Unos 130 países comenzaron hoy la última ronda de negociaciones para adoptar un nuevo tratado que prohíba las armas nucleares, una meta que pretenden alcanzar en un plazo de tres semanas.
Naciones Unidas, 15 jun (EFE).- Unos 130 países comenzaron hoy la última ronda de negociaciones para adoptar un nuevo tratado que prohíba las armas nucleares, una meta que pretenden alcanzar en un plazo de tres semanas.
Si no hay retrasos, los Estados participantes esperan aprobar esa ambiciosa convención internacional el próximo 7 de julio, el último día de la reunión que iniciaron este jueves en la sede de la ONU en Nueva York.
Hacerlo supondría culminar por la vía rápida un proceso que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó hace poco más de seis meses y que desde el inicio se ha encontrado con la oposición de las potencias atómicas y muchos de sus aliados.
Ninguno de los países que dispone de arsenal nuclear participa en las discusiones, pero ello no ha frenado al resto, que consideran que el mundo tiene un «imperativo ético» para actuar contra este tipo de armamento.
Así lo subrayó hoy la responsable de dirigir la negociación, la diplomática costarricense Elayne Whyte, en la apertura de las discusiones, que siguen a una primera fase celebrada el pasado marzo.
Tras ella, Whyte y su equipo presentaron un primer borrador, que será la base de las conversaciones de las próximas semanas.
«Al iniciar esta última fase de la conferencia tengo la certeza de que, con la voluntad política necesaria, podremos lograr el objetivo establecido», dijo hoy Whyte.
Esa meta es lograr un instrumento jurídicamente vinculante que prohíba las armas nucleares con vistas a su total eliminación
Ello incluye prohibir «el desarrollo, la producción, la fabricación, la adquisición, posesión o almacenaje de armas nucleares u otros artefactos explosivos nucleares», según el texto actual, que será revisado y ajustado durante los próximos días.
La fórmula elegida es la de una convención internacional, que sería vinculante para todos los países firmantes y que, para sus defensores, crearía un nuevo estándar en materia nuclear.
Los impulsores de esta iniciativa confían en que el tratado aumente el estigma de las armas nucleares y haga avanzar el desarme, incluso si las potencias atómicas no se unen por ahora.
«Esta convención prohibirá las armas nucleares bajo la ley internacional como un paso necesario hacia su completa eliminación. Ha llegado el momento de dar este paso histórico», dijo Beatrice Fihn, directora ejecutiva de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés).
Esa coalición ha sido una de las grandes impulsoras de la iniciativa, que con el respaldo de otras organizaciones como la Cruz Roja y de personalidades como el papa Francisco.
«El fin de las armas nucleares es matar indiscriminadamente a civiles por millones, incinerar ciudades enteras. Nadie cree que esto sea aceptable y estas armas no deben tolerarse», insistió Fihn en un comunicado.
Mientras tanto, los países con armas nucleares han optado por mantenerse al margen de las negociaciones y varios de ellos han avisado de que la nueva convención iría contra el enfoque progresivo del Tratado de No Proliferación Nuclear, bajo el que las potencias están comprometidas a reducir sus arsenales.
Según ese tratado, sólo están autorizados a tener armamento de ese tipo EE.UU., Rusia, China, Francia y el Reino Unido, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.
Además de ellos y al margen de ese acuerdo, también poseen armas nucleares la India, Pakistán, Israel y Corea del Norte.
Pese a los compromisos internacionales existentes para avanzar en el desarme nuclear, durante los últimos años el proceso se ha estancado y algunos países están hoy modernizando sus arsenales atómicos en lugar de reducirlos, tal como apuntó hoy la responsable de Desarme de Naciones Unidas, Izumi Nakamitsu. EFE