En apenas un minuto en internet se hacen más de 3,8 millones de búsquedas en la web; se envían más de 29 millones de mensajes de WhatsApp, 156 millones de mails y 350 mil tuits. Ese mar de información que hoy es parte de nuestro cotidiano surgió de la mano de Tim Berners-Lee hace escasos 30 años.
En apenas tres décadas se revolucionó el mundo de la información, se aceleraron los tiempos, surgieron nuevos modelos de negocios y, en algún punto, se achicaron las distancias. Se resignificó el «aquí» y el «allá». Cosas que suceden en un contexto donde los datos vuelan y la información se viraliza.
El 12 de marzo de 1989 escribió su primera propuesta sobre cómo debería ser la arquitectura de la web. En ese entonces trabajaba en el CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear, que tiene su sede en Suiza.
Unos cuantos años antes, en 1980, ya había propuesto instrumentar un proyecto basado en el hipertexto para facilitar la forma de compartir la información entre los investigadores. Junto con su grupo crearon el Lenguaje de Etiquetas de Hipertexto o HTML; el Protocolo de Transferencia de Hipertexto o HTTP y el sistema de localización de objetos o URL.
La web surgió de la idea de combinar el HTTP, el protocolo de comunicación que permite la transferencia de información; y el HTML, el lenguaje marcado para la generación de páginas.
Así nació, en marzo de 1989, la primera propuesta para construir la red de redes o la web. Pero en ese entonces no tuvo la repercusión esperada. Recién un año más tarde Berners-Lee presentó, junto con su colega Robert Cailliau, una revisión a la propuesta original.
Se desarrolló el primer navegador con NEXTSTEP, llamado WorldWideWeb y el primer servidor web, en el CERN. La propuesta recibió el visto bueno y el 6 de agosto de 1991 se vio online la explicación sobre la naturaleza de la web. En esa primera página de internet se explicó cómo generar un navegador y establecer un servidor web. Fue el comienzo de una nueva era. En 1995 ya había 200 servidores y el resto, es historia.
Desde un comienzo, Berners-Lee fue defensor de la naturaleza libre y gratuita de la web. En 1994 organizó el Consorcio W3C, con sede central en el MIT, que aún hoy dirige y que surgió con la idea de estandarizar la tecnología que nutre la web.
Hoy el W3C tiene más de 350 miembros y centros en Alemania, Australia, Austria, China, Corea del Sur, España, Finlandia, Grecia, Hong Kong, Hungría, India, Israel, Italia, Marruecos, Suecia y Reino Unido e Irlanda .
Berners-Lee, que es británico y nació el 8 de junio de 1955, obtuvo numerosas distinciones a lo largo de su trayectoria profesional. Entre ellas, en 2017 recibió el Premio Turing. Además, es parte del Salón de la Fama de Internet en la Internet Society, obtuvo el Premio de Asturias y es miembro honorífico de la Royal Society of Arts.
El plan para reinventar la web
En el último tiempo, Tim Berners-Lee se mostró preocupado por las filtraciones de datos y los usos que se dan a la información personal de los usuarios, así como la desinformación y los discursos de odio que abundan en las redes.
Ante este panorama, el padre de la web presentó el año pasado una iniciativa llamada Contrato para la web, que apunta a que gobiernos, ciudadanos y compañías trabajen en conjunto para asegurar la libre circulación de información, cuidado de la privacidad de los usuarios.
La iniciativa cuenta con el apoyo de medio centenar de agrupaciones, gobiernos y empresas entre las que se destacan Google y Facebook. Según explicó Berners-Lee en su entonces, los detalles del acuerdo se darán a conocer en mayo de este año.
Infobae