La decisión del Tribunal Oral en lo Criminal de la ciudad fueguina de Río Grande de no tipificar como “violencia de género” el ataque de un joven a su pareja, a quien le desfiguró el rostro con un cuchillo, generó este lunes la reacción de referentes del colectivo feminista de Tierra del Fuego.
Sebastián Jara, de 23 años, fue condenado el último viernes a tres años de prisión por el delito de “lesiones graves”, luego de comprobarse judicialmente que el 13 de mayo de este año, en la localidad de Tolhuin, golpeó a su concubina, Mariana Varela, primero con una botella en la cabeza, luego con patadas en todo el cuerpo, y finalmente le cortó el rostro con un cuchillo.
La joven sufrió la fractura de una de sus manos, hematomas y heridas en distintas partes del cuerpo, y un corte en la cara que le dejó una cicatriz.
El fiscal del caso, Pablo Candela, pidió en su alegato una condena de cuatro años de prisión y encuadró lo sucedido dentro del agravante de “violencia de género”.
Sin embargo, al dictar el veredicto, los jueces Juan José Varela, Daniel Borrone y Eduardo López desestimaron esa calificación y solo mantuvieron la de lesiones, al entender que el acusado actuó bajo un estado de “emoción violenta” por haber encontrado a su pareja manteniendo relaciones sexuales con un hermano del agresor.
Si bien los fundamentos de la sentencia recién se conocerán el próximo viernes, el fallo generó diversas reacciones entre referentes feministas de la provincia.
“Estamos en un momento de ebullición, atravesando un cambio de paradigma que pone en jaque la configuración de las relaciones entre mujeres y hombres en todos los ámbitos. La sociedad le está diciendo a las instituciones estatales que no hay más tolerancia para la asimetría entre los géneros. Pero las instituciones reaccionan con fallos como el Lucía Pérez o como este de Mariana”, evaluó Luz Scarpati, integrante del colectivo de periodistas con perspectiva de género de la provincia, en dialogo con Télam.
Según Scarpati, de la falta de respuestas de la Justicia surgen los movimientos como el “Mirá cómo nos ponemos” impulsado por las actrices y se generan escraches para poner de relieve “la naturalización de la violencia machista”.
“El Poder Judicial, que reviste vestigios de monarquía, se vuelve dogmático y no recoge los nuevos consensos sociales”, afirmó la referente feminista.
Por su parte Natalia Caso, otra comunicadora con perspectiva de género de Ushuaia, sostuvo que el fallo judicial de Río Grande es la respuesta más acorde “para los que después preguntan por qué marchamos y por qué les reclamamos”.
Un dato llamativo del juicio fue que la propia víctima salió en defensa de su atacante, al declarar en una de las audiencias que se trató de un “arranque emocional” de su pareja, y que “si bien no justifico lo que hizo, me pongo en el lugar de él”.
Fuente: Diario Jornada