vieron una activación inmune eficiente en muestras quirúrgicas de piel humana, dijo.

El dispositivo es un avance hacia el desarrollo de una vacuna para tratar el melanoma y tiene aplicaciones generalizadas para otras vacunas, dijo.

El estudio fue presentado el domingo en la reunión y exposición nacional de la American Chemical Society en otoño de 2019 por investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).

«Nuestro parche tiene un recubrimiento químico único y un modo de acción que permite que se aplique y elimine de la piel en solo un minuto mientras se administra una dosis terapéutica de medicamentos», Yanpu He, un estudiante de doctorado del MIT que ayudó a desarrollar el dispositivo, le dijo a Xinhua.

«Nuestros parches provocan una respuesta de anticuerpos robusta en ratones vivos y son prometedores para provocar una respuesta inmune fuerte en la piel humana», dijo.

«Nuestra tecnología de parches podría usarse para administrar vacunas para combatir diferentes enfermedades infecciosas», dijo a Xinhua Paula Hammond, jefa del Departamento de Ingeniería Química del MIT y líder del equipo de investigación.

«Estamos entusiasmados con la posibilidad de que el parche sea otra herramienta en el arsenal de los oncólogos contra el cáncer, específicamente el melanoma», dijo.

Hammond dijo que la tecnología se probará en ratones y primates antes de ir a los senderos de la clínica. Se espera que el dispositivo sea aprobado y salga al mercado en tres a cinco años.

Se realiza en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT) de la ciudad del golfo, y cuenta con la presencia de prestigiosos investigadores de Argentina.

Organizado por el Centro de Estudios de Sistemas Marinos (CESIMAR) y con la colaboración de la Secretaría de Ciencia Tecnología e Innovación Productiva del Chubut y del Centro Científico Tecnológico CONICET-CENPAT, se desarrolla en Puerto Madryn la 4ta edición del “Workshop de Fisiología Ecológica y del Comportamiento”, encuentro que se extiende hasta el próximo viernes 30 de agosto. 

Se trata de un encuentro científico que tiene como propósito abordar la expansión de la fisiología ecológica y del comportamiento hacia un ámbito de integración multidisciplinario de intercambio, discutir temas de investigación y su aplicación al diseño de planes de manejo y conservación.

En tal sentido, el vicedirector del Centro de Estudios de Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET), Marcelo Bertellotti, dialogó con la prensa y explicó que «se trata de un evento científico que denominamos workshop, en el cual nos reunimos 70 investigadores de distintos lugares del país, para debatir sobre fisiología ecológica, planes de manejo, investigaciones y métodos de conservación», y añadió que “este miércoles hemos participado de una conferencia a distancia a cargo de un prestigioso investigador norteamericano que se dedica a la fisiología de la conservación, área novedosa para nosotros porque vincula hallazgos científicos sobre la fisiología y cómo se pueden emplear directamente para adquirir medidas de manejo y conservación de nuestros recursos naturales».

«Este workshop está organizado por el Centro de Estudios de Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET) y se realiza cada dos años» dijo Bertelloti, agregando que «entre los auspiciantes se encuentra la Secretaria de Ciencia, Tecnología e innovación Productiva del Chubut que colabora para la realización de este tipo de encuentros, los cuales son importantes porque tiene connotaciones directas al manejo y conservación de los recursos».

«Este taller engloba grupos de trabajo que trabajan específicamente en la fisiología ecológica y del comportamiento», dijo el vicerector que «participan investigadores de Mar del Plata, Santiago del Estero, Bariloche, Santa Fé, Córdoba y Mendoza es decir los principales grupos de investigación de Universidades y del Conicet dispersos en el país».

Investigaciones y debates 

En su desarrollo están previstas diversas actividades, entre ellas, conferencias, mesas redondas, presentaciones en sesiones orales y paneles donde se desarrollarán distintas temáticas dentro del marco de la fisiología ecológica o del comportamiento animal, ya sea desde una perspectiva científica aplicada o básica.

Destacadas presencias

Entre los conferencistas invitados se encuentra la Dra. Karina Acevedo Whitehouse, destacada profesora de la Universidad Autónoma de Querétaro, Mexico; quien enfoca su investigación en tres líneas principales: epidemiología molecular y ecológica; plasticidad inmune bajo coacción climática y el cáncer en la vida silvestre.

Los anteriores Workshops de Fisiología Ecológica y del Comportamiento, tuvieron como eje principal la creación de un espacio interdisciplinario, con el fin de comprender las respuestas de los organismos frente a un ambiente cambiante. En esta cuarta edición, la propuesta es identificar y discutir cómo los factores ambientales modulan la fisiología y las relaciones entre los individuos y el ambiente, así como su comportamiento; promover e incrementar la interacción de grupos de especialistas nacionales y extranjeros para ampliar la perspectiva de la disciplina, facilitando un espacio de intercambio, transferencia y generación de nuevas líneas de investigación; e inaugurar un espacio de debate entre científicos y autoridades de gestión gubernamental, sobre la importancia de la ecofisiología como herramienta para el manejo responsable del ambiente y su incorporación en los planes de manejo y conservación.