El Fondo Monetario Internacional ( FMI ) liberó un giro de unos US$ 10.870 millones y aprobó los últimos ajustes en el plan económico anunciados por el Gobierno para controlar la volatilidad cambiaria y apuntalar la lucha contra la inflación, a la espera de que la economía salga del pozo en el que cayó tras la corrida desatada hace casi un año.
Pero la directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, dijo que para alcanzar las metas fiscales acordadas para este año será «crítico» que el Gobierno actúe con «prudencia» en la ejecución del gasto, y tome medidas para «incrementar los ingresos fiscales a fin que la posición fiscal de 2019 llegue al balance primario».
«A la luz de un nivel inferior al esperado del ingreso tributario en el primer semestre del año, será crítico actuar continuamente con prudencia en la ejecución de los planes de gasto y tomar otras medidas para incrementar los ingresos fiscales a fin que la posición fiscal de 2019 llegue al balance primario. Es necesario redoblar los esfuerzos por mejorar el marco fiscal a mediano plazo y la gestión de deuda», señaló Madame Lagarde, según un comunicado del FMI.
«Es necesario redoblar los esfuerzos por mejorar el marco fiscal a mediano plazo y la gestión de deuda», agregó.
La jefa del Fondo indicó además que el plan está «dando fruto», y señaló que hay «indicios» de que la recesión ha tocado fondo y que habrá una recuperación gradual en los próximos trimestres. Pero advirtió que las expectativas de inflación «están aumentando», y que la inercia inflacionaria resulta difícil de quebrar.
«Las políticas de las autoridades que sustentan el acuerdo respaldado por el FMI están dando fruto. El elevado déficit fiscal y en cuenta corriente -dos grandes vulnerabilidades que condujeron a la crisis financiera el año pasado- están disminuyendo», indicó Lagarde. «La actividad económica se contrajo en 2018, pero hay indicios de que la recesión ha tocado fondo, y se espera una recuperación gradual en los próximos trimestres. Sin embargo, la inflación sigue siendo elevada; las expectativas inflacionarias están aumentando y la inercia inflacionaria resulta difícil de quebrar», agregó.
El desembolso aprobado por el Fondo, el primero de un colchón de más de US$ 21.000 millones que el Gobierno espera terminar de recibir antes de las elecciones, aportó un respaldo crucial para financiar el presupuesto y mantener la paz cambiaria durante la campaña, una de las prioridades de la Casa Rosada.
El board del Fondo revisó las últimas proyecciones del jefe de la misión argentina del Fondo, el economista italiano Roberto Cardarelli, y dio el luz verde final a las últimas medidas acordadas entre el staff del organismo y el Ministerio de Hacienda y el Banco Central, incluida la subasta diaria de dólares por US$ 60 millones por parte del Tesoro, que comenzarán este mes, y el mayor margen para aumentar el gasto social este año. El encuentro duró aproximadamente una hora y media.
En el Gobierno aguardan los dólares del Fondo -que llegarán la semana próxima- para comenzar a poner paños fríos sobre el dólar. La inyección de divisas ayudará a dejar atrás un marzo signado por la volatilidad en el tipo de cambio, que hoy volvió a rozar los $45, y una seguidilla de datos nefastos que pusieron en cifras el duro golpe que ha asestado la crisis económica.
La pobreza, la vara con la cual el presidente Mauricio Macri pidió juzgar su gestión, trepó al 32 por ciento el año anteriory alcanzó a casi 13 millones de personas, unas 2.650.000 más que antes de la corrida cambiaria que se desató en abril último.
Nuevas proyecciones
Tras la aprobación del Directorio a la última revisión de Cardarelli, el Fondo liberará el último informe del staff sobre la Argentina, que incluirá las últimas proyecciones del organismo sobre la economía, un análisis sobre la marcha del programa y los detalles de las últimas medidas. El FMI ha dicho que el plan está funcionando y ha hecho especial hincapié en mantener firmeza en la implementación del programa.
En diciembre último, Cardarelli y su equipo estimaron que la inflación de este año sería del 20,2%, y el producto bruto caería un 1,7%, si bien comenzaría a transitar una recuperación gradual a partir de este trimestre. El FMI ya había anticipado a principios de año que elevaría su proyección de inflación.
Esta última revisión del Fondo quedó signada por las críticas de economistas al esquema de bandas cambiarias que implementó el Banco Central, que maniató a la autoridad monetaria para comprar o vender dólares dentro de la llamada «zona de no intervención», pero, también, por las primeras dudas concretas respecto del cumplimiento de las metas fiscales.
Esas dudas quedaron ahora confirmadas con el nuevo pedido por un mayor ajuste de Lagarde, que confirmó las preocupaciones en el frente fiscal por un desempeño de la recaudación fiscal más flojo al anticipado.
El Gobierno debe equilibrar este año sus gastos e ingresos antes del pago de los intereses de la deuda. Cardarelli había dichjo en su último comunicado que, para alcanzar esa meta, bautizada «déficit cero», será necesaria «una mayor restricción» en el gasto. Ni el Gobierno ni el Fondo han especificado cuál es el monto que debe tener esa reducción adicional. Y la frase de Lagarde ahora sugiere un cambio en la estrategia, con foco en la recaudación.
El Gobierno también abrió la posibilidad esta semana de modificar algunas de las metas trimestrales previstas en el programa por la «debilidad en la recaudación», aunque revalidó su compromiso con alcanzar el equilibrio fiscal para fin de año.
LaNacion