Quienes lo conocen bien lo vieron más enojado que nunca. “Estoy caliente, por si no lo notaron, con la mentira, con los que buscan el atajo y la solución mágica”, dijo el presidente Mauricio Macri en el inicio de sus veinte minutos de discurso ante el gabinete ampliado, esta mañana en el CCK.
“Ahora algunos dicen que esto se arregla creciendo. ¿Y quién no quiere crecer? ¿Quién no quiere crecer?”, repitió en tono dramático, y en respuesta al exministro Roberto Lavagna, que lo había desafiado a crecer “un 9 por ciento anual” como durante el gobierno de Néstor Kirchner.
Según publica diario La Nación, el enojo presidencial duró un par de minutos, aunque el énfasis lo acompañó el resto de sus veinte minutos de discurso fueron empleados en una arenga “motivacional” sobre los logros del Gobierno. “Hay que aprender a remar en bote, y no ir a upa”, afirmó, en relación a la “dependencia” del Estado.
“Así como estoy enojado, estoy esperanzado. Todos los días pasa algo que nos motiva a seguir con el cambio”, dijo el Presidente. Y enumeró: la “tranquilidad” de los argentinos por medio de “volver a prestigiar” a las fuerzas de seguridad, que han vuelto a sentirse orgullosos de “defender” a los ciudadanos.
“Hemos recuperado el espíritu de cuerpo, y los jueces de a poco le están haciendo sentir a los argentinos que están velando por la tranquilidad de sus familias”. También se refirió a los exportadores de ajo que le elogiaron la simplificación de trámites, los madereros, los puertos de la Mesopotamia, las recientes pruebas de lengua en las que se evidenciaron mejoras en los alumnos. “Más allá de los que putean, la mayoría de los docentes dicen otra cosa”, afirmó, en crítica a los gremios docentes.
Allí, el Presidente mostró sus medias. “No me equivoqué, no estoy loco”, bromeó, al mostrar que se había puesto una de cada color por el día del síndrome de down. Y habló de la diversidad, “que es algo maravilloso”.
Lo escuchaban en primera fila los ministros, con una excepción: el secretario de Cultura, Pablo Avellutto, que llegó unos minutos tarde y escuchó al Presidente sentado en la escalera. “Todos esos predicadores de la resignación, les digo que no es verdad lo que dicen. Acá pasan cosas realmente importantes”, arengó.
El final fue con un largo aplauso llegó después de la arenga final: “En el G-20 nos felicitaron, nos dijeron bienvenidos al mundo, pero sigan, no vuelvan a buscar un atajo. Nosotros estamos convencidos, no hay otra forma de persistir (…) estamos acá por el amor, amamos este lugar y queremos ayudarlo a encontrar su lugar. Por acá vamos hacia el futuro!”, dijo con tono de predicador.