El vocero de la Armada Argentina, el capitán de navío Enrique Balbi, aseguró que la tarea de informar a la opinión pública sobre la desaparición del ARA San Juan fue el desafío «más difícil» que debió afrontar como oficial naval, y confesó haber sentido «un gran dolor» al asumir que no había posibilidades de supervivencia para los 44 tripulantes del sumergible.
«Comunicar lo sucedido a la opinión pública y a los familiares de los tripulantes significó la tarea más difícil que tuve que emprender como oficial naval y vocero de la fuerza, una tarea que hace cuatro años que ejerzo. Como submarinista, sentí un gran dolor por la suerte corrida por la tripulación del San Juan», lamentó Balbi.
El marino recordó que, en los primeros días del hecho, la Armada manejó la posibilidad de que pudiera haber sobrevivientes, pero que esa chance se desvaneció cuando la Organización del Tratado de Prohibición Compleja de los Ejercicios Nucleares, con sede en Viena, Austria, informó la detección de «una anomalía hidroacústica consecuente con una explosión» en la zona en la que navegaba el submarino.
«Perdimos contacto el día 15 y dos días después lo comunicamos a la prensa. Teníamos la esperanza de que el submarino se encontrara reposando en el fondo del mar. Pero cuando nos informaron la detección de una explosión el día 23 debimos asumir que no había posibilidades de sobrevida para los tripulantes. Fue algo muy duro», admitió el militar.
Balbi remarcó que la Marina procuró acompañar a los familiares de los tripulantes desde el inició de esta tragedia, y aportó que en estos días varios de ellos son informados sobre los trabajos de búsqueda en la Base Naval de Puerto Belgrano.
«El actual jefe de la Armada, vicealmirante José Luis Villán, concurrió a ver a cada familia para estar cerca de ellos y conocer sus necesidades. Actualmente, un hermano del cabo principal Alberto Arjona, tripulante del San Juan, participa de la búsqueda a bordo del aviso Islas Malvinas», apuntó el vocero.
El oficial superior de la Marina aseveró además que la fuerza «cuenta con recursos técnicos como para proseguir la búsqueda» del sumergible, más allá de lo que suceda con la participación de la unidades extranjeras que colaboran con el rastreo de la nave.
«La Armada dispone de recursos como para cubrir el área de búsqueda y hacer barridos en el fondo del mar con sondas acústicas. Más allá de lo que suceda con la participación de la unidades de otros países que se acercaron a colaborar, la fuerza nunca abandonará la tarea de dar con el San Juan», enfatizó.
Naves de varios países se sumaron a las tareas para dar con el ARA San Juan, pero tras el retiro del buque oceanográfico Atlantis, de la Marina de los Estados Unidos, el único navío extranjero que sigue en el Atlántico sur en la tarea de hallar a la nave siniestrada es el oceanográfico Yantar, de la Federación Rusa.
«Recibimos ayuda de varios países e incluso hubo mucha gente que se sumó a los esfuerzos de búsqueda, y eso es algo que valoramos mucho. En la actualidad los trabajos se llevan a cabo en un área de 430 kilómetros ubicada a la altura del Golfo San Jorge», detalló.
El capitán de navío agregó que para saber qué pasó con el submarino y sus 44 tripulantes «es necesario primero dar con la nave para poder realizar pericias». A propósito, explicó: «La verdad de lo que le sucedió al San Juan se conocerá cuando demos con la nave. Si podemos ubicarla en el fondo del mar y visualizarla, podremos tener elementos para acercarle a la Justicia y a la comisión investigadora que se formó en el Ministerio de Defensa. Esa es la forma de saber qué pasó».
La desaparición del sumergible de la Armada dio origen a una causa judicial a cargo de la magistrada federal de Caleta Olivia Martha Yáñez, en tanto que el Ministerio de Defensa formó una comisión de expertos para investigar el incidente, y en el el Congreso se votó la conformación de una bicameral que tendrá el mismo propósito.
«Las hipótesis que manejamos es que pudo haber una explosión por un cortocircuito o que la nave haya colapsado a raíz de la presión, al superar los 700 metros de inmersión. Si hubiera habido un ataque, habríamos hallado indicios en la superficie, como manchas de aceite o algún objeto perteneciente a la nave», aclaró.
En relación al estado del submarino, Balbi reiteró que la Armada «no envía al mar a ninguna nave que no esté en condiciones», y recordó que hacía dos años que el ARA San Juan estaba operable, tras ser sometido a una reparación general en función de sus 30 años de antigüedad.
«El San Juan estaba en operaciones desde hacía dos años y antes de que zarpara de Usuhaia no se había informado inconvenientes, y se había autorizado un plan de navegación, además de que se revisaron antes todos sus instrumentos, y estaban en condiciones», enfatizó.
Infobae con información de Télam