Cientos de pasajeros vieron sus vacaciones arruinadas cuando fueron obligados a permanecer 60 horas en sus cabinas por un virus de gastroenteritis. El barco zarpó de la ciudad australiana de Brisbane.
Helen Perry, de 57 años, fue una de las afectadas. La mujer contó que el virus lo adquirieron luego de zarpar del puerto de Wellington, en Nueva Zelanda.
«Quien sabe cuándo adquirí este virus, pero sospecho que fue una mujer. Estaba pálida y tosiendo todo el tiempo. Ella estaba afuera y recorriendo el crucero cuando ha debido estar aislada», dijo Perry a un diario australiano.
Perry, quien viajó con su esposo, contó que su habitación era limpiada y desinfectada dos veces por día. Y cuando empezó a sentirse un poco mejor le daban Coca Cola y galletas.
«Me sentía muy mal, pero no es la peor vez que me he sentido», dijo la mujer.
Según algunos reportes, a pesar de las cientos de personas enfermas, no todas las habitaciones fueron limpiadas y desinfectadas.
Perry dijo que muchos de los tripulantes se tomaron en serio lo que tenían y tomaron todas las precauciones del caso, «excepto algunos que no veían ningún punto en cuidarse».
A pesar que la mujer pasó casi tres días enferma en la habitación del crucero, aceptó que lo que le pasaba era parte de la vida.
«Pasé 60 horas en una hermosa cabina con una vista espectacular, esta ha sido la vez que más he disfrutado estar enferma», dijo.
Las autoridades australianas encontraron en las pruebas realizadas un norovirus que causó la enfermedad de los tripulantes.
El crucero Sea Princess, que pueda alojar unos 2 mil pasajeros, realizó un viaje desde Brisbane a Nueva Zelanda en las fiestas de Navidad y Fin de Año.
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