La ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, postula rechazar los requerimientos del FMI y cualquier iniciativa que signifique avalar las formas de ajuste que el gobierno de Macri propondría. Rechazo a actitudes de Bossio y Abal Medina.
Elecciones 2017
Cristina Fernández de Kirchner se sienta a solas a escribir. Puede ser en su departamento porteño de la calle Juncal o en su despacho del Instituto Patria, sobre la calle Rodríguez Peña, a metros del Congreso Nacional.
Eso que escribe, lo ve solo ella y comparte sus apuntes -en grageas- con muy pocos. Algunos de los puntos los habla con los intendentes que hoy gozan de mayor confianza: Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda y principal sostén del mantenimiento del Instituto Patria, y Mario Secco, el locuaz y duro alcalde de Ensenada. Aparte de ellos, quienes comparten intimidad con Cristina son Oscar Parrilli, su eterno asistente político, y algo con Carlos Zannini, con quien recompuso relación pero que no es la misma de cuando ambos compartían gestión en la Rosada y cenas en Olivos.
Luego de ellos, gozan de su confianza política su hijo Máximo y algunos dirigentes de La Cámpora: no mucho más. En las conversaciones con ellos y con otros intendentes fieles -como Verónica Magario y Francisco Durañona-, la ex jefa de Estado ha detallado algunos de los 12 puntos que ella confeccionó y que son los condicionantes para sellar una unidad en el peronismo, eje que postuló el último martes en un plenario de 20 alcaldes que conforman el grupo fiel de dirigentes con territorio.
Esos 12 puntos representan un compromiso a cumplir y además, un bloqueo a nuevas expresiones de lo que el núcleo duro K considera las “traiciones”: allí, enumeran a dirigentes como el diputado Diego Bossio -ex titular del ANSES con Cristina- y a Juan Manuel Abal Medina, senador nacional que hoy conforma el ala dialoguista en el Senado nacional, junto a Miguel Ángel Pichetto.
Ese “acta constitutiva” postula los siguientes ejes: una agenda programática que contemple no avalar las distintas formas de ajuste que el gobierno de Mauricio Macri “realizaría” en los próximos años, en caso de ganar Cambiemos la elección parlamentaria de este año. Además, los puntos contienen las siguientes condiciones: no votar un endeudamiento, no entregar el sistema previsional; es decir “NO” a todos los requerimientos de FMI. Y además, no votar nada que vaya en detrimento de la industria nacional o que ponga en peligro las fuentes de trabajo.
El detalle es el programa de condiciones que el sector cristinista postulará al sector de Aníbal Florencio Randazzo en busca de la unidad. Pero por el momento, en el campamento del ex ministro nadie ha recibido ese compendio de posturas políticas.
Además de esta “unidad de concepción para la unidad de acción” -frase que repite la ex presidenta- en el búnker K se discute en concreto sobre la candidatura de Cristina al Senado de la Nación, algo que la ex presidenta mantiene en una calculada indefinición y que se alargaría hasta el límite posible, que es el 24 de junio, día en que finaliza el plazo para la presentación de listas de precandidatos ante las juntas electorales partidarias.
En La Cámpora ya dan como un hecho que su conductora política competirá electoralmente para “enfrentar el ajuste de Macri”, como rezan varios de sus principales dirigentes. Pero la pregunta circula -en voz baja y con temor a que se conozca a sus autores- entre un par de intendentes aliados: “¿Qué pasa si Cristina gana la interna pero no pasa la general? ¿Tiene futuro político Cristina si no le gana a Esteban Bullrich?”, pregunta que incluye al actual ministro de Educación y seguro primer postulante a senador por Cambiemos en la Provincia mayor.
Mientras tanto, una Cristina asentada en la Ciudad de Buenos Aires sigue alimentando el misterio de su postulación, lo que le permite mantener la centralidad política, para gusto de sus seguidores y paradójicamente, también del Gobierno nacional, aferrado a un debate electoral contra la gestión pasada y su pesada herencia, y mover el foco de la marcha actual de la administración de la economía.