La zona que rodea la central nuclear en el norte de Ucrania sigue siendo inhabitable, pero una pequeña parte se abrió a los turistas. Denuncian que los visitantes se toman selfies y roban objetos abandonados.
En los últimos meses, estos buscaron sobre todo las localizaciones vistas en la serie -rodada en su mayor parte en Lituania-, lamenta un guía oficial del lugar, Ievguen Goncharenko. «No necesitan información, solo quieren hacerse selfies», añade.
Oleksandr Sirota, director del Centro Público de Información de Chernobyl, asegura que algunas agencias de viaje venden ahora la visita a Chernobyl como «comida chatarra», es decir, como una experiencia turística rápida y de fácil acceso. Y la tendencia se mantendrá, pues el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, firmó un decreto en julio destinado a alentar el desarrollo turístico del lugar.
Louis Carlos, un turista brasileño de 27 años, no sabía nada de Chernobyl antes de ver la serie de HBO. Esta «fue la que me motivó a venir a Ucrania», asegura. «Si la gente viene aquí para entender lo que ocurrió e intentar aprender, es algo bueno», defiende, mientras un amigo le saca una foto delante de la central. Algunas agencias de viaje ucranianas ya adaptaron su oferta para enseñar a los turistas lugares clave de la serie, al tiempo que proponen otras actividades, como hacer kayak en los ríos situados en los alrededores de la zona de exclusión.
No obstante, no hizo falta esperar la aparición de la serie para que el número de turistas explotara. De 50.000 en 2017, el número de personas que visitaron Chernobyl saltó a 72.000 en 2018. La asociación de turoperadores de la región espera que en 2019 sean 100.000.
Ievguen Goncharenko dice que en el pasado ya hubo alzas bruscas de visitantes. La primera fue en 2012, tras la aparición de la película estadounidense «Terror en Chernobyl » («Atrapados en Chernobyl «, en España). La segunda, en 2014, cuando el sitio se incluyó en el videojuego «Call of Duty 4». «A veces, la gente que venía por el videojuego preguntaba en serio donde se podía ver a los mutantes», recuerda.
En las semanas posteriores a la aparición de » Chernobyl «, en la primera boreal, arreciaron las críticas contra los visitantes que publicaban en Internet fotos tomadas en Prípiat, la ciudad fantasma evacuada tras la explosión.
Craig Mazin, creador de la serie, se vio obligado a expresarse en Twitter. «Si visitan (Chernobyl), por favor, recuerden que ahí tuvo lugar una terrible tragedia. Compórtense con respeto por todos aquellos que sufrieron y se sacrificaron». Iaroslav Iemelianenko, presidente de la asociación de guías de Chernobyl, prefiere pensar en los aspectos positivos. En su opinión, Chernobyl debería presentarse como un lugar en el que Ucrania logró superar un trágico accidente, a pesar de todo. «Hay que promoverlo, hablar de ello, atraer a la gente», defiende.
Algunos turistas, como Jan Mavrin, aseguran haber acudido para recordar a quienes perdieron la vida. «Hay que mostrar una especie de respeto por este tipo de sitios», dice este joven esloveno, tomando una foto de una gran rueda abandonada en Prípiat. «Hay que ser modesto, no solo pasearse por los alrededores recopilando cosas», añade.
Pues los visitantes, tanto los que siguen los circuitos oficiales como los que entran ilegalmente, suelen llevarse de recuerdo objetos que toman ilegalmente. «Ni siquiera nosotros, los originarios de Prípiat, nos permitimos sacar nuestras propias cosas de aquí», explica Oleksandre Sirota, del centro de información. «Nos sorprende cuando los vemos en eBay».
Sirota dice que le «cuesta imaginar» las consecuencias del proyecto gubernamental para el desarrollo turístico de Chernobyl, y considera que la capacidad de acogida es limitada. «No tenemos ninguna experiencia sobre en qué puede convertirse».