El esperado verano en Argentina está a punto de comenzar, trayendo consigo no solo temperaturas más elevadas y días más largos, sino también un profundo significado cultural y espiritual arraigado en la historia de nuestros pueblos.
Este año, el inicio de la estación estival se marcará con un preciso evento astronómico que transforma el cielo del hemisferio sur.
El inicio oficial del verano en Argentina se producirá este domingo 21 de diciembre a las 12:03, según la Hora Oficial Argentina (HOA), un dato precisado por el Servicio de Hidrografía Naval (SHN). Este momento exacto coincide con el solsticio de diciembre, el instante en que el Sol alcanza su mayor altura aparente sobre el horizonte al mediodía.
La palabra «solsticio», de origen latino, evoca la idea de «sol quieto», refiriéndose a esa percepción de que el astro se detiene antes de reanudar su lento recorrido. Como informó Canal 12 Web, a partir de ese instante, el hemisferio sur se zambulle en el período estival, caracterizado por jornadas extensas y una fuerte presencia solar.
Días largos y la danza del sol en el cielo argentino
El solsticio de verano nos regala el día más largo y la noche más corta del año, un fenómeno directamente ligado a la inclinación del eje terrestre que permite a nuestro hemisferio recibir la máxima cantidad de luz solar. Aunque el verano recién da sus primeros pasos, la duración de los días comenzará a disminuir lentamente desde este punto.
Este proceso gradual continuará hasta el equinoccio de marzo, momento en que día y noche volverán a equilibrarse, marcando el inicio del otoño. Mientras tanto, en el hemisferio norte, la misma fecha significa el comienzo del invierno, con su día más corto y su noche más extensa.
Tradiciones ancestrales: El verano y la espiritualidad indígena
Más allá de su importancia astronómica, el solsticio de verano posee una resonancia cultural y espiritual inmensa en Argentina, especialmente para los pueblos indígenas. A lo largo y ancho del país, comunidades originarias mantienen vivas ceremonias ancestrales vinculadas a esta fecha, que representa un momento de plenitud solar, crecimiento y renovación de la vida.
En el noroeste argentino, por ejemplo, pueblos quechuas y aymaras celebran con fervor el Kapak Raymi, conocida como la Fiesta Mayor del Sol. Integrantes de la comunidad Wilkipujio explican que el Kapak Raymi simboliza el tiempo en que la vida comienza a germinar con mayor fuerza, un momento de profunda gratitud a la energía vital del sol.
En estas ceremonias, realizadas en cerros y otros espacios sagrados, se llevan a cabo rituales de agradecimiento a la Pachamama, bautismos, casamientos, imposición de nombres y la presentación de niños y jóvenes ante el sol, como un símbolo de continuidad y compromiso con la comunidad y sus legados.
Estas celebraciones no solo son una forma de preservar valiosas tradiciones, sino que también refuerzan el vínculo inquebrantable entre la naturaleza, la identidad cultural y los ciclos eternos que pautan el paso del tiempo en nuestra tierra.




