Una de las mejores sales del país se elabora a partir de la evaporación de agua de mar en las costas de Chubut.
Hace más de 8 años que Martín Moroni no utiliza sal refinada en su cotidianeidad. Él es uno de los responsables de la productora Sal de aquí, una fábrica de sal que obtiene su producto a partir de un hermoso proceso natural, físico, mineral y químico
Una sal que dan ganas de comerla, hacer silencio y contemplarla aun en su cajita, como si fuese el último trozo de mar sobre la tierra.
En 2011 comenzó a funcionar una planta que produce cristales de sal marina patagónica. Sal de aquí es prácticamente evaporación de agua de mar de playas vírgenes de Chubut. Sin agregados y seleccionadas artesanalmente.
Es una de mis sales preferidas que consumo hace un par de años.
En medio de este inestable otoño me encontré con Martín hace unos días en la feria Masticar, nos sentamos en una grada mientras tomábamos una cerveza belga y charlamos.
“Estamos intentando aportar a la discusión de la sal en el código alimentario, desde otra perspectiva. Nuestro producto tiene mucha menos carga de concentración de cloruro de sodio que la sal tradicional. Es necesario un debate serio”, cuenta Martín y muestra desde su teléfono una foto satelital de la costa de Chubut mientras tira un zoom y marca las zonas donde trabajan.
“Hay buenas sales que van apareciendo, es importante que haya otros jugadores así traccionamos todos en el mismo sentido”, agrega.
Una de las virtudes de esta sal frente a la clásica es su riqueza en oligoelementos.
Sal de Aquí es la primera productora de cristales de sal marina de Sudamérica. Desde la Patagonia, con paciencia de monje tibetano van militando este proyecto todos los días.
Se consigue de forma directa, o en algunas tiendas gourmet. Demás está decir que esos cristales se utilizan en cocinas de restaurantes muy importantes del país y todos los cocineros la bancan mucho.
Este producto cumple las reglamentaciones del Código Alimentario Argentino, además de contar con las habilitaciones del Registro Nacional de Elaborador (R.N.E) y del Registro Nacional de Productos Alimenticios (R.N.P.A.).
En abril de 2011 se inauguró la planta modelo en Trelew. El agua que utilizan proviene de Cabo Raso y la transportan en un camión cisterna .
Moroni y equipo han ido investigando durante varios años un método para obtener de esas costas salvajes patagónicas los cristales maravillosos de su producto.
El agua es trasladada durante más de 100 kilómetros y en la planta la filtran antes de evaporarla. A partir de una técnica muy cuidada consiguen cristalizar los minerales.
A medida que pasó el tiempo fueron desarrollando otros productos muy interesantes.
Sales ahumadas, con registros de wakame, un alga extraída de Puerto Lobo.
También con salicornia (planta muy de moda), obtenidas de lugares salvajes y aislados y además cristales con merken, producto increíble que elabora el lof mapuche de Esquel Nahuelpan.
Por si esto fuera poco han incursionado en el mundo de las salmueras, con agua de mar concentrada. Atravesadas por el ajo, las variantes son tomillo, salicornia y merken.
Gran producto gran. Una sal verdadera y profunda.
Diario Río Negro