Al menos 15.000 hijos de refugiados sirios corren el riesgo de quedarse en la calle en Líbano, porque las autoridades preven demoler los refugios improvisados por sus padres, advirtieron este martes.
En abril, las autoridades concedieron a los refugiados sirios hasta el 9 de junio para que demolieran cualquier vivienda que no se hubiera construido con tablas de madera o láminas de plástico en la región de Aarsal, fronteriza con Siria en guerra.
En esta zona del noreste de Líbano, más de 5.000 estructuras de hormigón están afectadas, según una declaración emitida por tres organizaciones internacionales de ayuda humanitaria -Save the Children, World Vision y Terre des Hommes- que piden al gobierno que dé marcha atrás.
«Para un niño que apenas se alimenta, y que a menudo no va a la escuela, perder una casa es extremadamente traumático», lamentó Piotr Sasin, de la ONG suiza Terre des Hommes (Tierra de Hombres).
«La demolición de muchas de estas casas podría conducir a la destrucción de las redes de saneamiento y abastecimiento de agua, lo que pondría a los niños y niñas en una situación de alto riesgo de contraer enfermedades», continuó diciendo.
Con una población de cuatro millones de habitantes, Líbano acoge entre 1,5 y 2 millones de sirios, incluido un millón registrados como refugiados ante la ONU.
Huidos de la guerra que empezó en 2011, más de la mitad de sirios registrados en Líbano viven, según la ONU, en condiciones de «extrema pobreza».
EcoDiario