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El dirigente social Juan Grabois fue nombrado miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano.

Designaron como miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, considerado el “ministerio social y ambiental” de la Santa Sede, al dirigente social Juan Grabois. Fue propuesto como miembro consultor por el titular del Dicasterio, el cardenal ghanés Peter Turkson. Según consignó Télam, la designación del abogado fue luego respaldada por el papa Francisco.

Bajo la órbita del Dicasterio trabajan las fundaciones de orientación social del Vaticano, como la Popolorum Progressio, enfocado en América Latina; y la Juan Pablo II, en el Sahel.

Turkson ya había designado a Grabois como consultor del Pontificio Consejo de Justicia y Paz. La misma es una de las instituciones que, con la firma del decreto papal de agosto de 2016, derivaron desde el 1 de enero de 2017 en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

El Papa consideró que el Dicasterio “será competente en las cuestiones que se refieren a las migraciones, los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud y de tortura”.

En 2020, Francisco instituyó la comisión vaticana COVID-19, que se encarga de centralizar los programas de la Santa Sede para la denominada pospandemia en temas sociales, ambientales y económicos.

El ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, sostuvo un encuentro este miércoles con el papa Francisco, en la que conversaron sobre las posiciones del país suramericano en la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), informaron fuentes gubernamentales.

El Ministerio de Economía de Argentina comunicó que durante la reunión, el ministro y el Pontífice analizaron «las posiciones de la Argentina sobre la renegociación de la deuda con el FMI y sobre cómo abordar las problemáticas de la arquitectura financiera y económica internacional».

De acuerdo con la fuente, el sumo Pontífice se mostró comprometido con la propuesta argentina. Debido a ello, el Gobierno del país considera que la máxima autoridad religiosa ha sido «de gran ayuda» para la negociación de la deuda. «Está absolutamente comprometido», destacaron desde el equipo ministerial.

En el Ministerio de Economía destacaron que Argentina ha padecido los problemas de funcionamiento de la arquitectura financiera mundial, y que el Papa siempre ha sido de gran ayuda para que la gente esté mejor. Fuentes del Vaticano han considerado el encuentro como un «gesto importante».

Luego de su paso por Berlín y antes de continuar la gira por Madrid y París, el ministro Guzmán llegó a Roma el martes acompañado por el director ante el FMI para la Argentina y el Cono Sur, Sergio Chodos, y la jefa de Gabinete del Ministerio de Economía, Melina Mallamace.

La agenda de Guzmán en la capital italiana se inició a las 09H00 (hora local) con una reunión en la cual estuvieron presentes el presidente de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales (PACS), el economista italiano Stefano Zamagni y el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo.

Fuente: Telesur

Como en Navidad, en su segunda Semana Santa confinada por el coronavirus –sin masas de fieles y sin clima de fiesta-, el drama de una peste que aflige todo el mundo marcó el mensaje pasacual “urbi et orbi”, a la ciudad y al mundo, del papa Francisco. Al margen de asegurar que Cristo resucitado “es esperanza para todos los que aún sufren de la pandemia”, reclamó que todos tengan acceso a los tratamientos, especialmente los más frágiles y, al recordar que “las vacunas son una herramienta esencial en la lucha, en el “espíritu de un internacionalismo de las vacunas”, llamó a la comunidad internacional a “un compromiso común para superar los retrasos en su distribución y para promover su reparto, especialmente en los países más pobres”.

Como el año pasado, el Papa no pronunció su mensaje pascual “urbi et orbi” desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, visto que debido al confinamiento nadie puso ir a la Plaza, sino desde el interior, al final de la Misa de Resurrección. En la esta celebración –que normalmente tiene lugar en un clima festivo y es al aire libre, en una Plaza de San Pedro decorada con cientos de tulipanes y repleta de fieles y peregrinos de todo el mundo-, hubo apenas 200 fieles, todos con barbijo y distanciados. Sí decoraban el altar de la Cátedra, que queda al fondo de la Basílica –semi-vacía como en toda la Semana Santa, flores blancas donadas por Holanda. La ceremonia, a la que también asistieron una treintena de cardenales, comenzó con el tradicional rito del “Resurrexit”, acto de devoción del Pontífice ante un ícono y la aspersión. Concelebraron jel cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio y el argentino Leonardo Sandri, vicedecano.

El Papa Francisco se va después de celebrar la Misa de Pascua en la Basílica de San Pedro

Terminada la ceremonia solemne, como hizo anoche en la Vigilia Pascual, en su mensaje “urbi et orbi” a los 1300 millones de católicos del mundo, el Papa invitó a no perder la esperanza en un momento más que difícil en todo el mundo. “El anuncio de la Pascua no muestra un espejismo, no revela una fórmula mágica ni indica una vía de escape frente a la difícil situación que estamos atravesando”, dijo. “La pandemia todavía está en pleno curso, la crisis social y económica es muy grave, especialmente para los más pobres; y a pesar de todo —y es escandaloso— los conflictos armados no cesan y los arsenales militares se refuerzan. Ante esto, o mejor, en medio a esta realidad compleja, el anuncio de Pascua recoge en pocas palabras un acontecimiento que da esperanza y no defrauda: “Jesús, el crucificado, ha resucitado”. No nos habla de ángeles o de fantasmas, sino de un hombre, un hombre de carne y hueso, con un rostro y un nombre: Jesús”, evocó.

“Cristo resucitado es esperanza para todos los que aún sufren a causa de la pandemia, para los enfermos y para los que perdieron a un ser querido”, aseguró, al exhortar que el Señor dé consuelo y sostenga a médicos y enfermeros. Acto seguido, recordó que “todas las personas, especialmente las más frágiles, precisan asistencia y tienen derecho a acceder a los tratamientos necesarios. Esto es aún más evidente en este momento en que todos estamos llamados a combatir la pandemia, y las vacunas son una herramienta esencial en esta lucha”. “Por lo tanto, en el espíritu de un ‘internacionalismo de las vacunas’, insto a toda la comunidad internacional a un compromiso común para superar los retrasos en su distribución y para promover su reparto, especialmente en los países más pobres”, pidió.

También mencionó a quienes “han perdido el trabajo o atraviesan serias dificultades económicas y carecen de una protección social adecuada”. E hizo un llamado a las autoridades públicas “para que todos, especialmente las familias más necesitadas, reciban la ayuda imprescindible para un sustento adecuado”. “Desgraciadamente, la pandemia ha aumentado dramáticamente el número de pobres y la desesperación de miles de personas”, lamentó, al evocar palabras de san Juan Pablo II, que en su viaje a Haití de 1983 había dicho que “es necesario que los pobres de todo tipo recuperen la esperanza”.

El Papa Francisco celebra la Eucaristía durante la Misa de Pascua

“Y precisamente al querido pueblo haitiano se dirige en este día mi pensamiento y mi aliento, para que no se vea abrumado por las dificultades, sino que mire al futuro con confianza y esperanza”, afirmó. “Jesús resucitado es esperanza también para tantos jóvenes que se han visto obligados a pasar largas temporadas sin asistir a la escuela o a la universidad, y sin poder compartir el tiempo con los amigos. Todos necesitamos experimentar relaciones humanas reales y no sólo virtuales, especialmente en la edad en que se forman el carácter y la personalidad”, dijo. Y evocó que en el conmovedor Vía Crucis hecho por chicos del viernes pasado, también hablaron de esta “cruz”. Afirmó luego sentirse cercano a los jóvenes de todo el mundo y, en este momento, de modo particular a los de Myanmar, “que están comprometidos con la democracia, haciendo oír su voz de forma pacífica, sabiendo que el odio sólo puede disiparse con el amor”.

En un mensaje con el que suele hacer un repaso de los conflictos del mundo, Francisco también pidió por el “renacimiento para los emigrantes que huyen de la guerra y la miseria” y agradeció la generosidad de países como el Líbano y Jordania, que en los últimos años recibieron a miles de refugiados desde la “atormentada” y amada Siria. Al respecto de este país que cumplió el décimo aniversario de una terrible guerra civil, reclamó que cese el clamor de las armas y denunció las “condiciones inhumanas” en las que viven millones de personas. Algo que también sucede en Yemen, “cuyas vicisitudes están rodeadas de un silencio ensordecedor y escandaloso”, criticó y en Libia, “donde finalmente se vislumbra la salida a una década de contiendas y enfrentamientos sangrientos”.

Reclamó asimismo que en la Tierra Santa “israelíes y palestinos vuelvan a encontrar la fuerza del diálogo para alcanzar una solución estable, que permita la convivencia de dos Estados en paz y prosperidad”. Habló después a Irak, donde estuvo en marzo pasado, en una visita histórica, para quien auspició seguir “el camino de pacificación que ha emprendido, para que se realice el sueño de Dios de una familia humana hospitalaria y acogedora para todos sus hijos”.

El Papa Francisco sostiene el Libro de los Evangelios mientras celebra la Misa de Pascua

No ocultó su preocupación por pueblos de África que ven su futuro amenazado por la violencia interna y el terrorismo internacional, mencionando especialmente el Sahel y Nigeria, así como la región de Tigray y Cabo Delgado. En este marco, deploró que”¡todavía hay demasiadas guerras y demasiada violencia en el mundo!”. » Que el Señor, que es nuestra paz, nos ayude a vencer la mentalidad de la guerra”, clamó. “Que conceda a cuantos son prisioneros en los conflictos, especialmente en Ucrania oriental y en Nagorno-Karabaj, que puedan volver sanos y salvos con sus familias, e inspire a los líderes de todo el mundo para que se frene la carrera armamentista”, exhortó.

Recordó, además, que hoy se celebra el Día Mundial contra las minas antipersona, “artefactos horribles que matan o mutilan a muchos inocentes cada año”.

Y, finalmente, volvió a referirse a la pandemia, al subrayar que también este año, en diversos lugares, “muchos cristianos han celebrado la Pascua con graves limitaciones y, en algunos casos, sin poder siquiera asistir a las celebraciones litúrgicas”. “Recemos para que estas restricciones, al igual que todas las restricciones a la libertad de culto y de religión en el mundo, sean eliminadas y que cada uno pueda rezar y alabar a Dios libremente”, dijo. “En medio de las numerosas dificultades que atravesamos, no olvidemos nunca que somos curados por las llagas de Cristo. A la luz del Señor resucitado, nuestros sufrimientos se transfiguran. Donde había muerte ahora hay vida; donde había luto ahora hay consuelo. Al abrazar la Cruz, Jesús ha dado sentido a nuestros sufrimientos”, resaltó. “Y ahora recemos para que los efectos beneficiosos de esta curación se extiendan a todo el mundo. ¡Feliz Pascua a todos!”, auguró.

Después de que el cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica San Pedro, anunció la concesión de la indulgencia plenaria, finalmente el Papa impartió la bendición “urbi et orbi”, a la ciudad y al mundo, en otra Pascua extraña, solitaria, pero vivida intensamente en todo el mundo.

Cardenales y obispos asistiendo a la Misa de Pascua

El Papa Francisco advirtió que muchos viven la fe como si Jesús fuera un «personaje del pasado» e instó a encontrarlo sobre todo en los pobres y en los marginados.

«Jesús comenzó su misión dirigiendo su anuncio a los que bregan por la vida de cada día, a los excluidos, a los frágiles, a los pobres», destacó el Pontífice durante la ceremonia de la Vigilia Pascual, celebrada en la basílica de San Pedro, en la que los católicos esperan la Resurrección de Jesús.

En su homilía, el Papa reflexionó sobre el significado de ser cristianos y señaló que los seguidores de Cristo deben buscar «incansablemente a quien está desanimado o perdido» y desplazarse si hace falta «hasta los mismos límites de la existencia» porque a los ojos de Cristo «nadie es último, nadie está excluido».

El Papa instó a los fieles a estar presentes como Jesús en «la vida cotidiana» en «las calles» y «los rincones» de las ciudades.

En este sentido, pidió alejarse de la «pureza ritual» y encontrar a «Cristo resucitado en los pobres y en los marginados».

«El Señor nos precede y se hace presente, precisamente en la vida de los que pasan a nuestro lado y comparten con nosotros el tiempo, el hogar, el trabajo, las dificultades y las esperanzas», acotó.

Para el Papa, Galilea es el «lugar más lejano, en esa región compleja y variopinta viven los que están más alejados de la pureza ritual de Jerusalén» y «es allí donde el Resucitado pide a sus seguidores que vayan, también hoy».

Por otro lado, arremetió contra la fe que está «hecha de costumbres, de cosas del pasado, de hermosos recuerdos de la infancia», que ya «no conmueve», ni «interpela», según reseñó la agencia DPA.

«Muchos viven la fe de los recuerdos», como si Jesús fuera un personaje del pasado, un amigo de la juventud ya lejano», se lamentó.

Frente a esto destacó que para que la fe «esté viva» debe ponerse «de nuevo en camino» y confiar «sin la presunción de saberlo ya todo, sino con la humildad de quien se deja sorprender por los caminos de Dios».

«Dios no puede ser depositado entre los recuerdos de la infancia, sino que está vivo, siempre sorprende», afirmó.

Francisco invitó a «sobrepasar las barreras» y «superar los prejuicios» para encontrar a Cristo resucitado en los rostros entusiastas «de los que sueñan» y en «la resignación de los que están desanimados, en las sonrisas de los que se alegran y en las lágrimas de los que sufren».

Fuente: Telam

En el Ángelus del quinto domingo de Cuaresma, el Papa remarcó que «no es una mercancía», y que «nos invita a reflexionar sobre el valor de este regalo de Dios».

Tras el rezo del Ángelus de este último domingo, el Papa Francisco habló sobre el Día Mundial del Agua. En este sentido remarcó que se propuso en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo efectuada en Río Claro, Brasil, del 3 al 14 de junio de 1993.

En este sentido, dio valor a la fecha, remarcando que este día “nos invita a reflexionar sobre el valor de este maravilloso e insustituible regalo de Dios”.

Francisco hizo referencia en la misma línea a aquellos que viven actualmente sin acceso a agua potable: “Demasiados hermanos y hermanas tienen acceso a poca agua y quizás a agua contaminada”; por lo que “es necesario garantizar agua limpia y saneamiento para todos”.

Por último, el Papa ha agradecido a todos los que, con diferentes competencias y responsabilidades profesionales, trabajan para este propósito tan importante.

«Hace ocho años nuestro Papa Francisco (@Pontifex_es) asumía su mayor desafío pastoral», escribió el jefe de Estado en su cuenta de la red social Twitter.

El presidente Alberto Fernández felicitó hoy al papa Francisco por el octavo aniversario de papado y destacó que el pontífice «acercó la Iglesia a los olvidados por ‘el descarte’ de una economía materialista y sin ética».

En ese sentido, destacó que el Papa «acercó la Iglesia a los olvidados por ‘el descarte’ de una economía materialista y sin ética».

«Con su prédica toma valor la solidaridad», expresó el Presidente y afirmó, citando una frase de Francisco,: «Nadie se salva solo».

En el final de su posteo, escribió: «¡Feliz día!».

El Presidente acompañó el tuit con una foto en la que se lo ve junto al Papa.

El Papa Francisco denunció a quienes «acaparan vacunas», luego de una carta enviada al magistrado argentino Roberto Andrés Gallardo para agradecerle el trabajo que está haciendo respecto del problema de la escasez de las dosis junto al Comité Panamericano de juezas y jueces por los Derechos Sociales y doctrina franciscana,

«Los que acaparan vacunas, los que ponen el acento en la propiedad intelectual, los que traban la provisión de medicinas, se equivocan y finalmente serán víctimas de su propia miopía», advirtió el Sumo Pontífice en la misiva.

Francisco le escribió en respuesta del documento que el lunes último Gallardo, que es juez de primera instancia en lo contencioso administrativo y tributario de la Ciudad de Buenos Aires, como presidente del mencionado Comité le envió, contándole que se lo había enviado a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y a la Organización Mundial de la Salud (OMS), para alertar sobre la urgente y necesaria revisión de los mecanismos de producción, comercialización y distribución de vacunas.

«Recibí el documento y comparto la preocupación», escribió el Papa, que agradeció a Gallardo el trabajo de su Comité: «La humanidad se salva y el virus se neutraliza con vacunas y medicación para todas las personas independientemente del país al que pertenezcan».

«Aún los países que más y mejor han vacunado necesitan de la vacunación en otros países para mantener sus fronteras abiertas y recobrar la normalidad en las relaciones internacionales», remarcó el jefe de la Iglesia Católica.

Asimismo, deseó que «la comunicación del Comité a la OMS y a la OMC contribuyan para atenuar estas circunstancias».

Francisco se vacunó contra el coronavirus en el Vaticano a principios de enero, al tiempo que el lunes pasado regresó de su histórica gira a Irak, que realizó pese a la pandemia en curso.

Este sábado 6 de marzo el Papa Francisco ha llegado, en las primeras horas de la mañana, a la ciudad de Najaf, al sur de Bagdad para encontrar al gran Ayatollah Al-Sistani, la principal autoridad religiosa chiíta en Iraq.

En el inicio del segundo día de su viaje a iraq, el Papa Francisco voló a la ciudad de Najaf para una reunión privada con el Gran Ayatollah Sayyid Ali Al-Husayni Al-Sistani en su residencia. Antes de reunirse con el Gran Ayatollah, el Papa fue recibido por su hijo Mohammed Rida.

La ciudad de Nayaf

La ciudad de Nayaf se encuentra a unos 160 km al sur de Bagdad, a 30 km de la antigua Babilonia y a 400 km. al norte de la ciudad bíblica de Ur. Fue fundada en el año 791 d.C. por el califa Hārūn al-Rashīd, y su desarrollo tuvo lugar principalmente después del siglo X.

Nayaf es el principal centro religioso chiíta de Iraq y un destino de peregrinación para chiíes de todo el mundo. También alberga la tumba de una de las figuras más veneradas del Islam, Alí ibn Abi Talib, también conocido como Imam ʿAlī, primo y yerno de Mahoma y primer hombre que se convirtió al Islam.

La tumba del primer imán de los chiíes, situada en el interior de la mezquita del Imán ʿAlī, se considera uno de los lugares más sagrados del Islam, y se encuentra cerca del centro de la ciudad.

Además de las mezquitas, los santuarios y las escuelas religiosas, la ciudad santa del chiismo iraquí es conocida por el cementerio de Wadi al-Salam.

La Residencia del Gran Ayatolá Sayyid Ali Al-Husayni Al-Sistani se encuentra cerca del Santuario del Imán ‘Ali o Mezquita del Imām ʿAlī, que es considerado por los chiíes como el tercer lugar sagrado del Islam después de La Meca y Medina. La mezquita fue destruida y reconstruida varias veces a lo largo de los siglos; la última reconstrucción, iniciada en 1623, se terminó en 1632.

El encuentro del Papa Francisco con el Ayatollah Al-Sistani
El Santo Padre se ha reunido, la mañana del 6 de marzo, en Nayaf, con el Gran Ayatolá Sayyid Ali Al-Husayni Al-Sistani. Durante la visita de cortesía, que duró unos cuarenta y cinco minutos, el Santo Padre destacó la importancia de la colaboración y la amistad entre las comunidades religiosas para que, cultivando el respeto mutuo y el diálogo, podamos contribuir al bien de Iraq, de la región y de toda la humanidad.

El encuentro fue una oportunidad para que el Papa agradeciera al Gran Ayatolá Al-Sistani porque, junto con la comunidad chiíta, ante la violencia y las grandes dificultades de los últimos años, ha alzado su voz en defensa de los más débiles y perseguidos, afirmando el carácter sagrado de la vida humana y la importancia de la unidad del pueblo iraquí.

Al despedirse del Gran Ayatolá, el Santo Padre reiteró su oración a Dios, Creador de todo, por un futuro de paz y fraternidad para la querida tierra de Iraq, para Oriente Medio y para el mundo entero.

El embajador del Vaticano en Irak, el nuncio Mitja Leskovar, dio positivo en coronavirus a solo una semana de la llegada del papa Francisco a ese país en una histórica visita que durará tres días e incluirá los principales lugares y referentes políticos y religiosos, según informaron fuentes de la nunciatura a las principales agencias de noticias del mundo.

Según las fuentes citadas por la agencia de noticias AFP, el embajador tiene síntomas leves y se encuentra en buen estado. «Pero eso no tendrá ningún impacto en la visita», agregaron.

En Irak, todo está casi listo para recibir al sumo pontífice, que realizará una visita sin precedentes en la historia del país, devastado por cuarenta años de conflictos y violencia, entre el viernes 5 y el lunes 8 de marzo.

Precisamente, Leskovar había visitado varias provincias iraquíes en el marco de los preparativos de esa visita.

Tanto el papa Francisco como todos los periodistas y clérigos que lo acompañarán en el viaje se vacunaron previamente contra la Covid-19 ya que en Irak el brote aún no está controlado y el país aún espera la llegada de las primeras vacunas.

Recientemente, las autoridades decretaron medidas de confinamiento para frenar una nueva oleada de contagios del virus, que ya dejó más de 692.000 casos y más de 13.300 decesos en el país.

El histórico viaje se realizará del 5 al 8 de marzo. Será la primera vez que un Papa viaja al territorio ubicado en el suroeste de Asia. El objetivo es consagrar el restablecimiento de la comunidad cristiana tras la extensa ocupación del Estado Islámico.

El viaje de Francisco del 5 al 8 de marzo será el primero de un Papa a Irak, y hay quienes creen que podría ser el último al Estado iraquí tal como es hoy día. La posible partición de Irak no es idea nueva, pero una confluencia de factores la ha relanzado.

«¿Será 2021 el principio del fin del Irak que conocemos?, tituló el periodista iraquí Majid al-Samarrai un artículo publicado el mes pasado en The Arab Weekly, la revista del diario panárabe londinense Al-Arab.

La visita del Papa llega, en efecto, en horas críticas, justo cuando Bagdad busca dejar atrás picos simultáneos de tensión entre Estados Unidos e Irán y de hartazgo social con sus malabares para complacer a esos dos aliados mientras la plata no alcanza.

Las restricciones a las protestas por el coronavirus y el nuevo Estados Unidos de Joe Biden, algo menos hostil a Irán, parecieron dar respiro a Irak en ambos frentes.

Pero la pandemia hundió el precio del petróleo y acentuó las penurias de un país con una grieta sectaria que alienta ambiciones de autogobierno, y Biden es autor de un famoso plan para partir y poner fin a Irak en su forma actual.

Además, en un hecho que promete multiplicar las tensiones en Irak, el primer ataque ordenado por Biden desde su llegada al poder mató el jueves pasado a 22 integrantes de una milicia iraquí apoyada por Irán en una zona de Siria fronteriza con Irak.

Irán, un país persa y la mayor potencia musulmana chiita, es pieza clave en este juego, que tiene a Irak en el centro de la escena.

Irak es un país entre la espada estadounidense y la pared iraní», dijo el periodista argentino especialista en Medio Oriente Ezequiel Kopel.

Tras el fin de su guerra con Irak en 1998, Irán creó, a través de partidos políticos y milicias, una vasta red de influencia dentro de su vecino, que es de mayoría árabe chiita.

La invasión estadounidense de 2003 alteró el balance de poder en Irak, al derribar el Gobierno árabe y musulmán sunnita de Saddam Hussein y empoderar a los chiitas pro-Irán, además de cimentar la autonomía de facto de los kurdos en el norte del país.

Esto dio pie a una puja entre Washington y Teherán por alinear al Gobierno de Bagdad, y por otro lado, a una feroz persecución contra los sunnitas de fuerzas de seguridad y milicias chiitas y a una insurgencia sunnita, un combo que dejó miles de muertos.