Tal como estaba previsto, las dos CGT marcharon hoy hasta la Plaza de Mayo para protestar contra el veto a la ley de cepo laboral que firmó el presidente Mauricio Macri. La convocatoria no tuvo la adhesión del las tres CGT, aunque sí hubo representantes de algunos gremios enrolados en esas centrales.
La movilización provocó trastornos en el tránsito del centro de la Ciudad. Estuvieron cortadas la Avenida de Mayo y un tramo de la 9 de Julio.
En el acto, Hugo Yasky aseguró: «Para nosotros este día gris es un día luminoso porque estamos juntos la CTA Autónoma. No se abandonó ninguna lucha
El gremialista se dirigió entonces a las CGT para decir que están «dispuestos a retomar la unidad de acción». El sector de Hugo Moyano no consideró apropiado sumarse a la medida, aunque advirtió que habría reacciones si el Ejecutivo no daba respuesta a sus reclamos.
Antes del acto, Pablo Micheli anticipó: «pediremos por un paro nacional porque nosotros estamos decididos a hacer ese paro en unidad con todos los trabajadores».
En su alocución, Yasky recordó el veto de Mauricio Macri a la ley de cepo laboral: «Hace apenas un mes habíamos logrado una ley contra los despidos. Hace un mes los diputados habían votado la ley que nosotros pedíamos. Teníamos despidos en el estado, en el sector privado, vino el Presidente y con arrogancia, con soberbia, dijo ‘yo soy el que manda y mi clase es la que manda’ y mandó la ley al tacho de la basura. No resolvió nada, seguimos teniendo despidos, los compañeros del sector público siguen siendo despedidos y no hubo reincorporaciones».
Y sentenció: «Acá se gobierna para los que tienen dinero, para los que son parte de la Sociedad Rural, parte de la banca financiera, de las empresas y al pueblo se le da la espalda. Por eso en esta plaza hay dignidad, por eso esta plaza tiene un ideal y convocatoria para seguir la lucha para parar el ajuste».
La jornada de protesta comenzó con incidentes en la autopista Ricchieri. Ocurrió cuando efectivos de Gendarmería Nacional desalojaron un corte de delegados gremiales que bloqueaban totalmente el ingreso al Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Hubo empujones y palazos.
Sobre esto, el gremialista espetó: «La violencia represiva contra los compañeros que luchaban por su fuente de trabajo, la violencia que vimos reprimiendo a trabajadores en Santa Cruz, tener a Milagro Sala como prisionera política, esa violencia es la violencia de los poderosos, de los que quieren un país que agache la cabeza. Es la violencia de los que quieren un país disciplinado y por eso necesitan que haya despidos. Quieren disciplinar con la fuerza, pero también con esa aguja que se nos mete adentro del pecho cuando tenemos miedo de perder el trabajo. Hoy perder el trabajo es no poder llevar la comida a la casa, es tener que llevar a los hijos para que coman en la escuela, es tener que elegir qué hijo come y qué hijo no. Esa indignidad en un país que produce alimentos no la podemos permitir. Estamos dispuestos a estar 10 mil veces acá hasta parar este ajuste».