El organismo regional de las Naciones Unidas dio a conocer su último informe económico del año, el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2018.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) dio a conocer sus proyecciones para 2019, que se avecina como un año con mayores incertidumbres económicas para la región, cuyas economías se expandirán en promedio 1,7%. La cifra es levemente inferior a la informada por la CEPAL en octubre pasado (1,8%), mientras que la estimación para el presente año (2018) también fue reducida ligeramente a 1,2% (desde el 1,3% señalado en octubre).
En este marco, las estimaciones de CEPAL prevén que América Central (excluido México) crezca 3,3% en 2019, América del Sur 1,4% y el Caribe 2,1%. A nivel de países, la isla caribeña de Dominica encabezaría el crecimiento regional, con una expansión de 9,0%, seguida por República Dominicana (5,7%), Panamá (5,6%), Antigua y Barbuda (4,7%) y Guyana (4,6%).
Otro de los datos interesantes del relevamiento indica que, en materia de política fiscal, en 2018 se profundizó la consolidación y el proceso de ajuste fiscal llevó a una reducción del déficit primario (del 0,7% del PIB en 2017 al 0,6% del PIB en 2018), aunque acompañado de un pequeño aumento de la deuda pública.
“El mayor riesgo para el desempeño económico de la región de cara al 2019 sigue siendo un deterioro abrupto de las condiciones financieras para las economías emergentes”, agrega el reporte.
En el marco de la presentación del informe, la Secretaria Ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, pidió políticas públicas para fortalecer las fuentes de crecimiento y hacer frente al panorama de incertidumbre a nivel global”.
“Es necesario fortalecer el papel activo de la política fiscal de la región en materia de ingresos y gasto. En este sentido es fundamental reducir la elusión y evasión fiscal y los flujos financieros ilícitos. Conjuntamente, hay que fortalecer los impuestos directos y también los impuestos de tipo saludables y verdes. Por el lado de los gastos, para estabilizar y dinamizar el crecimiento es necesario reorientar la inversión pública a proyectos con impacto en el desarrollo sostenible, con énfasis en las asociaciones público-privadas y en la reconversión productiva, nuevas tecnologías y la inversión verde. Todo esto resguardando el gasto social, sobre todo en períodos de desaceleración económica de forma que este no se vea afectado por ajustes”, añadió.
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