La OMS actualizó las áreas de riesgo al área costera sobre el Atlántico que va entre el sur del estado de Minas Gerais, el estado de Espíritu Santo y el norte del estado vecino de Río de Janeiro.
Los argentinos que este año hayan planeado viajar a Brasil en los próximos días para disfrutar del Carnaval deberían tener en cuenta las nuevas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para reducir los riesgos de contraer fiebre amarilla.
Según indica el diario La Nación, ayer, la OMS actualizó las áreas de riesgo al área costera sobre el Atlántico que va entre el sur del estado de Minas Gerais, el estado de Espíritu Santo y el norte del estado vecino de Río de Janeiro.
Esto es por el avance geográfico de los brotes de fiebre amarilla selvática, que desde el 1° de diciembre pasado se extendió a 132 municipios de seis estados del país.
“Dada la evolución de la información (epidemiológica), y al tener el cuenta que los turistas que asistan al Carnaval las próximas semanas podrían desplazarse hacia las afueras de las grandes ciudades”, se recomienda que los viajeros internacionales que visiten las áreas de riesgo de Brasil se vacunen contra la fiebre amarilla por lo menos 10 días antes de viajar, tomen medidas para prevenir las picaduras de mosquitos y presten atención a la aparición de síntomas, como fiebre, dolores de cabeza y musculares, ictericia (color amarillento de la piel y los ojos), náuseas, vómitos y cansancio.
En el mismo comunicado, la OMS actualiza el mapa de riesgo de transmisión del virus de la fiebre amarilla selvática de 2013 con 69 municipios del sur y el sudoeste de Bahía, todo el territorio del estado de Espíritu Santo (excepto el área urbana de Vitoria) y 16 municipios hacia el norte del estado de Río de Janeiro.
Las medidas para prevenir las picaduras de mosquito son las mismas que siguen vigentes para evitar el dengue, el zika y la fiebre chikungunya. En las ciudades, esas tres infecciones comparten el vector, el mosquito Aedes aegypti.
De acuerdo con la información que están compartiendo las autoridades sanitarias de Brasil con los países vecinos del Mercosur y la Organización Panamericana de la Salud, la transmisión del virus de la fiebre amarilla sigue siendo selvática, es decir, a personas que van a trabajar o viajan a áreas silvestres. En esas zonas, los mosquitos vectores son del género Haemagogus y Sabethes.
“La transmisión del virus de la fiebre amarilla continúa expandiéndose en Brasil hacia la costa del Atlántico en áreas que no se consideraban de riesgo para la transmisión del virus antes de la revisión de la evaluación publicada el 27 de enero (pasado), con respaldo del grupo asesor científico y técnico sobre el mapeo del riesgo de la transmisión de fiebre amarilla”, indicó, ayer, la organización.
Aclaró, además, que “hasta ahora” no existe evidencia de la transmisión urbana del virus en las ciudades de la costa este del país, como Río de Janeiro, San Salvador y San Pablo.
El Ministerio de Salud de Brasil también actualizó ayer la cantidad de población afectada. Desde el 1° de diciembre pasado, se notificaron 1236 casos en 132 municipios del país de seis estados: Tocantins, Bahía, Río Grande del Norte, Espíritu Santo, Minas Gerais (donde se está registrando la mayor cantidad de afectados) y San Pablo.
Se confirmaron 243 casos (el 57% tiene entre 41 y 50 años) y 885 aún se están investigando. Las autoridades también confirmaron 82 muertes por fiebre amarilla de las 197 registradas hasta ayer en esta reaparición de esta infección.
En la Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación informó: “Si bien es cierto que no se han notificado casos de fiebre amarilla en otros países o territorios vinculados con el brote actual en Brasil -se indicó oficialmente-, la notificación de epizootias, actualmente en investigación, en los estados de Roraima (frontera con Venezuela), Pará (frontera con Surinam y Guyana), Mato Grosso do Sul (frontera con Bolivia y Paraguay), Santa Catarina (frontera con la Argentina), Rio Grande do Sul (frontera con Uruguay y la Argentina) y Paraná (frontera con la Argentina y Paraguay) representa un riesgo de circulación del virus hacia estos países, sobre todo en las áreas en que comparten un mismo ecosistema.”