La manipulación o la excesiva presencia ante este tipo de materiales puede aparejar trastornos para el cuerpo como enfermedades de las tiroides.Para aislar este elemento se utilizan contenedores de plomo o combinados con parafina.
La pérdida del contenedor con elementos radioactivos de la empresa Schlumberger en Tierra del Fuego encendió las alarmas en cuanto a la seguridad para la manipulación y seguridad de las personas que se encuentren con dicho material.
El riesgo de contraer cáncer, enfermedades de las tiroides y aquellas causadas por deficiencias hormonales tiroideas, más la gangrena, son algunos de los riesgos para quienes estén frente a estas exposiciones en un lapso cinco horas, por ejemplo.
En algunas empresas, para manejar estos materiales tienen un límite mensual de 30 minutos por operario frente a la radiación
Americio Berilio y Cesio 131 son algunos de los materiales que se utilizan en la actividad petrolera para el «perfilaje», un proceso en el que toman «radiografías» a las diferentes capas de tierra (formaciones). El proceso es el mismo que el de una placa de «Rayos X» normal y cuando sufren un accidente deben ser inertizadas para su tratamiento.
De encontrar el contenedor con el elemento radioactivo y de acuerdo a los manuales de procedimiento, se aísla a un perímetro de 200 metros a la redonda, y se activa el rol de emergencia de cada empresa, para luego trabajar en conjunto con fuerzas como Defensa Civil, Gendarmería Nacional , el Centro de Energía Atómica y Bomberos Voluntarios.
Estas «pastillas» se alojan en contenedores fabriicados de Plomo, para el Americio Berilio, y de plomo con parafina (como el de las velas) para el Cesio 131, ya que éste último tiene mucho hidrógeno y bloquean la radiación.
Habitualmente los operarios que trabajan con este tipo de elementos radioactivos llevan consigo un desiómetro, que sirve para medir la dosis que existe de radioactividad en el cuerpo, diariamente.
El Patagónico