Todos los años, el primer martes de mayo, se celebra el Día Mundial del Asma. Esta fecha fue concebida hace 20 años con el sentido de concientizar a la población general del gran problema que dicha enfermedad genera a nivel mundial y cuáles son las repercusiones locales de la misma.
Además, tiene como objetivo alentar a quienes la padecen para que adopten conductas que les permitan tener su patología bajo control, llevando una vida saludable sin limitaciones.
Se trata de una enfermedad crónica que provoca inflamación y estrechamiento de las vías que conducen el aire a los pulmones. Los síntomas pueden manifestarse varias veces al día o a la semana, y en algunos casos empeoran durante la actividad física o por la noche. Las causas fundamentales del asma no están completamente dilucidadas pero los principales factores de riesgo son la combinación de una predisposición genética con la exposición ambiental a sustancias y partículas inhaladas, como alérgenos dentro de las viviendas, el humo del tabaco, irritantes químicos o la contaminación atmosférica.
El asma es una de las principales enfermedades no transmisibles y representa un importante problema de Salud Pública, tanto en países desarrollados como en desarrollo.
Según estimaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud):
* 235 millones de personas en el mundo tienen asma.
* Es la enfermedad crónica más frecuente en los niños.
* El asma está subdiagnosticado y en muchos casos no tienen tratamiento, afectando la calidad de vida y la capacidad de realizar actividades cotidianas.
* A nivel mundial esta enfermedad genera alrededor de 383 mil muertos por año, la mayoría de ellas en adultos mayores.
* Más del 80% de las muertes por asma en el mundo se registran en los países de ingresos bajos o medios-bajos.
¿Qué pasa en la Argentina?
En nuestro país la prevalencia de asma alcanza cerca del 6% de la población. No obstante, si se toma una definición más amplia como el Asma diagnosticada por médico, el porcentaje se ubica en 9,5%, es decir 1.383.621 habitantes, según la primera Encuesta Nacional de Prevalencia de Asma (2015).
Según los datos obtenidos tras esta primera encuesta, los ataques de asma se dan con mayor frecuencia en invierno (55%) y en primavera (48,8%). Además, el 55% de las personas que dicen haber tenido una crisis de asma solicitaron atención en un servicio de urgencia y el 23% fue internado. Un dato muy llamativo, es que menos de la mitad de las personas (el 46,8%) que dicen tomar medicación para el asma, la ingieren sólo cuando tienen síntomas. Esta enfermedad ocasiona más de 15.000 hospitalizaciones por año en hospitales públicos de todo el país.
Lo que debemos saber sobre el asma
Aunque no se puede curar, el asma se puede controlar con un diagnóstico y tratamiento adecuados, por tanto los pacientes pueden disfrutar de una buena calidad de vida. Pero solo el tratamiento farmacológico no alcanza para controlarlo, también es importante que se identifiquen y se eviten sus desencadenantes (estímulos que irritan e inflaman las vías respiratorias, gatillando los síntomas). Por otra parte, la actividad física SIEMPRE beneficia a dichos pacientes, y debe ser uno de los pilares del tratamiento.
No todas las personas con asma reciben el mismo tratamiento, éste varía en función de la gravedad de la enfermedad. Los pacientes con síntomas persistentes deben tomar diariamente medicamentos a largo plazo, para controlar la inflamación subyacente y prevenir los síntomas y las exacerbaciones. Por estos motivos, es importante que cada paciente conozca las características de su enfermedad y que puedan reconocer los síntomas de empeoramiento (exacerbación), para actuar precozmente en su manejo.
El tratamiento adecuado de la enfermedad y el manejo de los factores sociales y ambientales que la complican redunda en un control del problema, una reducción de la frecuencia y gravedad de las crisis y una mejoría en la salud y calidad de vida de los enfermos.
Por Dr. Ariel Blua
Coordinador de la Sección Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria. Jefe de Servicio de la Unidad de Enfermedades Respiratorias en el Hospital Privado Universitario de Córdoba.